2021
Llevar las cargas los unos de los otros
Julio de 2021


Mensaje del Área

Llevar las cargas los unos de los otros

Imagino que el cielo debió estar despejado y su color azul intenso debió verse hasta el horizonte. El lugar tendría una vegetación paradisíaca, con el verde vivo adornando en todas direcciones y mostrado sus hojas de todas las formas y tamaños. El agua que corría debió ser transparente cual cristal y con la frescura típica del agua que corre entre rocas a la sombra de árboles. Un lugar así tendría un nombre que estuviera a la altura de tan hermoso paisaje, y así fue, porque su nombre era el paraje de Mormón y las aguas de Mormón, que traducido quiere decir “más bueno”1.

A pesar de lo bello del lugar, lo que más llenó el corazón de los allí presentes, a tal punto de batir las manos de gozo, fue la invitación de Alma padre, al decirles que si estaban dispuestos a llevar las cargas los unos de los otros, llorar con los que lloran y consolar a los que necesitan consuelo, entonces ¿qué les impedía bautizarse como testimonio ante el Señor?2.

Tal vez el recuerdo que tengamos de nuestros propios bautismos no esté adornado por la belleza natural del paraje de Mormón, pero sí está acompañado del gozo y la responsabilidad de cumplir la promesa tal como aquel día en las aguas de Mormón.

Llevar las cargas los unos de los otros brinda una forma de medir nuestro cambio de corazón y nuestro cumplimiento del convenio bautismal. El Señor, con quien concertamos este convenio, pondrá en nuestro camino, y en especial a través de Su Iglesia, una serie de oportunidades de cumplir esta divina responsabilidad de ayudarnos mutuamente.

El presidente Russell M. Nelson dijo: “Una característica distintiva de la Iglesia verdadera y viviente del Señor será siempre un esfuerzo organizado y dirigido a ministrar a los hijos de Dios individualmente y a sus familias. Puesto que esta es Su iglesia, nosotros, como Sus siervos, hemos de ministrar a la persona en particular, tal como Él lo hizo. Ministraremos en Su nombre, con Su poder y autoridad, y con Su amorosa bondad”3.

Una de las oportunidades de ministrar con poder y amorosa bondad que mencionó el presidente Nelson se presentó entre los hermanos y hermanas del Barrio Sajonia, Estaca Asunción.

Ellas lo relatan así: El lunes 7 de febrero a las 6:45 am, la hermana Victoria, quien se dedica a cocinar y vender milanesas, empanadas, sándwiches, jugos y da de comer en su pequeño comedor, sufrió un accidente tras caer sobre el sartén un paquete que estaba en un estante e hizo que ella cayera al suelo y el aceite caliente se derramara sobre su mano izquierda, causándole una grave quemadura. La hermana relató que al caerse sintió que algo le estiraba la cabeza hacia atrás, salvándola de que el aceite le cayera en la cara. Del susto y el dolor que sentía gritó por auxilio, pero nadie acudió, entonces llamó al hermano Marcelo quien acudió enseguida a darle los primeros auxilios y luego le ayudó a limpiar el aceite derramado, ya que la hermana vive con dos hijos pequeños. Ella debía seguir con el negocio ese día por lo que tuvo que continuar trabajando a pesar del dolor.

Adalberto, un hermano que suele frecuentar el comedor, le ayudó esa mañana a terminar de freír las empanadas que faltaban. Ese fue el día que más vendió, al punto de vender todo lo que ella ya había preparado desde la madrugada.

La Sociedad de Socorro creó un grupo de WhatsApp donde surgió la idea de elaborar un calendario de servicio, y así las hermanas se anotaron por día y hora para ir a su casa a ayudarle con el negocio. La mamá de un amiguito de su hijo le ayudó a preparar el jugo para el día siguiente, hermanas asistieron con medicamentos, ya que una de ellas es licenciada en enfermería. Un miembro del obispado le dio una bendición de salud y las hermanas asistieron por turnos a ayudar a Victoria. Una hermana colaboró para que ella y sus hijos recibieran almuerzo todos los días; el envío de estos almuerzos lo realiza otra hermana. Las hermanas mayores, para no salir de sus casas, ayudaban desde sus hogares cortando la carne para las milanesas y luego se las enviaban. Hay hermanas que le ayudaron llevándole alimentos u otras cosas para los niños.

La hermana Victoria compartió: “Al igual que el Salvador está con nosotros, al tenerlo en nuestra vida y corazón, puedo sentir cómo Su amor se refleja en cada hermana al servir, ya sea física como espiritualmente. Un mensaje, una palabra de aliento, las oraciones que dan para mí son tan grandes. Estoy tan agradecida con cada una por ese amor que se ve reflejado al amar al Salvador, las quiero mucho y agradezco cada oración y ayuda que me han brindado”.

Tal como esta historia, hay muchas otras que ocurren a diario, como cuando la hermana Yolanda del Barrio Luque 1 ministró a Lesly durante su proceso de conversión, creando así una amistad que le trajo felicidad al ver cada paso de crecimiento de su nueva amiga; o como la hermana Nidia de la Rama Benjamín Aceval, al ministrar con amor y paciencia a la hermana Cintia, quien cargaba con el pesar de perder un embarazo por tercera vez consecutiva.

De experiencias como estas entendemos por qué los que acudieron a Alma padre batieron las manos con gozo y concertaron un convenio con Dios, convenio que incluía llevar las cargas los unos de los otros. El cumplimiento de este convenio siempre traerá una doble bendición, bendecirá al que ministra y al ministrado.

Que ministremos a nuestros hermanos y el Señor nos llenará de gozo y las bendiciones prometidas para todos los que cumplen el convenio realizado en las aguas del bautismo. Es mi oración, en el nombre de Jesucristo. Amén.

Notas

  1. Citado en Manual de Instituto del Libro de Mormón, capítulo 48.

  2. Mosíah 18:8–10.

  3. Russell M. Nelson, “Ministrar con el poder y la autoridad de Dios”, Liahona, mayo de 2018, pág. 69.