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¿Confías en que Cristo te respalda?
No creo que haya hablado nunca de mis abortos espontáneos, pero todavía lloro cada vez que otra mujer me dice que ha tenido uno.
Mi primera vez simplemente no estaba lista. No podía traer un niño a este mundo; así pensaba.
No nos lo podíamos permitir. Él estaba a la mitad de sus estudios de medicina y yo estaba trabajando y estudiando mucho.
Al entrar en la sala de operaciones luego de saber que había tenido una perdida, me di cuenta de cómo alcanzaba tantos niveles ese momento, no solo afectaba a mi familia, sino por lo que mi cuerpo estaba a punto de pasar.
Luego nos tomó cuatro años, sin planificación familiar en absoluto, y llegó el primero.
Los abortos espontáneos se volvieron normales para mí, pero nunca más fáciles. Y luego gemelos. El médico dijo que había más de uno y ahí es cuando me dije, cierro tienda. No más charlas de bebés o incluso intentos. Ya lo había hecho y no lo habíamos logrado.
Pasaron 6 años más antes de que sucediera de nuevo, el siguiente embarazo. Estaba tan desanimada, pensando que no se quedaría, que no compramos nada hasta que cumplí 6 meses.
Y ella nació.
Los nacimientos de mis hijos no fueron fáciles. Mi hijo llegó un mes antes y tuvieron que desenredarlo del cordón umbilical.
Mi segunda bebé tenía siete meses en mi vientre cuando nuestro médico dijo que necesitábamos encontrar un lugar con una unidad de cuidados intensivos para recién nacidos y adultos, para intervenirnos inmediatamente a ambas.
Todos nos encontramos con nuestras propias luchas. No puedo imaginar el miedo, la incertidumbre, el estar acorralada por todos, como le pasó a María, al cargar la concepción divina de Jesús; o Eva en el jardín, al elegir tener progenie sobre la decisión de permanecer sin ella en el Edén.
Pero las elecciones que hacemos nos definen a nosotros mismos.
Las decisiones que tomamos moldean nuestro carácter y dan forma a nuestra experiencia terrenal y crecimiento espiritual.
Deje que el nacimiento del Salvador y lo que pasaron sus padres le permitan pelear sus luchas actuales sabiendo que Cristo, por su nacimiento en esta tierra, te respalda.