2021
Superar el racismo y los prejuicios: Podemos edificar puentes
Septiembre de 2021


Superar el racismo y los prejuicios: Podemos edificar puentes

Mientras ayudamos a recoger a Israel y a establecer Sion, podemos promover el respeto hacia todos los hijos de Dios.

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two happy girls as friends hold hands

Una de las poderosas verdades del Evangelio restaurado —que tiene profundas implicaciones— es que “[c]ada uno de nosotros tiene un potencial divino porque cada uno es un hijo de Dios; cada uno es igual ante Su vista”1.

A medida que los miembros de la Iglesia procuren seguir la comisión de ser uno (véase Doctrina y Convenios 38:27) y de llevar adelante y establecer la causa de Sion (véase Doctrina y Convenios 6:6), el presidente Russell M. Nelson nos ha invitado a “que ponga[mos] el ejemplo de abandonar las actitudes y acciones de prejuicio” y compartió varias maneras en las que podemos “prom[over] el respeto hacia todos los hijos de Dios”2. Nos ha animado a que, a medida que edifiquemos Sion, edifiquemos también puentes de amistad, cooperación y comprensión3.

“Todos estamos relacionados y tenemos una responsabilidad, dada por Dios, de ayudar a mejorar la vida de quienes nos rodean”, dijo. “No necesitamos ser similares o tener una apariencia similar para tener amor los unos por los otros. Ni siquiera necesitamos estar de acuerdo para amarnos unos a otros. Si tenemos alguna esperanza de recuperar la buena voluntad y el sentido de humanidad que anhelamos, debemos comenzar por cada uno de nosotros, una persona a la vez”4.

Hay lugar para todos

El presidente Nelson nos ha instado a “ensanchar nuestro círculo de amor para abarcar a toda la familia humana”5. Como miembros de la Iglesia, ¿cómo podemos ayudar a crear una comunidad mundial de santos en la que todos se sientan bienvenidos y se esfuercen por vivir en paz y armonía con los demás, independientemente de su raza, etnia, cultura, orientación sexual, edad, sexo, educación, estatus socioeconómico, nivel de capacidad o cualquier otra diferencia?

La respuesta es, por supuesto, a través de nuestro Salvador Jesucristo. Como dijo el presidente Dallin H. Oaks, Primer Consejero de la Primera Presidencia: “Solamente el evangelio de Jesucristo puede unir y llevar paz a personas de todas las razas y nacionalidades”6. Jesucristo puede cambiar nuestros corazones (véase Mosíah 5:2). Él tiene “autoridad para sanar” (Marcos 3:15).

A medida que nosotros mismos venimos a Cristo, obtenemos una comprensión más profunda de la verdad que el presidente Nelson enseñó, que el Señor “invita a todos a venir a Él”7.

En la Iglesia del Salvador hay lugar para todos los que estén dispuestos a seguirle a Él y “dejar que Dios prevalezca” en sus vidas. La aprobación de Dios no depende de la raza, del color de nuestra piel ni de otras características, sino de nuestra devoción a Él y de nuestra voluntad de guardar Sus mandamientos8.

Podemos liderar al tomar la iniciativa de tender la mano

Si encontramos en nosotros algo que refleje actitudes o conductas basadas en los prejuicios, debemos abandonarlo en nuestros esfuerzos por llegar a ser uno, porque si no somos uno, no somos de Él (véanse Doctrina y Convenios 35:2; 38:27). “Los miembros de la Iglesia deben liderar la promoción del respeto por todos los hijos de Dios […]. Se esfuerzan por ser personas de buena voluntad hacia todos, rechazando cualquier tipo de prejuicio”9.

Como miembros del “cuerpo de Cristo” (1 Corintios 12:27), nos necesitamos los unos a los otros, “para que no haya división en el cuerpo, sino que todos los miembros se preocupen por igual los unos por los otros. De manera que, si un miembro padece, todos los miembros padecen con él” (1 Corintios 12:25–26).

La oración, el estudio y la humilde reflexión pueden ayudarnos a ver cómo podemos amar mejor a Dios y a todos Sus hijos. Establecer la buena voluntad puede significar superar nuestros propios prejuicios, suposiciones o estereotipos al interactuar con los demás. Hacer un esfuerzo por entender las experiencias de quienes no son como nosotros puede abrirnos los ojos a perspectivas diferentes pero importantes.

El presidente Oaks también dijo que “la sospecha o incluso la hostilidad de los desconocidos cede a la amistad o aun al amor cuando los contactos personales generan comprensión y respeto mutuo”10.

En las siguientes páginas, podrá ver experiencias, reflexiones y perspectivas sobre cómo edificar puentes mientras edificamos Sion.

Notas

  1. Russell M. Nelson, “Que Dios prevalezca”, Liahona, noviembre de 2020, pág. 94.

  2. Russell M. Nelson, “Que Dios prevalezca”, pág. 94.

  3. Véase Tad Walch, “President Nelson’s Yearlong Call for Unity”, Deseret News, 1.º de octubre de 2019, deseretnews.com.

  4. Russell M. Nelson, en Walch, “President Nelson’s Yearlong Call for Unity”.

  5. Russell M. Nelson, “Bienaventurados los pacificadores”, Liahona, noviembre de 2002, pág. 41; véase también Teachings of Russell M. Nelson, 2018, pág. 83.

  6. Dallin H. Oaks, “Racism and Other Challenges” (devocional de la Universidad Brigham Young, 27 de octubre de 2020), pág. 6, speeches.byu.edu.

  7. Russell M. Nelson, “Que Dios prevalezca”, pág. 94; véase también 2 Nefi 26:33.

  8. Véase Russell M. Nelson, “Que Dios prevalezca”, pág. 94; véase también Manual General: Servir en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, 38.6.14, LaIglesiadeJesucristo.org.

  9. Manual General, 38.6.14.

  10. Dallin H. Oaks, “Amad a vuestros enemigos”, Liahona, noviembre de 2020, pág. 27.

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