“Peso corporal”, Bienestar de los misioneros: Nutrición, 2023
Peso corporal
Nuestros cuerpos son creaciones magníficas de Dios y debemos cuidarlos mediante la nutrición, el ejercicio y el descanso apropiado.
Acéptese a sí mismo y a su cuerpo natural. Exprese gratitud a su Padre Celestial por el milagro trascendente de su cuerpo. No se obsesione ni tome medidas extremas para tener cierto tipo de cuerpo. Hacer esto casi siempre lleva a prácticas no saludables que dañarán su cuerpo sagrado y crearán una percepción corporal negativa. Tales prácticas también limitan nuestra capacidad de servirle a Él como misioneros.
En su lugar, escuche las habilidades únicas de su cuerpo para que lo guíen en qué y cuánto comer, cuándo moverse y ejercitarse y cuándo descansar. A medida que honre el don de su cuerpo y lo escuche, se acostumbrará a lo que es saludable específicamente para usted.
Cambios de peso no deseados
Es normal experimentar cambios leves en su peso a medida que se adapta a un nuevo ambiente, nuevos elementos de estrés y, posiblemente, un nuevo país, cultura y dieta. Puede tomar tiempo ajustarse a tales cambios, y es posible que experimente un aumento o una pérdida de peso, dependiendo de su situación particular.
Si está perdiendo peso saludable y necesario de manera consistente, intente aumentar ligeramente la cantidad de comida que ingiere cada día. Puede hacer esto fácilmente agregando una porción adicional de proteínas, carbohidratos, grasas o vegetales a su día. Siga aumentando sus porciones de manera gradual hasta que pueda mantener su peso semana a semana.
Del mismo modo, si está subiendo de peso de manera no intencional consistentemente, intente reducir sus porciones gradualmente cada día. Puede hacer esto eliminando una porción de los carbohidratos o grasas que come en un día. Siga reduciendo sus porciones de manera gradual hasta que pueda mantener su peso consistentemente de semana a semana.
Si experimenta cambios drásticos y no deseados en su peso en un período corto, busque la ayuda de los líderes de la misión. Es posible que deba consultar a un profesional médico.
Esfuerzos no saludables para cambiar el peso corporal
Usar prácticas poco saludables para tener cierto tipo de cuerpo reduce su enfoque como misionero de traer a otros a Cristo y a Su Iglesia restaurada. También puede ser peligroso para su salud mental y física general. Si honra las señales naturales de su cuerpo en relación con la comida (comer cuando tiene hambre y detenerse cuando esté satisfecho) y utiliza plenamente el tiempo reservado cada día para ejercitarse, podrá mantener un peso saludable que sea natural para usted durante la misión.
Desorden alimenticio
A veces, cuando se siente estresado o alterado, puede comenzar a hacer cosas con la comida que no son beneficiosas para su cuerpo ni su mente. Esto se denomina desorden alimenticio. Las personas con desórdenes alimenticios pueden notar que se sienten ansiosas o culpables en relación con la comida y se preocupan mucho sobre el cuerpo, la comida o el ejercicio.
Un desorden alimenticio puede dañar su salud física y mental. Puede conducir a la depresión y la ansiedad, problemas digestivos, pérdida de masa osea, presión sanguínea o ritmo cardíaco bajo, y obesidad. Los desórdenes alimenticios pueden empeorar con el tiempo y convertirse en un trastorno alimentario.
Si piensa que puede tener un desorden alimenticio y está afectando su salud, es importante que hable con alguien en quien confía, como un líder de misión, sobre obtener ayuda de un profesional capacitado que sepa sobre desórdenes alimenticios. Esta persona podría ser un consejero, terapeuta, nutricionista matriculado o médico. Esta persona podrá ayudarlo a saber como cuidarse de mejor manera. Recuerde que está bien pedir ayuda cuando la necesite. No tiene que pasar por eso solo.
Estos son algunos ejemplos de desórdenes alimenticios:
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Hacer dietas muy seguido.
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Saltarse comidas de manera intencional y con frecuencia.
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Usar el ejercicio o períodos de ayuno para redimirse por comer alimentos “malos”.
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Tener creencias o rutinas estrictas y poco razonables sobre la comida o el ejercicio.
La comida se creó para “alegrar [nuestro] corazón”. Fue hecha para “para vigorizar [nuestro] cuerpo y animar [nuestra] alma”. (Véase Doctrina y Convenios 59:18–19). Esfuércese por dejar ir las reglas estrictas, la culpa y la vergüenza en relación con la comida. Aprenda a encontrar gozo, paz y gratitud en la comida que nuestro Dios creó para nuestro beneficio y uso.