Escuela Dominical: Doctrina del Evangelio
Ayudas para el maestro


Ayudas para el maestro

El curso de estudio de este año es sobre Doctrina y Convenios y la historia de la Iglesia. Doctrina y Convenios es una compilación de profecías, visiones, mandamientos y enseñanzas que se recibieron por medio del profeta José Smith y algunos de sus sucesores en la Presidencia de la Iglesia. En la historia de José Smith se hace referencia a este libro de las Escrituras como “el fundamento de la Iglesia en estos últimos días, así como un beneficio para el mundo, que manifiesta que de nuevo se han confiado al hombre las llaves de los misterios del reino de nuestro Salvador” (D. y C. 70, encabezamiento de la sección). Las revelaciones que contiene este libro están relacionadas con la historia de la Iglesia y se recibieron “como respuesta a la oración, en épocas de necesidad, y… de situaciones reales de la vida, vividas por personas también reales” (Introducción de Doctrina y Convenios).

Al enseñar el Evangelio empleando el libro de Doctrina y Convenios y la Historia de la Iglesia, ayudará a que los miembros de la clase tengan mayor apreciación por el pasado, fortaleza en el presente y esperanza para el futuro. El presidente Gordon B. Hinckley dijo:

¡Cuán glorioso es el pasado de esta causa maravillosa! Está lleno de heroísmo, valentía, audacia y fe. ¡Cuán maravilloso es el presente, a medida que avanzamos para bendecir la vida de nuestros semejantes en cualquier lugar donde escuchen y obedezcan el mensaje de los siervos del Señor! Y cuán maravilloso será el futuro, a medida que el Todopoderoso haga avanzar Su obra gloriosa y bendiga a todo aquel que acepte y viva Su evangelio, extendiéndose aún para bendecir a Sus hijos de todas las generaciones por medio de la obra abnegada de aquellos cuyo corazón esté repleto de amor por el Redentor de la humanidad” (“Mantengámonos firmes; guardemos la fe”, Liahona, enero de 1996, pág. 82).

Objetivo de este curso

En lugar de usar un método secuencial o de sección por sección, las lecciones de este curso de estudios se centran en los temas más importantes que se enseñan en Doctrina y Convenios y en la historia de la Iglesia. Se han estructurado con el fin de que le sirvan para:

  1. Enseñar las doctrinas, las ordenanzas y los convenios del Evangelio restaurado, que son necesarios para que las personas y las familias vengan a Cristo y hereden la vida eterna.

  2. Enseñar la historia contemporánea de la Iglesia restaurada de Jesucristo.

  3. Invitar al Espíritu a la clase.

  4. Ayudar a que los miembros de la clase comprendan las Escrituras y tengan amor por ellas.

  5. Ayudar a que los miembros de la clase apliquen las verdades del Evangelio a su vida.

  6. Alentar a los miembros de la clase a que se enseñen y se edifiquen los unos a los otros.

  7. Ayudar a que los miembros de la clase comprendan la importancia de su época en la historia de la Iglesia: que han heredado un gran legado y que pueden sentir regocijo en su responsabilidad de llevar adelante la obra del Señor.

Materiales que debe utilizar

El élder M. Russell Ballard dijo: “Los líderes de la Iglesia somos plenamente conscientes de nuestro acceso ilimitado a la información, y estamos haciendo esfuerzos extraordinarios para proporcionar un contexto preciso y una comprensión de las enseñanzas de la Restauración” (“Las oportunidades y responsabilidades de los maestros del SEI en el siglo XXI”, Una velada con el élder M. Russell Ballard, 26 de febrero de 2016, broadcasts.lds.org).

Al prepararse para enseñar las lecciones de este curso de estudios, usted debe utilizar los siguientes materiales: La mayoría del material está disponible de forma impresa, en LDS.org y en la aplicación Biblioteca del Evangelio.

  1. Las Escrituras (véase “Enseñar de las Escrituras”).

  2. El manual del maestro (véase “Cómo utilizar este manual”).

  3. Doctrina y Convenios y la Historia de la Iglesia: Guía de estudio para el miembro de la clase (35686 002). Este cuadernillo contiene la asignación de lectura, material de contexto para cada lección, y algunas preguntas para analizar. Al preparar cada lección, considere cómo puede utilizar el material de la guía de estudio. Los miembros de la clase participarán mejor en los análisis si han estudiado la asignación de lectura con anticipación y si usted hace preguntas que ellos estén preparados para contestar. Aliente a los miembros de la clase a usar la guía de estudio en su estudio personal y en los análisis que lleven a cabo en familia.

    Se debe mostrar a todos los miembros de la clase cómo obtener acceso a la guía de estudio en línea, o bien, se les debe proporcionar un ejemplar impreso. (Las copias impresas se pueden obtener por medio de la presidencia de la Escuela Dominical o del secretario de barrio).

  4. Nuestro Legado: Una breve historia de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (35448 002). Este libro contiene un relato inspirador de la historia de la Iglesia desde la época del profeta José Smith hasta el presente. Muchos relatos de este libro se analizan en las lecciones. Todo miembro de la clase debe tener acceso a un ejemplar de Nuestro Legado para su estudio personal. Está disponible de forma impresa, en LDS.org y en la aplicación Biblioteca del Evangelio.

También los recursos siguientes podrían serle de utilidad. Las lecciones contenidas en este manual incluyen vínculos a varios de esos recursos, los cuales pueden ayudarle a comprender el contexto histórico de las revelaciones.

Si necesita ayuda en cuanto a los principios básicos para la enseñanza del Evangelio, refiérase a las instrucciones de esta introducción y a los siguientes recursos:

  1. Enseñar a la manera del Salvador (13301)

  2. “Enseñar el Evangelio”, Manual 2: Administración de la Iglesia 2010, 5.5

Cómo utilizar este manual

Este manual es un instrumento para ayudarle a enseñar las doctrinas del Evangelio empleando las Escrituras y la historia de la Iglesia. Se ha escrito para las clases de Doctrina del Evangelio de los jóvenes y de los adultos, y se utilizará cada cuatro años. El élder M. Russell Ballard dijo:

“Sería una buena idea que los maestros estudiaran cuidadosamente las Escrituras y sus manuales antes de recurrir a materiales complementarios. Demasiados maestros se apartan de los materiales de estudio aprobados sin estudiarlos cuidadosamente” (“La Enseñanza: El llamamiento más importante”, Liahona, julio de 1983, pág. 104).

Repase cada lección por lo menos con una semana de anticipación. Si estudia las asignaciones de lectura y los materiales de la lección con tiempo, durante la semana le vendrán a la mente pensamientos e impresiones que le ayudarán a enseñar la lección. A medida que medite en la lección durante la semana, ore para que el Espíritu le guíe. Tenga fe en que el Señor le bendecirá.

Todas las lecciones de este manual contienen más información de la que se puede impartir en una sola clase. Procure tener el Espíritu del Señor para seleccionar los relatos de las Escrituras, las preguntas y otros materiales de la lección que se adapten mejor las necesidades de los miembros de la clase. Tenga siempre presentes las edades, los intereses y los antecedentes culturales y sociales de los miembros de la clase.

Este manual contiene 46 lecciones. Debido a que es probable que haya más de 46 domingos para enseñar, en ocasiones quizás podría utilizar dos periodos de clase para enseñar una lección. Eso podría ser particularmente útil para algunas de las lecciones más largas, como las lecciones 4, 7 y 27.

Las lecciones están compuestas de las siguientes secciones:

  1. Objetivo. La declaración del objetivo indica el concepto principal en el cual concentrarse al preparar y enseñar la lección. Además del objetivo sugerido, permita que el Espíritu le guíe a medida que considere otros temas que se encuentren en los pasajes de las Escrituras asignados y que satisfagan mejor las necesidades de los miembros de la clase.

  2. Preparación. En esta sección se enumeran los relatos de las Escrituras y los otros materiales que se indican en la reseña de la lección. También puede incluir otras sugerencias para su preparación, tales como materiales para llevar a la clase. Muchos de esos materiales están disponibles en la biblioteca del centro de reuniones. (El número de cinco dígitos que se indica a continuación del título de los materiales sugeridos se refiere al número de artículo).

  3. Actividad para despertar el interés. Esta sección consiste en una actividad sencilla de aprendizaje a fin de ayudar a los miembros de la clase a prepararse para aprender, participar y sentir la influencia del Espíritu. Ya sea que utilice la actividad que se sugiere en el manual u otra de su preferencia, es importante captar la atención de los miembros de la clase al inicio de la lección. La actividad debe ser breve.

  4. Análisis y aplicación. Esta es la parte principal de la lección. Estudie los pasajes de las Escrituras y los relatos históricos, y ore al respecto, a fin de que pueda enseñarlos y analizarlos con eficacia. Utilice las sugerencias que se dan en las secciones “Enseñar de las Escrituras”, “Fomentar el análisis en la clase” y “Pautas para aprender sobre la historia de la Iglesia” a fin de enseñar las lecciones en forma variada y mantener el interés de los miembros de la clase. Seleccione preguntas y métodos que sean apropiados para la edad y la experiencia de los miembros de la clase.

  5. Conclusión. Esta sección le sirve para resumir la lección e instar a los miembros de la clase a poner en práctica los principios que hayan analizado. También le recuerda que exprese su testimonio. Asegúrese de dejar tiempo suficiente para concluir adecuadamente cada lección.

  6. Sugerencias adicionales para la enseñanza. Casi todas las lecciones del manual tienen esta sección, la cual puede incluir verdades adicionales que se encuentran en los relatos de las Escrituras, actividades u otras sugerencias que complementen el desarrollo de la lección.

Enseñar por medio del Espíritu

Al prepararse para enseñar el Evangelio, es importante que busque la inspiración y la guía del Espíritu Santo. Dijo el Señor: “Y se os dará el Espíritu por la oración de fe; y si no recibís el Espíritu, no enseñaréis” (D. y C. 42:14). Recuerde que el Espíritu Santo es el maestro más importante de la clase.

La forma de buscar el Espíritu es por medio de la oración, el ayuno, el estudio diario de las Escrituras y la obediencia a los mandamientos. Mientras se prepara para dar la lección, ore para suplicar que el Espíritu le ayude a comprender las Escrituras y las necesidades de los miembros de la clase. El Espíritu también puede ayudarle a planificar maneras significativas de analizar los pasajes de las Escrituras y de aplicarlos al momento actual.

A continuación se dan algunas sugerencias para invitar al Espíritu a que esté presente en su clase:

  1. Pida a miembros de la clase que ofrezcan una oración antes y después de la lección. Durante la lección, tenga una oración en el corazón para que el Espíritu le guíe, para que toque el corazón de los miembros de la clase, les testifique y los inspire.

  2. Utilice las Escrituras (véase “Enseñar doctrina verdadera” y “Enseñar de las Escrituras” en esta introducción). Pida a los miembros de la clase que lean en voz alta pasajes seleccionados de las Escrituras.

  3. Exprese su testimonio siempre que el Espíritu se lo indique y no solo al final de la lección. Testifique sobre Jesucristo; pida con frecuencia a los miembros de la clase que expresen su testimonio.

  4. Utilice himnos, canciones de la Primaria y otra música sacra con el fin de preparar a los miembros de la clase para sentir el Espíritu.

  5. Exprese el amor que siente por los miembros de la clase, por las demás personas y por nuestro Padre Celestial y Jesucristo.

  6. Cuando sea apropiado, comparta ideas, sentimientos y experiencias que se relacionen con la lección, e invite a los miembros de la clase a hacer lo mismo. Ellos también podrían relatar la forma en que hayan puesto en práctica los principios que se analizaron en lecciones anteriores.

Enseñar doctrina verdadera

El presidente Boyd K. Packer enseñó: “Si la verdadera doctrina se entiende… cambia la actitud y el comportamiento” (“Los niños pequeños”, Liahona, enero de 1987, pág. 17).

Al preparar la lección, y durante la clase, concéntrese en las doctrinas salvadoras del Evangelio, tal como se presentan en las Escrituras y en las enseñanzas de los profetas de los últimos días; para ello, será necesario que usted estudie las Escrituras con diligencia y oración. El Señor mandó: “No intentes declarar mi palabra, sino primero procura obtenerla, y entonces será desatada tu lengua; luego, si lo deseas, tendrás mi Espíritu y mi palabra, sí, el poder de Dios para convencer a los hombres” (D. y C. 11:21).

Enseñar de las Escrituras

Hay un gran poder en el hecho de utilizar las Escrituras para enseñar las doctrinas del Evangelio. Inste a los miembros de la clase a llevar sus ejemplares de las Escrituras a clase todos los domingos para leer juntos los pasajes de las Escrituras que se hayan seleccionado.

Utilice las sugerencias que se hallan a continuación para enseñar con mayor eficacia y variedad los relatos de las Escrituras:

  1. Ayude a los miembros de la clase a entender lo que las Escrituras enseñan acerca de Jesucristo. Pídales que piensen en la forma en que ciertos pasajes aumentan su fe en el Salvador y les permiten sentir Su amor.

  2. Pídales que personalicen los pasajes de las Escrituras insertando mentalmente su nombre en ciertos pasajes seleccionados.

  3. Comparta relatos inspiradores de la historia de la Iglesia para demostrar cómo los pasajes de las Escrituras se aplican a nuestra vida.

  4. Pida a los miembros de la clase que busquen palabras, frases o conceptos que se repitan varias veces en un pasaje de las Escrituras o que tengan algún significado especial para ellos.

  5. Anime a los miembros de la clase a que utilicen las ayudas para el estudio incluidas al final de las ediciones de las Escrituras de la Iglesia SUD, tales como la Guía para el Estudio de las Escrituras y la Guía de Referencias de la Santa Biblia, en la Biblia y en la combinación triple.

  6. En la pizarra, escriba frases, palabras clave o preguntas que tengan que ver con el relato de las Escrituras; después, lea o haga un resumen de dicho relato. Cuando los miembros de la clase encuentren frases, palabras clave o respuestas a las preguntas, deténgase y analícenlas.

  7. Divida la clase en dos o más grupos pequeños. Después de que hayan leído detenidamente un relato de las Escrituras, pida a cada uno de los grupos que anote los principios y las doctrinas que se enseñen en él. Luego, pida a los grupos que, por turno, hablen de la forma en que esas enseñanzas se aplican a su vida.

  8. Sugiera a los miembros que traigan lápices a la clase para marcar los pasajes que tengan un significado especial para ellos.

Desde que se publicó la edición de 1981 de Doctrina y Convenios en inglés, las investigaciones históricas, en su mayoría basadas en The Joseph Smith Papers [Los documentos de José Smith], han derivado en nueva información respecto a muchas de las secciones de Doctrina y Convenios. Se han hecho cambios para corregir datos inexactos, proporcionar fechas más precisas en muchas secciones y, en algunos casos, ofrecer un contexto histórico que ayuda a comprender las secciones. Esos cambios se publicaron en la edición de 2013 de los libros canónicos en inglés.

Las ediciones de las Escrituras publicadas en línea y en la aplicación Biblioteca del Evangelio contienen los nuevos encabezados; así como las ediciones impresas después de agosto de 2013. Una reseña de los ajustes hechos se encuentra aquí y se brindan explicaciones detalladas de los cambios en The Joseph Smith Papers [Los documentos de José Smith].

Fomentar el análisis en la clase

Por lo general, no debe dar una disertación, sino ayudar a los miembros de la clase a participar en forma significativa en el análisis de las Escrituras. En Doctrina y Convenios 88:122 se encuentra el consejo que el Señor da referente al análisis que se debe efectuar en clase: “Nombrad de entre vosotros a un maestro; y no tomen todos la palabra al mismo tiempo, sino hable uno a la vez y escuchen todos lo que él dijere, para que cuando todos hayan hablado, todos sean edificados de todos y cada hombre tenga igual privilegio”.

Utilice las pautas que se encuentran a continuación para fomentar el análisis en la clase:

  1. Haga preguntas que inviten a la reflexión y al análisis. Por lo general, las preguntas que resultan ser más eficaces para instar al análisis son las que comienzan con las palabras por qué o cómo. Ponga atención a lo que digan los miembros de la clase y haga preguntas de seguimiento para continuar el análisis. Al estudiar las preguntas que contiene este manual, busque la guía del Espíritu y decida cuáles va a hacer y cómo las adaptará a las necesidades de la clase.

  2. Invite a los miembros de la clase a compartir brevemente experiencias que hayan tenido y que se relacionen con los principios de las Escrituras que estén analizando. Anímelos también a expresar lo que sientan acerca de lo que estén aprendiendo de las Escrituras. Ayúdelos a comprendan que las experiencias y los sentimientos espirituales deben expresarse “con cuidado y por constreñimiento del Espíritu” (D. y C. 63:64). Algunas experiencias y sentimientos no son apropiados para compartir.

  3. Sea sensible a las necesidades de cada uno de los miembros de la clase. Aunque se debe animar a todos los integrantes de la clase a participar en los análisis, quizás haya algunos que vacilen en contestar. Tal vez podría hablar con ellos en privado para determinar qué piensan en cuanto a leer en voz alta o a participar en la clase. Tenga cuidado de no pedir la participación de las personas que puedan sentirse incómodas de hacerlo.

  4. Dé referencias de las Escrituras para ayudar a los miembros de la clase a buscar las respuestas a algunas preguntas.

  5. Si tiene la impresión de que solo unos pocos miembros de la clase toman casi todo el tiempo durante un análisis, esfuércese por darle la oportunidad de participar a aquellos que todavía no lo hayan hecho. Tal vez tenga que cambiar el rumbo del análisis con delicadeza y decir: “Veamos qué opinión tienen los demás” o “¿Alguien más quisiera añadir algo a lo que ya se ha dicho?”.

Es más importante ayudar a los miembros de la clase a comprender y a aplicar las Escrituras que cubrir todo el material de la lección que haya preparado. Si los miembros de la clase están aprendiendo de un buen análisis, a menudo es mejor continuarlo que tratar de cubrir todo el material de la lección. Sin embargo, si un análisis no ofrece ninguna ayuda o si no es edificante, es mejor que lo desvíe hacia otro tema.

Pautas para aprender sobre la historia de la Iglesia

Tenga presente las pautas siguientes a medida que estudie y enseñe la historia de la Iglesia:

  1. Ayude a los miembros de la clase a centrarse en los principios que se enseñan en Doctrina y Convenios, haciendo uso de los relatos de la historia de la Iglesia para dar contexto a esos principios.

  2. Tenga en cuenta que el pasado es distinto al presente y que es importante recordar que muchas actitudes y creencias que consideramos comunes y corrientes en la actualidad eran muy diferentes en décadas o siglos anteriores.

  3. Tome en consideración que los registros del pasado que están disponibles son incompletos y están sujetos a la interpretación, y que algunos relatos son más fiables y precisos que otros.

Cómo responder preguntas difíciles

A medida que enseñe, puede que los miembros de la clase hagan preguntas respecto a temas históricos y doctrinales delicados. No evite ni haga caso omiso a las preguntas sinceras. Más bien, agradezca cada pregunta, contéstela como mejor pueda y remita a los miembros de la clase a los recursos oficiales de la Iglesia. Por ejemplo: la Iglesia ha publicado Ensayos sobre Temas del Evangelio para responder preguntas en cuanto a la historia de la Iglesia (véase lds.org/topics). Aunque es natural que usted quiera contestar cada pregunta, es mejor admitir que no sabe la respuesta y remitir a los alumnos a los recursos apropiados, que especular o transmitir su propia opinión como si fuese la doctrina o la historia de la Iglesia.

Cómo ayudar a los miembros nuevos

Es posible que usted tenga la oportunidad de enseñar a miembros que sean relativamente nuevos en la Iglesia; la enseñanza que usted imparta podrá ayudarles a ser más firmes en la fe. La Primera Presidencia ha dicho: “Todo miembro de la Iglesia necesita que se le ame y se le nutra espiritualmente, en especial durante los primeros meses después del bautismo. Cuando los miembros nuevos reciben una amistad sincera, oportunidades de servir y la nutrición espiritual que se recibe al estudiar la palabra de Dios, experimentan la conversión duradera y llegan a ser ‘conciudadanos con los santos, y miembros de la familia de Dios’ (Efesios 2:19)” (véase la carta de la Primera Presidencia del 15 de mayo de 1997).

Cómo enseñar el Evangelio a los jóvenes

Si usted enseña a los jóvenes, recuerde que ellos a menudo necesitan participar en forma activa y tener una representación visual de las doctrinas que se analizan. El usar las actividades, los videos y las ilustraciones que se sugieren en el manual puede ayudar a los jóvenes a mantenerse interesados en las lecciones.

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