Al comenzar a considerar algunas de sus preguntas, es importante recordar que soy una Autoridad General, ¡pero eso no me convierte en autoridad en general! […].
A veces me preocupa que los miembros esperen demasiado de los líderes y los maestros de la Iglesia, esperando que sean expertos en temas que van mucho más allá de sus deberes y responsabilidades. El Señor llamó a los apóstoles y profetas a invitar a otras personas a venir a Cristo, no a obtener títulos avanzados en historia antigua, estudios bíblicos y otros campos que pudieran ser útiles para responder todas las preguntas que podamos tener sobre las Escrituras, la historia y la Iglesia. Nuestro deber principal es edificar la Iglesia, enseñar la doctrina de Cristo y ayudar a los necesitados […].
Concluyo con tres sugerencias sobre cómo buscar respuestas a las preguntas sobre el Evangelio.
Primero, mientras buscan respuestas, estudien y oren para recibirlas, recuerden que tienen que vivir correctamente para obtener las respuestas que buscan […].
Segundo, mis queridos jóvenes amigos, por favor, dediquen tiempo a estar “tranquilos, y sabe[r] que yo soy Dios” [Salmo 46:10]. La mayor parte de nuestras preocupaciones en la vida se contestan en los momentos tranquilos en los que pensamos, oramos y acudimos al Padre Celestial y al Señor Jesucristo en busca de guía, paz y gozo al esforzarnos por vivir el Evangelio.
Por último, por favor, manténganse centrados en lo que es realmente esencial. No miren más allá de lo señalado. Confíen en el Padre Celestial; Él nos ha dado Su plan eterno, así que “¡permanezcan en el bote y sujétense!” [véase M. Russell Ballard, “¡Permanezcan en el bote y sujétense!”, Liahona, noviembre de 2014, págs. 89–92]. Los amamos y los necesitamos ahora y en los años venideros (“Questions and Answers”, devocional en la Universidad Brigham Young, 14 de noviembre de 2017, speeches.byu.edu).