Voces de Miembros
Paz durante las tormentas
¡Me encanta Aruba, Bonaire y Curazao! Mi nombre es Isaac Mackay. Hay ocho miembros en mi familia y vivimos en los Estados Unidos. Me apasiona el snowboard, acampar y las montañas. Nunca he estado en las playas o buceado con peces. Entonces, ¿cómo llegué a amar Aruba, Bonaire y Curazao?
Llegué a Aruba como misionero de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en mayo de 2021, cuando las personas todavía estaban afectadas por la pandemia mundial junto con los desafíos típicos de la vida. Los misioneros son bendecidos con la capacidad de conectar, servir y consolar a las personas cuando las tormentas de dolor, miedo, frustración, tristeza, soledad y otras emociones desgarradoras perturban sus vidas. Afortunadamente, los misioneros también pueden ver la esperanza en Jesucristo elevarse, como el cálido sol caribeño, en las vidas de aquellos que lo buscan.
Jesucristo es la única fuente duradera de esperanza y paz. El libro de Marcos, en la Biblia, contiene un grupo de seguidores como tú y yo, haciendo todo lo posible para tener suficiente esperanza a pesar de las tormentas de la vida y, sin embargo, se encontraron preguntándole: “Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?” (véase Marcos 4:38). Tal como hicieron los discípulos, podemos preguntarnos de vez en cuando, ¿está Dios en control y, de ser así, por qué es tan difícil?
Ahora bien, si prestamos atención y ponemos la perspectiva de Dios, siempre escucharemos lo que ese discípulo amado escuchó en medio de un mar tempestuoso: “¡Calla, enmudece!” (véase Marcos 4:39). La calma llena nuestros corazones y las tormentas cesan.
En mi misión, hubo alguien que creció escuchando acerca de Dios, pero no sintió que necesitaba tener una relación con su Padre Celestial. Pasó la mayor parte de su vida en aguas espirituales turbulentas, sin pensar mucho ni prestar atención a Dios. A medida que avanzaba la vida, los vientos comenzaron a soplar, y el mar comenzó a golpear su pequeño bote de fe. Después de casi 30 años de visitas misioneras y oraciones interminables de familiares y amigos, mi querido amigo se arrodilló en ferviente oración y en esencia preguntó: “Maestro, ¿no quieres que [yo] perezca?” o “Padre, ¿estás ahí?” (véase Marcos 4:38) Y un Espíritu dulce y familiar confirmó una verdad que mi amigo supo una vez. Poco tiempo después fue bautizado y ahora es un miembro fiel de la Iglesia en Bonaire.
Amo las Islas ABC porque me han demostrado que Jesucristo tiene el poder de traer paz a nuestras vidas a pesar de las situaciones difíciles, el dolor profundo y todas las tormentas de la vida. Tengo y enfrentaré tormentas en mi propia vida, pero debido a mis experiencias en mi misión, sé que nuestro Salvador Jesucristo nos da “gran inspiración para no tener miedo”1.
Sé que Cristo vive, sé que salva, sé que sana, sé que redime, y sé que nos ama a todos.