Escuela Dominical: Doctrina del Evangelio
‘He aquí, soy Jesucristo, el Salvador del mundo’


Lección 2

“He aquí, soy Jesucristo, el Salvador del mundo”

Objetivo

Que los miembros de la clase sientan el poderoso testimonio del Salvador que se recibe por intermedio de Doctrina y Convenios y que fortalezcan su testimonio de la Expiación del Salvador.

Preparación

  1. Estudie los pasajes de las Escrituras de esta lección y ore al respecto. Al estudiar los pasajes de las Escrituras que se encuentran en la pág. [10], determine cuáles serán más útiles para los miembros de la clase. Familiarícese con los pasajes que seleccione y prepárese para utilizarlos en la lección.

  2. Repase el material de esta lección en la Guía de estudio para el miembro de la clase (35686 002) y planifique la forma en que lo utilizará durante la lección.

  3. Para obtener una mayor comprensión de los acontecimientos históricos relacionados con la doctrina de esta lección, considere repasar los siguientes: Material histórico adicional para esta lección.

  4. Si puede conseguir las láminas que se mencionan a continuación, utilícelas durante la lección: Jesús el Cristo (62572 de la biblioteca del centro de reuniones o Las bellas artes del Evangelio 240); Jesús ora en Getsemaní (62175 o Las bellas artes del Evangelio 227); y La Crucifixión (62505 o Las bellas artes del Evangelio 230). Si lo desea, coloque a la vista la lámina de Jesús el Cristo y déjela durante todo el transcurso de la lección.

  5. Si va a utilizar la actividad para despertar el interés, lleve a la clase una rama de árbol.

Sugerencias para el desarrollo de la lección

Actividad para despertar el interés

Si lo considera apropiado, utilice la siguiente actividad o una de su preferencia para comenzar la lección.

Ponga a la vista la rama de un árbol y diga que ella ya no recibe más la nutrición necesaria para mantenerse viva.

• ¿Por qué no recibe la rama la nutrición que necesita? (Porque no tiene conexión con la raíz.)

Lea la siguiente declaración del élder Boyd K. Packer, del Quórum de los Doce:

“[La expiación de Jesucristo] es la raíz misma de la doctrina cristiana. Mucho podéis saber del evangelio al ramificarse desde allí, pero si solamente conocéis las ramas y esas ramas no tocan la raíz, si han sido cortadas del árbol de esa verdad, no habrá vida, ni substancia, ni redención en ellas” (“El Mediador”, Liahona, octubre de 1977, pág. 43).

Compare la rama muerta con un árbol fuerte y sano. Haga hincapié en que la expiación de Jesucristo da vida y significado a todas las demás doctrinas del Evangelio. A medida que estudiemos otros principios durante el término de este curso, recordemos la Expiación.

Análisis y aplicación

Con oración, escoja el material de la lección que satisfaga mejor las necesidades de los miembros de su clase.

1. Doctrina y Convenios testifica de Jesucristo.

Haga hincapié en que uno de los propósitos de las Escrituras es testificar de Jesucristo y persuadir a la gente a venir a Él y participar de la salvación. La Biblia, los libros de Moisés y de Abraham en la Perla de Gran Precio, y el Libro de Mormón son testamentos o testimonios antiguos de Jesucristo. Doctrina y Convenios es un testamento de Jesucristo que se ha recibido en esta dispensación. Este libro de Escrituras da testimonio de que Jesús es el Cristo, de que Él vive y que continúa hablando a Sus profetas y guiando a Su pueblo en la actualidad.

Pida a los alumnos que abran el libro de Doctrina y Convenios en la Introducción. Pídales que lean la última oración del penúltimo párrafo (que comienza con la frase: “Por último, el testimonio que se da”).

Indique que Doctrina y Convenios contiene testimonios poderosos del Salvador y de Su obra, la mayoría de los cuales provienen del Salvador mismo. Pida a los miembros de la clase que lean los siguientes pasajes a modo de ejemplos: D. y C. 50:41–44 y 76:22–24.

Explique que en esta lección se tratan enseñanzas acerca del Salvador que se encuentran en Doctrina y Convenios.

2. Jesucristo “padeció la muerte en la carne; por tanto, sufrió el dolor de todos los hombres, a fin de que todo hombre pudiese arrepentirse y venir a él”.

Ponga a la vista las láminas de Jesucristo en Getsemaní y en la cruz. Explique que Doctrina y Convenios contiene muchas revelaciones que pueden ampliar nuestra comprensión de la Expiación de Jesucristo. Esas revelaciones nos brindan una comprensión más profunda del sufrimiento del Salvador y de la magnitud del amor que Él y el Padre sienten por nosotros.

El Salvador describe Su sacrificio expiatorio

• Lea con los miembros de la clase D. y C. 19:16–19. Explique que ése es el único pasaje de las Escrituras en el cual el Salvador describe su propio sufrimiento durante Su sacrificio expiatorio. ¿Qué nos enseña este pasaje acerca del sufrimiento que padeció el Salvador por nosotros? ¿Por qué estuvo dispuesto Jesús a aguantar ese sufrimiento tan grande por nosotros? (Véase D. y C. 18:10–11; 19:19, 24; 34:3.)

Por medio de la Expiación, todos resucitaremos

• Lea los siguientes pasajes con los miembros de la clase: D. y C. 88:14–18; 93:33; Alma 11:42–44. De estos pasajes, ¿qué aprendemos acerca de la Resurrección? (Las respuestas podrían incluir lo que se enumera a continuación.)

  1. La Resurrección es la redención del alma. El espíritu y el cuerpo se reúnen, unidos inseparablemente en una forma perfecta (D. y C. 88:14–16; 93:33; Alma 11:42–43).

  2. La Resurrección nos prepara para la gloria celestial (D. y C. 88:18).

  3. La Resurrección es necesaria para obtener una plenitud de gozo (D. y C. 93:33).

  4. Todas las personas resucitarán (Alma 11:44).

Por medio de la Expiación, podremos obtener el perdón de nuestros pecados y heredar la gloria celestial

• Lea los siguientes pasajes con los miembros de la clase: D. y C. 18:11–12; 19:16–17, 20; 58:42; 76:62–70. ¿Qué nos enseñan estos pasajes acerca de las bendiciones que podemos recibir por medio de la expiación del Salvador? (Las respuestas podrían incluir lo que se enumera a continuación.)

  1. Podemos arrepentirnos de nuestros pecados y venir a Él (D. y C. 18:11–12).

  2. Si nos arrepentimos, Cristo ha tomado sobre Sí el sufrimiento por nuestros pecados (D. y C. 19:16–17, 20).

  3. Si nos arrepentimos, el Señor perdona nuestros pecados y no los recuerda más (D. y C. 58:42).

  4. Podremos salir en la primera Resurrección, ser hechos perfectos mediante Cristo y heredar la gloria celestial (D. y C. 76:62–70).

Por medio de la Expiación, el Salvador obtuvo una empatía perfecta por nuestros sufrimientos, dolores y aflicciones

Explique que durante Su vida, que culminó en la Expiación, el Salvador sufrió de tal manera que obtuvo una perfecta comprensión de todos nuestros dolores y aflicciones.

Pida a los miembros de la clase que abran sus libros en D. y C. 122. Esta sección es una revelación que recibió el profeta José Smith mientras se hallaba preso en la cárcel de Liberty, Misuri. Explique que en los primeros siete versículos el Señor habla de las pruebas del profeta José, mientras que en el versículo 8 habla de Sí mismo.

• Lea con los miembros de la clase D. y C. 122:8. ¿De qué modo el Salvador “ha descendido debajo” de todas las cosas? (Véase Alma 7:11–12; D. y C. 62:1; 133:53. Note que la palabra socorrer significa ayudar. En virtud de que el Salvador pasó por toda clase de sufrimientos, dolores y aflicciones, Él entiende nuestro sentir y sabe cómo ayudarnos.) ¿Por qué el saber eso nos ayuda cuando pasamos por alguna prueba?

El élder Jeffrey R. Holland, del Quórum de los Doce, dijo: “Cuando nos lleguen… épocas difíciles, podemos recordar que Jesús tuvo que descender debajo de todo antes de ascender a lo alto, y que sufrió dolores, aflicciones y tentaciones de todas clases para estar lleno de misericordia y saber cómo socorrer a Su pueblo en sus enfermedades (véase D. y C. 88:6; Alma 7:11–12)” (“Haced esto en memoria de mí”, Liahona, enero de 1996, pág. 76).

• ¿Cuándo han sentido el poder de la Expiación en sus vidas? ¿Qué podemos hacer para sentir más plenamente ese poder?

• ¿Qué podemos hacer para demostrar al Señor nuestra gratitud por Su expiación? ¿En qué forma debe influir en nuestro diario vivir la comprensión que tengamos de la Expiación?

3. Doctrina y Convenios nos ayuda a comprender la misión y los atributos del Salvador.

Explique que para ejercer fe en Dios, debemos tener “una idea correcta de Su carácter, perfecciones y atributos” (en Joseph Smith, comp., Lectures on Faith, 1985, pág. 38). Doctrina y Convenios nos ayuda a obtener esa comprensión.

• ¿Qué atributos del Salvador observan en los pasajes que hemos leído hoy? (Escriba en la pizarra las respuestas de los miembros de la clase. Entre ellas podrían estar la caridad, la obediencia, la humildad y la sumisión.)

Escoja algunos de los pasajes de las Escrituras que se encuentran a continuación para leerlos con los miembros de la clase. Someta a discusión de clase qué nos enseña cada uno de los pasajes en cuanto a la misión y los atributos del Salvador y resuma la información en la pizarra.

  1. D. y C. 6:20–21. (Si somos fieles y diligentes, el Salvador nos estrechará en los brazos de Su amor. Él es la luz que brilla en las tinieblas.)

  2. D. y C. 6:32–37. (Él nos ofrece protección y consuelo y está listo para bendecirnos si le recordamos y obedecemos Sus mandamientos.)

  3. D. y C. 19:1–3. (Habiendo cumplido con la voluntad del Padre, Él sujetó todas las cosas y retuvo todo poder. Él destruirá a Satanás y sus obras, y juzgará a toda persona de acuerdo con sus obras.)

  4. D. y C. 29:1–2. (Su brazo de misericordia ha expiado nuestros pecados. Si escuchamos Su voz y nos humillamos, Él nos juntará como la gallina junta a sus polluelos.)

  5. D. y C. 38:1–3. (Él es el Creador del mundo y conoce todas las cosas.)

  6. D. y C. 43:34. (Él es el Salvador del mundo.)

  7. D. y C. 45:3–5. (Él es nuestro intercesor ante el Padre.)

  8. D. y C. 50:44. (Él es el Buen Pastor y la Roca de Israel, un cimiento seguro sobre el cual edificar.)

  9. D. y C. 76:5. (Él es misericordioso y benigno para con los que le temen y se deleita en honrar a los que le sirven en rectitud y en verdad hasta el fin.)

  10. D. y C. 93:5–19. (Él es el Unigénito del Padre. Él “continuó de gracia en gracia” hasta que recibió la plenitud de la gloria y del poder del Padre.)

  11. D. y C. 133:42–52. (Cuando Él baje con poder durante Su segunda venida, quienes Él haya redimido hablarán de Su amorosa piedad y de Su bondad.)

  12. D. y C. 136:22. (Su brazo está extendido para salvar a Su pueblo.)

• ¿Por qué es importante para ustedes conocer esas misiones y esos atributos del Salvador? ¿Por qué las revelaciones que se encuentran en Doctrina y Convenios engrandecen nuestro testimonio del Salvador?

Conclusión

• Lea D. y C. 19:23 con los miembros de la clase. ¿Por qué pueden hacernos sentir paz las verdades que hemos analizado hoy?

Testifique de Jesucristo como se lo inspire el Espíritu. Haga hincapié en que gracias a Su Expiación, todos resucitaremos. Por medio de Su Expiación, nos invita a arrepentirnos y a venir a Él, a recibir “paz en este mundo y la vida eterna en el mundo venidero” (D. y C. 59:23). Aliente a los miembros de la clase a participar de todas las bendiciones de la Expiación al ejercer fe en Jesucristo, arrepentirse, obedecer los mandamientos y perseverar hasta el fin.

Sugiera a los miembros de la clase que, a medida que estudien Doctrina y Convenios durante el año, continúen fijándose en lo que enseña acerca de Jesucristo. Él es la figura central de este libro. Los poderosos testimonios y las verdades que contienen estas revelaciones pueden aumentar el testimonio que toda persona tiene de Él.

Sugerencias adicionales para la enseñanza

1. “Asombro me da”

Estudie con anticipación la letra del himno “Asombro me da” (Himnos, N° 118). Busque las estrofas del himno que puedan ser respaldadas con pasajes de Doctrina y Convenios. Los siguientes ejemplos pueden serles de ayuda:

Estrofas del himno

Pasajes corroborativos

“Asombro me da el amor que me da Jesús”

D. y C. 34:3.

“por mí, tan indigno, Su sangre Él derramó”

D. y C. 19:16–19.

“Me cuesta entender que quisiera Jesús bajar”

D. y C. 88:6; 122:8.

“Comprendo que Él en la cruz se dejó clavar”

D. y C. 6:36–37.

“Pagó mi rescate; no lo podré olvidar”

D. y C. 20:77.

Lea en clase la letra del himno en voz alta, deteniéndose para que los miembros de la clase lean los pasajes de las Escrituras que corroboran las estrofas correspondientes.

2. Nuestro “intercesor con el Padre” (D. y C. 45:3)

Escriba en la pizarra la palabra Intercesor. Explique que varias veces en Doctrina y Convenios, el Señor dice que Él es nuestro intercesor o abogado (D. y C. 29:5; 45:3; 62:1; 110:4).

• ¿Qué es un intercesor o abogado? (Alguien que intercede por otra persona o que defiende su causa.)

• Lea con los miembros de la clase D. y C. 45:3–5. ¿Por qué necesitamos tener un “intercesor con el Padre”? Según los versículos 4 y 5, ¿qué evidencia presenta el Salvador ante el Padre para demostrar que debemos recibir la vida eterna? (Primero, Él habla de Su expiación: Su sufrimiento, Su muerte y Su sangre. Después, menciona nuestra creencia en Él.)

3. El dar testimonio de Jesucristo mediante las denominaciones con que se le conoce

Explique que en Doctrina y Convenios a Jesucristo se le dan más de 60 denominaciones, cada una de las cuales expresa un respeto especial por Él. Por ejemplo, el Señor habla de Sí mismo como el “Redentor”, el “Salvador” y “la luz y la vida del mundo”.

Pida a los miembros de la clase que mencionen otros nombres o denominaciones con que se conoce a Jesucristo y anótelos en la pizarra.

• ¿Qué nos enseñan esas denominaciones acerca de Sus atributos y de Su misión?

4. La Luz de Cristo

Explique que en ocasiones se habla de la Luz de Cristo para referirse a nuestra conciencia, pero es mucho más que eso. Con el fin de que los alumnos comprendan mejor acerca de la Luz de Cristo, pídales que lean los tres primeros párrafos de la definición de “Luz, Luz de Cristo”, en la Guía para el Estudio de las Escrituras. Después indíqueles que lean D. y C. 88:6–13; 93:2; Moroni 7:13, 16–19.

• De la Guía para el Estudio de las Escrituras y de estos pasajes, ¿qué aprendemos acerca de la Luz de Cristo? (Entre las respuestas podrían estar las siguientes.)

  1. La Luz de Cristo “[llena] la inmensidad del espacio” y “da vida a todas las cosas” (D. y C. 88:12–13).

  2. Es una influencia que eleva y que recibe toda persona que nace en este mundo (D. y C. 93:2).

  3. Nos ayuda a distinguir el bien del mal y nos exhorta a hacer el bien y a creer en Cristo (Moroni 7:13, 16–19).

• ¿Qué podemos hacer para que la Luz de Cristo sea una influencia más poderosa en nuestra vida?

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