Cómo llegué a saberlo
Orar
Cuando tenía quince años de edad, a través de un video sobre Jesucristo, empecé a tener el deseo de acercarme a Él. Empecé a leer la Biblia para aprender sobre el Evangelio.
Sin embargo, no sabía a qué iglesia unirme porque no sabía cuál era la correcta. El hecho de no ir a una iglesia y de rodearme de personas con las mismas creencias que yo me dificultó mucho el aprendizaje del Evangelio, y no sabía cómo tener una constancia para guardar Sus mandamientos.
Cuando cumplí dieciocho años oré con todas las fuerzas de mi corazón para que el Señor me mostrara el camino que debía seguir. No sabía cómo hacerlo y no podía hacerlo solo. En mi oración le dije al Señor que estaba dispuesto a pagar el precio sin importar lo que Él requiriera de mí, simplemente quería librarme de mis pecados y cambiar mi vida.
Al día siguiente, para mi sorpresa, vino a mi casa mi tío Mariano. Mientras charlábamos me dijo que se había bautizado un mes antes en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Me había comentado que en sus deseos de compartir el Evangelio de Jesucristo con alguien más siempre se le venía a la mente mi nombre.
Sin dudarlo acepté recibir las charlas con los misioneros. Oré al Señor para saber de estas cosas y recibí una respuesta que hasta hoy la atesoro en mi corazón. Acepté el desafío de los misioneros de bautizarme y, luego de dos semanas, entré en las aguas del bautismo.
Un año después de mi bautismo serví en una misión de tiempo completo en la Misión Brasil Recife.
Hoy me encuentro casado y con un hermoso hijo de ocho meses.
Testifico que nuestro Padre Celestial nos conoce, conoce nuestros pensamientos y más profundos deseos. Sé que Él está deseoso de responder nuestras oraciones. Sé que esta es la única Iglesia verdadera sobre la faz de la tierra y que Jesús el Cristo es quien la dirige a través de un profeta.