Voces de los Santos
Continuamos testificando
Una experiencia espiritual que tuve en la misión fue cuando aprendí más sobre mi testimonio del Libro de Mormón.
Un hermano en su testimonio compartió Alma 38, donde el hijo de Alma fue perseguido por personas que no querían que él predicara la palabra de Dios, y eso me impactó porque como misioneros muchas veces las personas nos rechazan.
De todos modos, seguimos compartiendo el Evangelio, porque sé que en algún momento pueden tener una pregunta que quizás nosotros podamos responder mediante la guía del Espíritu Santo y ayudarlos a cambiar sus vidas.
Antes de volver a mi hogar por la pandemia, conocimos a un hombre que nos decía cosas a fin de ofendernos en cada intento que hacíamos para hablar con él. Así continuó rechazándonos por tres semanas, hasta que la última vez que lo vimos, al vernos, preguntó: “¿por qué no pararon de visitarme si ya saben que Dios no me quiere y la vida siempre va a ser difícil con Él?”.
Esa pregunta me gustó mucho porque recordé que en Alma 34 habla sobre el propósito de la vida. Le explicamos que si aceptamos a Dios y Su evangelio, podemos ser felices y ver las bendiciones que Él tiene para nosotros.
Pasaron unos días de continuar con las enseñanzas y nos regresaron a casa. Tres meses después me llegó un mensaje inesperado, era este hermano con quién habíamos hablado tanto y en su mensaje me decía: “Gracias, élder, por su ayuda y por sus esfuerzos, en dos días me bautizo”.
Eso me cambió el corazón; podemos ver a las personas tal como nuestro Padre Celestial las ve y testificarles de todas Sus promesas y bendiciones para Sus hijos.