Nutrición

“Cada hierba en su sazón y cada fruta en su sazón; todas estas para usarse con prudencia y acción de gracias. Sí, también la carne de las bestias y de las aves del cielo, yo, el Señor, he dispuesto para el uso del hombre, con acción de gracias; sin embargo, han de usarse limitadamente […]. Todo grano es bueno para alimentar al hombre, así como también el fruto de la vid; lo que produce fruto, ya sea dentro de la tierra, ya sea arriba de la tierra”.

—Doctrina y Convenios 89:11–12; 16

El Señor desea que cuide su cuerpo. En una revelación llamada la Palabra de Sabiduría, registrada en Doctrina y Convenios 89, nos enseñó como alimentar nuestros cuerpos de manera apropiada. Dijo que la revelación fue “dada como un principio con promesa” (versículo 3). Si seguimos los principios en esta revelación, el Señor nos promete “salud en el ombligo y médula en los huesos”, “sabiduría y grandes tesoros de conocimiento”. También nos promete que “[correremos] sin fatigar[nos], y andar[emos] sin desmayar” y que “el ángel destructor pasará de [nosotros]” (versículos 18–21).

Alimentar su cuerpo con energía adecuada y muchos nutrientes le permite ofrecer lo mejor de sí en su servicio como misionero. Comer bien lo ayudará a prosperar tanto física como espiritualmente.