Escuela Dominical: Doctrina del Evangelio
Fe en cada paso


Lección 34

Fe en cada paso

Objetivo

Hacer que los miembros de la clase comprendan cómo el viaje que hicieron los pioneros hasta el Valle del Lago Salado se asemeja al recorrido que nosotros tenemos que hacer para regresar a nuestro Padre Celestial, y que sientan agradecimiento por los sacrificios que ellos hicieron.

Preparación

  1. Estudie los pasajes de las Escrituras y demás materiales que se mencionan a continuación, y ore al respecto:

    1. Doctrina y Convenios 136.

    2. Nuestro Legado, págs. 71–77.

  2. Repase el material correspondiente a esta lección en la Guía de estudio para el miembro de la clase (35686 002) y planifique la forma en que lo utilizará durante la lección.

  3. Para obtener una mayor comprensión de los acontecimientos históricos relacionados con la doctrina de esta lección, considere repasar los siguientes:

    1. “Este será nuestro convenio.”

    2. “El ministerio de Brigham Young: Un líder con visión.”

    3. Material histórico adicional para esta lección.

  4. Pida de antemano a algunos miembros de la clase que se preparen para presentar un resumen de las siguientes secciones de Nuestro Legado:

    1. “Winter Quarters” (págs. 71–72).

    2. “Los santos de Brooklyn” (págs. 74–75).

    3. “El recogimiento continúa” (págs. 75–76).

    4. “Éste es el lugar” (págs. 76–77).

  5. Si puede conseguir las láminas que se mencionan a continuación, utilícelas durante la lección: Mary Fielding y Joseph F. Smith cruzan las planicies (62608; Las bellas artes del Evangelio 412) y Llegan pioneros en barco a la bahía de San Francisco (Las bellas artes del Evangelio 421).

Sugerencias para el desarrollo de la lección

Actividad para despertar el interés

Si lo considera apropiado, utilice la siguiente actividad o una de su preferencia para comenzar la lección.

Escriba Tierra prometida en la pizarra. Explique que muchas veces vemos en las Escrituras que el Señor guía a grupos de personas del lugar en que viven a una “tierra prometida”. Las Escrituras se refieren con frecuencia a esos lugares como tierra de promisión, tierra de paz o tierras de herencia (1 Nefi 2:20; D. y C. 45:66; 103:11).

• ¿Podrían nombrar algunos grupos de personas que, de acuerdo con las Escrituras, fueron guiadas en un viaje a una tierra prometida? (Escriba las respuestas de los miembros de la clase en la pizarra. Entre las respuestas se podrían incluir los jareditas, la familia de Lehi, los hijos de Israel del Antiguo Testamento y Brigham Young y los pioneros mormones.)

Explique que nuestra vida terrenal es como un viaje a la “tierra prometida” del reino celestial. El élder M. Russell Ballard, del Quórum de los Doce, dijo al hablar de los pioneros que establecieron los cimientos de esta dispensación:

“…su jornada se asemeja a la nuestra. En cada paso que dieron encontraremos una lección para nosotros, lecciones de amor, de valor, de compromiso, de devoción, de perseverancia y, sobre todo, de fe” (“Nada deben temer de la jornada”, Liahona, julio de 1997, pág. 67; cursiva agregada).

En esta lección se analiza uno de los viajes más extraordinarios de la historia: el recorrido que hicieron los pioneros al Valle del Lago Salado. Durante el transcurso de la lección, invite a los miembros de la clase a comparar el viaje que hicieron los pioneros con nuestro viaje hacia la vida eterna.

Análisis y aplicación

Con oración, escoja el material de la lección que satisfaga mejor las necesidades de los miembros de su clase. Aliente a los miembros de la clase a compartir experiencias que se relacionen con los principios de las Escrituras.

1. El Señor dio instrucciones a los santos con relación a los preparativos temporales que tenían que hacer para el viaje.

Pida al miembro de la clase que haya asignado de antemano que resuma el relato de los santos en los cuarteles de invierno “Winter Quarters” de Nuestro Legado, páginas 71–72.

• Los santos sufrieron mucho en Winter Quarters debido a las enfermedades y a las grandes dificultades que tuvieron que soportar, pero aún así, siguieron adelante trabajando y haciendo los preparativos para el viaje. ¿Qué bendiciones recibieron, tanto ellos como otras personas, por su firme determinación? (Entre las respuestas estaría que los preparativos que hicieron facilitaron su viaje y fueron de ayuda para los que vendrían detrás.) ¿Qué bendiciones han recibido por haber perseverado aun en momentos de penurias? ¿Por qué el perseverar en momentos de dificultad ayuda a los que vienen detrás nuestro?

Explique que en enero de 1847, en “Winter Quarters”, el presidente Brigham Young recibió una revelación relacionada con el viaje de los santos hacia el oeste. Esa revelación se registra ahora en D. y C. 136.

• ¿Qué instrucciones dio el Señor referente a los preparativos que debían hacer los santos para su viaje? (Lea los siguientes versículos con los miembros de la clase y determinen cuáles fueron las instrucciones que se dieron en cada pasaje de las Escrituras. Escoja algunas de las preguntas para que los miembros de la clase las analicen y se den cuenta de cómo aplicar esas instrucciones a su propia vida.)

  1. D. y C. 136:2. (Hacer “el convenio y la promesa de guardar todos los mandamientos y los estatutos del Señor”.) ¿Por qué fue esa instrucción tan importante para los santos? ¿De qué forma podemos aplicar esa instrucción a nuestro viaje?

  2. D. y C. 136:3. (Organizar compañías bajo la dirección del Quórum de los Doce, con un presidente y dos consejeros y con capitanes sobre cien, sobre cincuenta y sobre diez.) ¿De qué manera se asemeja esa organización a la forma en que están organizados los barrios y las estacas?

  3. D. y C. 136:5. (“Provéase cada compañía con [todas las] cosas necesarias”.) ¿Por qué es importante que nos esforcemos por ser autosuficientes?

  4. D. y C. 136:6. (“[Hacer los preparativos] para los que van a [quedarse atrás]”.) ¿Qué preparativos hicieron los santos para los que irían a quedarse atrás? (Véase D. y C. 136:7, 9.) ¿Por qué podría aplicarse a nosotros esa instrucción?

  5. D. y C. 136:8. (Ayudar a cuidar “a los pobres, a las viudas [y] a los huérfanos”.) ¿Qué podemos hacer en la actualidad para cumplir con esas responsabilidades?

  6. D. y C. 136:10. (“Emplee cada hombre toda su influencia y sus bienes para trasladar a este pueblo a… una estaca de Sión.”) ¿Cómo se aplica a nosotros esta instrucción?

2. El Señor instruye a los santos en cuanto a la conducta que deben observar.

Enseñe y someta a discusión de clase D. y C. 136:17–33. Explique que además de dar instrucciones a los santos con respecto a los preparativos temporales, el Señor les dio también otras relacionadas con asuntos espirituales y sobre la conducta que debían observar los unos con los otros.

• ¿Qué instrucciones les dio el Señor a los santos en relación a la forma en que debían conducirse? (Lea los siguientes versículos con los miembros de la clase y determinen cuáles fueron las instrucciones que se dieron en cada pasaje de las Escrituras. Escoja algunas de las preguntas para que los miembros de la clase las analicen y se den cuenta de cómo aplicar esas instrucciones a su propia vida.)

  1. D. y C. 136:19. (“Y si un hombre procura elevarse a sí mismo, y no busca mi consejo, no tendrá poder”.) ¿Por qué iba a ser tan importante la humildad para los santos durante su viaje? ¿Qué hace la gente en ocasiones para procurar elevarse a sí mismos? ¿Qué debemos hacer para buscar más plenamente la gloria del Señor en lugar de la nuestra?

  2. D. y C. 136:21. (“Guardaos del pecado de tomar el nombre del Señor en vano”. Véase también Éxodo 20:7.) ¿Por qué es tan importante utilizar el nombre del Señor con reverencia?

  3. D. y C. 136:23–24. (“Cesad de contender unos con otros; cesad de hablar mal el uno contra el otro… tiendan vuestras palabras a edificaros unos a otros”.) ¿Por qué la contención y el hablar mal de los demás dificultan nuestro progreso como pueblo? ¿Qué podemos hacer para evitar la contención con los demás? ¿Qué podemos hacer para edificarnos los unos a los otros?

  4. D. y C. 136:25–26. (Devolver lo que se nos haya prestado o hayamos perdido.)

  5. D. y C. 136:27. (“Serás diligente en preservar lo que tengas”.) En su opinión, ¿qué significa ser un “mayordomo sabio”? ¿Por qué la mayordomía que ejerzamos sobre los bienes materiales puede afectar nuestro bienestar espiritual?

En D. y C. 136:28, el Señor da instrucciones acerca de las diversiones apropiadas. El élder David O. McKay, enseñó al respecto:

“En las llanuras, después de un día de marcha, se ponían los carromatos en círculo, un hombre con un violín tomaba su lugar cerca de la fogata y allí mismo, en la pradera, los tenaces pioneros, después de ofrecer una oración, se tomaban de la mano y se ponían a bailar y a disfrutar de un entretenimiento que fomentaba el espíritu del Evangelio… El presidente Brigham Young… en una ocasión dijo en esencia: ‘El ambiente del baile debe ser tal que, si a un élder se le pide que salga de la fiesta para ir a bendecir a un enfermo, pueda hacerlo con el mismo espíritu que tendría si saliera de una reunión del quórum de élderes’ ” (en “Conference Report”, abril de 1920, pág. 117).

• ¿Cómo podemos aplicar ese consejo?

• ¿Qué dijo el Señor a los santos que hicieran para aprender sabiduría? (Véase D. y C. 136:32–33.) ¿En qué sentido han encontrado acertada esa instrucción en su vida?

3. Los santos, bajo la dirección del presidente Brigham Young, hicieron el recorrido hasta el Valle del Lago Salado.

Consulte el mapa 3 de la página 321 de este manual y de la página 35 de la Guía de estudio para el miembro de la clase. Explique que dos años antes del fallecimiento del profeta José Smith, él profetizó que “los santos seguirían padeciendo mucha aflicción, y que serían expulsados hasta las Montañas Rocosas… y que algunos de ellos vivirían para ir y ayudar a establecer colonias y edificar ciudades, y ver a los santos llegar a ser un pueblo fuerte en medio de las Montañas Rocosas” (Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 311). En cumplimiento de esa profecía, unos setenta mil miembros de la Iglesia de todo el mundo emigraron a Utah entre los años 1847 y 1869.

covered wagons

Ponga a la vista las láminas de Mary Fielding y Joseph F. Smith y de los santos que llegaron a San Francisco. Explique que existen muchos relatos acerca de la fe y la valentía de los santos mientras hacían el trayecto a Utah.

Pida a los miembros de la clase que haya asignado de antemano que resuman las siguientes secciones de Nuestro Legado: “Los santos de Brooklyn” (páginas 74–75), “El recogimiento continúa” (páginas 75–76) y “Éste es el lugar” (páginas 76–77). Si el tiempo lo permite, narre si lo desea algunos otros relatos inspiradores de los pioneros (para obtener un ejemplo, véase la primera sugerencia adicional para la enseñanza). Podría también invitar a los miembros de la clase a relatar historias de los pioneros que les hayan servido de inspiración. Esos relatos podrían relacionarse con otros períodos de la historia de la Iglesia y de otros países donde la Iglesia se haya establecido.

• ¿Qué sienten al tomar en cuenta el patrimonio de fe y de sacrificio que los pioneros y otros santos nos han legado? ¿Quiénes son los pioneros de la Iglesia de su área? ¿Qué podemos hacer para pasar el mismo tipo de patrimonio a los que vengan detrás nuestro?

• ¿Qué lecciones aprendemos de la marcha de los pioneros que nos podría ayudar en nuestra jornada de regreso a la presencia de Dios? (Después que los miembros de la clase hayan tenido la oportunidad de responder, lea la siguiente declaración del élder M. Russell Ballard.)

“La vida no siempre es fácil. En algún punto de nuestro viaje podríamos sentirnos como los pioneros cuando atravesaron el estado de Iowa, con el fango hasta las rodillas y obligados a enterrar algunos de nuestros sueños por el camino. Todos debemos enfrentar obstáculos encarando el viento y un invierno prematuro. A veces pareciera que nunca se acaba ese polvo que nos hiere en los ojos y nos nubla la vista. La desesperación y el desaliento nos salen al encuentro para impedir nuestro progreso… En ocasiones, cuando llegamos a la cima de una etapa en la vida, tal como los pioneros, sólo alcanzamos a ver otra cima más alta y formidable que la que hemos superado. Si recurrimos a fuentes invisibles de fe y perseverancia, como lo hicieron nuestros antepasados, avanzaremos paso a paso hacia el día en que, junto a todos los pioneros que han prevalecido en la fe, cantaremos a una voz: ‘¡Oh, está todo bien!’ ” (“Nada deben temer de la jornada”, Liahona, julio de 1997, pág. 68).

Conclusión

Haga hincapié en que, en muchos sentidos, nuestra jornada hacia la vida eterna es semejante a la que hicieron los pioneros al atravesar prácticamente los Estados Unidos. Los pioneros cruzaron las llanuras por medio de un enorme sacrificio personal y pasando grandes dificultades. Al demostrar su gran fe, su valentía y su perseverancia, nos dejaron un gran ejemplo a seguir.

Explique que ésta es nuestra época en la historia del reino de Dios sobre la tierra. Los pioneros colocaron los cimientos para su establecimiento, pero ahora es nuestra la responsabilidad de terminar la obra. Tal como testificó el presidente James E. Faust: “La fe en cada futuro paso cumplirá la visión profética con respecto al glorioso destino de esta Iglesia” (“Pionero del futuro: ‘No temas, cree solamente’ ”, Liahona, enero de 1998, pág. 50).

El élder M. Russell Ballard dijo: “Somos herederos de un magnífico legado. Hoy es nuestro privilegio y nuestra responsabilidad ser parte del continuo desarrollo de la Restauración y habrán de escribirse en nuestros días muchas historias notables y heroicas. Ello requerirá cada partícula de nuestra fortaleza, sabiduría y energía para vencer los obstáculos que tengamos que enfrentar. Pero incluso eso no será suficiente. Aprenderemos, como aprendieron nuestros pioneros, que es solamente por la fe, la fe verdadera, del alma, ejercida y probada, que encontraremos la seguridad y la confianza necesarias a medida que recorramos nuestros propios senderos peligrosos en la vida” (“Nada deben temer de la jornada”, Liahona, julio de 1997, pág. 69).

Testifique de que muchos de los consejos que recibieron los pioneros para prepararse para la jornada, y que se registran en D. y C. 136, se aplican también a la jornada que nosotros realizamos. Aliente a los miembros de la clase a seguir el legado de fe que nos dejaron los pioneros y demostrarles de esa forma nuestra gratitud.

Sugerencias adicionales para la enseñanza

Si lo desea, utilice una o ambas de las ideas que se dan a continuación con el fin de complementar la reseña sugerida para la lección.

1. Los sacrificios que hicieron los pioneros

Además de las profecías de que muchos de los santos vivirían para convertirse en un pueblo fuerte en las Montañas Rocosas, José Smith profetizó también del sufrimiento que padecerían. Él dijo que algunos “morirían a manos de nuestros perseguidores, o por motivo de los rigores de la intemperie o las enfermedades” (Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 311).

Relate la historia que narró el élder Thomas S. Monson mientras prestaba servicio en el Quórum de los Doce, que se encuentra a continuación:

“Cientos de pioneros mormones sufrieron y murieron a causa de las enfermedades, la falta de protección contra los elementos o la escasez de alimentos. Hubo muchos que, por no tener carretas ni animales de tiro, recorrieron a pie los dos mil kilómetros a través de planicies y montañas, empujando o tirando de carros de mano. Una de cada seis de esas personas pereció en el viaje.

“El viaje de muchos de esos viajeros no había comenzado en Nauvoo, Kirtland, Far West o New York [lugares de los Estados Unidos], sino en tierras distantes, como Inglaterra, Escocia, los países escandinavos o Alemania… Entre la seguridad del hogar que dejaban y la promesa de Sión se encontraban las rugientes y traicioneras aguas del vasto océano. ¿Quién puede describir el miedo que haría presa de aquellos corazones durante los peligrosos viajes? Impulsados por la inspiración silenciosa del Espíritu, sostenidos por una fe sencilla pero firme, confiaban en Dios y se embarcaban en su jornada…

“A bordo de uno de aquellos barcos de madera atestados de pasajeros estaban mis bisabuelos, acompañados de su pequeña familia y sus escasas posesiones. Las olas eran altas, el viaje largo, el alojamiento estrecho y abarrotado. Una de las niñitas, de nombre Mary, cuya salud había sido siempre frágil, día a día se iba deteriorando y volviéndose cada vez más débil ante los ansiosos ojos de su madre. Tenía una enfermedad seria… Día tras día los preocupados padres escudriñaban angustiosamente el horizonte buscando ver tierra; pero no había nada a la vista. La pequeña Mary no pudo soportar… y después de muchos días de fiebre y enfermedad, pasó pacíficamente más allá de este valle de lágrimas.

“Con los familiares y amigos apretujados en la cubierta, el capitán de la nave dirigió el servicio funerario. Colocaron tiernamente el preciado cuerpecito en la lona humedecida por las lágrimas y lo dejaron caer en el mar enfurecido. El padre de la niña, un hombre fuerte, trató de consolar a la madre repitiendo con las palabras entrecortadas por la emoción: ‘Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito (Job 1:21). ¡Volveremos a ver a nuestra Mary otra vez’ ” (“Ven sígueme”, Liahona, noviembre de 1988, págs. 2–3).

2. Presentación en video: “Fe en cada paso”

Si puede conseguir el video Enseñanzas de Doctrina y Convenios y la historia de la Iglesia (53933 002), considere mostrar “Fe en cada paso” un segmento de 16 minutos de duración.