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La necesidad que tenemos de la Expiación
Introducción
La expiación de Jesucristo es fundamental en el plan de salvación de Dios. Por medio de Su expiación, Jesucristo cumplió los propósitos de Su Padre al redimirnos de la muerte física y espiritual, al satisfacer las demandas de la justicia y al limpiarnos de nuestros pecados individuales bajo condición de arrepentimiento. El Salvador también nos consuela en nuestras enfermedades, nos da fortaleza para lograr cosas que no podríamos lograr por cuenta propia y nos da esperanza de que podemos regresar a vivir con Él y el Padre Celestial. Los misioneros de tiempo completo participan en la obra de salvación al ayudar a los demás a aprender la manera de obtener acceso a las bendiciones de la Expiación por medio de la fe en Jesucristo, el arrepentimiento, el bautismo, la confirmación y el perseverar hasta el fin.
Preparación preliminar
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Estudie lo siguiente para tener una mejor comprensión de la razón por la que necesitamos la Expiación: Romanos 3:23; 2 Nefi 9:6–10 y Alma 42:9–14.
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Estudie lo siguiente para ver algunas de las bendiciones que están disponibles por medio de la Expiación: Mosíah 3:19; 4:3; 24:12–15 y Alma 5:12–13; 7:11–13.
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Estudie, del élder Jeffrey R. Holland, “La obra misional y la Expiación”, Liahona, octubre de 2001, págs. 26–32.
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Estudie Predicad Mi Evangelio, páginas 51–52 y 60–61.
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Prepárese para mostrar el video “He Lives! All Glory to His Name!” [¡Él vive, y yo lo honraré!], (2:51; videoclip del discurso del élder Richard G. Scott, Liahona, mayo de 2010, págs. 75–78), disponible en lds.org/media-library.
Sugerencias para la enseñanza
Por qué tenemos necesidad de la Expiación
Para empezar, haga la siguiente pregunta a los alumnos:
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¿Cómo es que las personas llegan a comprender que tienen necesidad de la expiación de Jesucristo en su vida?
En seguida, muestre la siguiente cita:
“De la misma manera que un hombre realmente no desea comida hasta que siente hambre, del mismo modo no desea la salvación de Cristo hasta conocer la razón por la que necesita a Cristo.
“Nadie sabrá en forma adecuada y precisa la razón por la que necesita a Cristo hasta que comprenda y acepte la doctrina de la Caída y su efecto sobre toda la humanidad” (Presidente Ezra Taft Benson, A Witness and a Warning, 1988, pág. 33).
Luego pregunte:
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¿A qué nos referimos cuando hablamos de la caída de Adán?
Muestre la siguiente cita y pida a un alumno que la lea en voz alta a la clase:
“Debido a que Adán y Eva… comieron el fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal, fueron expulsados de la presencia del Señor (véase D. y C. 29:40–41). En otras palabras, experimentaron la muerte espiritual; además, llegaron a ser mortales, es decir, quedaron sujetos a la muerte física. Esta muerte espiritual y física se denomina la Caída…
“Como descendientes de Adán y Eva, heredamos una condición caída durante nuestra vida terrenal (véase Alma 42:5–9, 14). Quedamos separados de la presencia del Señor y sujetos a la muerte física. También nos encontramos en un estado de oposición, en el cual somos probados por las dificultades de la vida y las tentaciones del adversario (véanse 2 Nefi 2:11–14; D. y C. 29:39; Moisés 6:48–49)” (véase Leales a la Fe, 2004, págs. 36–37).
A fin de ayudar a los alumnos a encontrar las doctrinas que se enseñan en esa cita, pregunte:
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¿De qué modo la caída de Adán afecta a cada uno de nosotros como descendientes de Adán y Eva? (Tal como Adán y Eva, nosotros también estamos sujetos tanto a la muerte física como la espiritual. Vivimos en un mundo caído y estamos sujetos a las dificultades de la vida y las tentaciones del adversario. Hemos sido excluidos de la presencia del Padre y necesitamos la ayuda del Salvador para poder regresar a Él).
Escriba las siguientes referencias de las Escrituras en la pizarra y conceda a los alumnos unos cuantos minutos para que las estudien:
Mientras las estudian, anime a los alumnos a buscar la forma en que cada uno de nosotros se ve afectado por la caída de Adán y Eva.
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¿De qué manera explican las Escrituras la forma en que cada uno de nosotros se ve afectado por la caída de Adán y Eva? (A medida que los alumnos contesten, anote las respuestas en la pizarra. Aun cuando sus respuestas pudieran variar, puede que sean similares a las siguientes: Todos pecamos y llegamos a ser inmundos a la vista de Dios; debido a que pecamos, somos excluidos de la presencia de Dios; todos pasaremos por la muerte física; vivimos en un mundo caído y debemos vencer el “hombre natural” [Mosíah 3:19]).
Pregunte a los jóvenes qué interrogantes tienen acerca de las doctrinas y los términos que encontraron. Permita que se lleve a cabo un análisis en clase a fin de explorar dichas interrogantes. Luego pregunte:
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¿De qué manera esos pasajes de las Escrituras ayudan a explicar la razón por la que todos necesitamos a Jesucristo? (La expiación de Jesucristo nos redime de la caída de Adán y de nuestros propios actos de desobediencia).
Explique que, como parte del plan misericordioso de Dios, la expiación de Jesucristo nos permite escapar del “monstruo” de la muerte y el infierno (véase 2 Nefi 9:10), refiriéndose a la muerte física y la espiritual. Todos vamos a resucitar. Mediante la expiación de Jesucristo, podemos ser limpiados de nuestros pecados a medida que nos arrepintamos. Sin Jesucristo, no solo pereceríamos, sino que quedaríamos sujetos al diablo por toda la eternidad.
Comparta un breve testimonio de la sabiduría y la misericordia del plan de Dios. Asegure a los alumnos que todos los resultados de la Caída se pueden vencer mediante la expiación de Jesucristo.
La importancia de enseñar la Expiación
Considere leer o mostrar el videoclip de la siguiente declaración del élder Richard G. Scott, del Cuórum de los Doce Apóstoles. Pida a los alumnos que busquen la razón por la que es importante que aumentemos nuestra comprensión de la Expiación.
“[Cuando] recuerdes la Resurrección y el precio que se pagó y la dádiva que se dio mediante la Expiación, medita en lo que las Escrituras enseñan sobre esos acontecimientos sagrados. Tu testimonio personal de esa realidad se fortalecerá. Esos deben ser más que principios que memorices, deben entretejerse en cada fibra de tu ser como un poderoso baluarte contra la creciente marea de la abominación que infecta nuestro mundo…
“Sin la Expiación, el plan de felicidad del Padre Celestial no podría haberse llevado a efecto en su plenitud. La Expiación da toda oportunidad de superar las consecuencias de errores cometidos en la vida. Cuando obedecemos una ley, recibimos una bendición. Cuando quebrantamos una ley, no hay nada que haya sobrado de la obediencia anterior que satisfaga las demandas de la justicia por dicha ley quebrantada. La expiación del Salvador nos permite arrepentirnos de cualquier desobediencia y así evitar la pena que la justicia nos hubiera impuesto.
“Mi reverencia y gratitud para con la expiación del Santo de Israel, el Príncipe de Paz y nuestro Redentor, continúan expandiéndose a medida que me esfuerzo por entender más acerca de la Expiación. Me doy cuenta de que ninguna mente mortal puede concebir adecuadamente, ni puede lengua humana expresar con propiedad, el significado total de todo lo que Jesucristo ha hecho por los hijos de nuestro Padre Celestial mediante Su expiación. Aun así, es vital que cada uno de nosotros aprenda lo que pueda acerca de ella. La Expiación es ese ingrediente esencial del plan de felicidad de nuestro Padre Celestial sin el cual ese plan no se podría haber activado. Tu entendimiento de la Expiación y la perspectiva que esta te proporcione realzarán grandemente el uso productivo de todo el conocimiento, la experiencia y las aptitudes que adquieras en tu vida mortal…
“Existe la necesidad imperativa de que cada uno de nosotros fortalezca su entendimiento sobre el significado de la expiación de Jesucristo para que llegue a ser un fundamento inquebrantable sobre el cual edificar nuestra vida…
“…La meditación personal profunda de las Escrituras, acompañada de la oración inquisitiva y sincera, fortificará tu entendimiento y tu agradecimiento por Su expiación invalorable” (“¡Él vive, y yo lo honraré!”, Liahona, mayo de 2010, págs. 75–76, 77).
A fin de ayudar a los alumnos a analizar la declaración del élder Scott, formule preguntas como estas:
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¿Qué partes del discurso del élder Scott recalcaron la importancia de comprender la Expiación? (Asegúrese de que los alumnos descubran declaraciones como las siguientes: el sufrimiento del Salvador “nos afectará no solo en esta vida, sino a lo largo de toda la eternidad”; “Su expiación hizo que se activara plenamente el plan de felicidad de Su Padre Celestial”; “Jesús administra el equilibrio entre la justicia y la misericordia, lo que está condicionado por nuestra obediencia”; “la Expiación da toda oportunidad de superar las consecuencias de errores cometidos en la vida”; y “tu entendimiento de la Expiación y la perspectiva que esta te proporcione realzarán grandemente el uso productivo de todo el conocimiento, la experiencia y las aptitudes que adquieras en tu vida mortal”).
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El élder Scott indicó que los principios de la Expiación “deben ser más que principios que memorices, deben entretejerse en cada fibra de tu ser”. ¿Cómo puede un futuro misionero lograr que eso suceda?
Muchos jóvenes no entienden las bendiciones, aparte de la del perdón de los pecados, que reciben en la vida por medio de la Expiación. A fin de profundizar la comprensión de los alumnos de esas otras bendiciones, conceda a la clase unos cuantos minutos para estudiar los siguientes pasajes de las Escrituras y para buscar las bendiciones que se obtienen por medio de la expiación de Jesucristo: Mosíah 3:19; 4:3; 24:12–15; Alma 5:12–13; 7:11–13. Después de darles suficiente tiempo, pídales que expliquen algunas de las muchas bendiciones de la Expiación. Resuma las respuestas en la pizarra.
Muestre la siguiente cita y pida a un alumno que la lea en voz alta:
“Al crecer su propio entendimiento de la expiación de Jesucristo, aumentará en usted el deseo de compartir el Evangelio” (Predicad Mi Evangelio, pág. 2).
A fin de ayudar a los alumnos a comprender mejor ese principio, pregunte:
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¿Por qué aumentaría el deseo de una persona de compartir el Evangelio cuando entiende la Expiación?
Asigne a los alumnos a trabajar con otro integrante de la clase a fin de que se turnen para leer en voz alta 1 Nefi 8:10–12; Enós 1:5–9; y Mosíah 27:34–36 y 28:1–4. Pídales que busquen el patrón que se encuentra en esos pasajes. Una vez que les haya concedido suficiente tiempo, pida a unos cuantos alumnos que expliquen el patrón que hayan encontrado. (Después de que Lehi, Enós y los hijos de Mosíah habían experimentado las bendiciones de la Expiación, tuvieron el deseo de compartir el Evangelio y de ayudar a los demás a recibir las mismas bendiciones).
Para ayudar a los alumnos a sentir la veracidad y la importancia del principio que escribió en la pizarra, haga las siguientes preguntas:
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Si no se trata de algo demasiado personal, ¿qué experiencias han tenido con la Expiación que los motiva a compartir el Evangelio con los demás?
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¿De qué manera el conocimiento y los sentimientos que tienen acerca de la Expiación los motiva a estrechar la relación que los demás tienen con Jesucristo?
Conceda a los alumnos un momento para meditar si su comprensión de la expiación de Jesucristo forma parte de su motivación para prestar servicio en una misión y lo que podrían hacer a fin de aumentar su nivel de gratitud por lo que Jesucristo ha hecho por ellos.
Ayudar a los investigadores a recibir las bendiciones de la Expiación
Diga a los alumnos que ninguna doctrina que enseñen como misioneros será más importante que los investigadores y los misioneros entiendan y acepten que la expiación de Jesucristo.
Pida a los alumnos que estudien 2 Nefi 2:6–8 y que busquen lo que Lehi enseñó que debemos hacer con el conocimiento que obtengamos de la Expiación. Una vez que unos cuantos alumnos hayan respondido, a fin de ayudarles a entender la necesidad de que los investigadores entiendan y acepten la Expiación, muestre y lea las siguientes palabras del élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles:
“…en conferencias de zona, que son algunos de los mejores momentos para enseñar que nosotros como Autoridades Generales tenemos con estos jóvenes élderes y hermanas, les he preguntado a los misioneros qué es lo que quieren que los investigadores hagan como resultado de oír las charlas.
“‘¡Que se bauticen!’, es lo que exclaman al unísono.
“‘Sí’, les digo, ‘pero, ¿qué tiene que preceder al bautismo?’…
“…casi nunca los misioneros llegan a describir las dos cosas fundamentales que queremos que los investigadores hagan antes del bautismo: Tener fe en el Señor Jesucristo y arrepentirse de sus pecados. Sin embargo, ‘[creemos] que los primeros principios y ordenanzas del Evangelio son: primero, Fe en el Señor Jesucristo; segundo, Arrepentimiento; [luego] tercero, Bautismo por inmersión para la remisión de los pecados; cuarto, Imposición de manos para comunicar el don del Espíritu Santo’ (Artículos de Fe 1:4; cursiva agregada).
“La vida de un nuevo converso debe edificarse sobre la fe en el Señor Jesucristo y en Su sacrificio redentor: una convicción de que Él realmente es el Hijo de Dios, que vive en este instante, que realmente es la puerta del redil de las ovejas, que solo Él tiene las llaves de nuestra salvación y exaltación. A esa creencia debe seguirla el verdadero arrepentimiento, el arrepentimiento que muestra nuestro deseo de ser limpios, renovados y sanos, arrepentimiento que nos permite reclamar todas las bendiciones de la Expiación” (véase “La obra misional y la Expiación”, Liahona, octubre de 2001, págs. 26, 28).
Luego pregunte:
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¿Qué debe hacer el investigador para reclamar todas las bendiciones de la Expiación? (Tener fe en Jesucristo, arrepentirse y ser bautizado).
Explique a los alumnos que Doctrina y Convenios 20:37 describe los requisitos para el bautismo. Pida a los alumnos que lean el versículo y que busquen lo que deben hacer los investigadores antes de ser bautizados. Pregunte:
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¿Cuáles son algunas de las cosas que los investigadores deben hacer que demuestran que están desarrollando fe en Jesucristo? (Serán humildes, se arrepentirán de sus pecados, manifestarán buenas obras, etc.).
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¿Qué función tienen los misioneros en ayudar a los investigadores a cumplir con los requisitos para el bautismo? ¿Cómo se relaciona ello con su objetivo como misioneros? (De ser necesario, recuerde a los alumnos los principios de la última lección).
A los misioneros se les manda enseñar el arrepentimiento
Anote la siguiente pregunta en la pizarra:
Pida a los alumnos que lean Doctrina y Convenios 18:11–14 y que busquen la respuesta a la pregunta de la pizarra. Analicen las respuestas de los alumnos y luego pregunte:
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¿Por qué es el arrepentimiento la única manera en que los hijos de Dios pueden obtener acceso a todas las bendiciones de la Expiación? (Véanse Mosíah 16:13; Alma 11:37 y Helamán 14:13).
Escriba en la pizarra la siguiente respuesta a la pregunta que ya está allí anotada:
Divida la clase en dos grupos. Pida al primer grupo que estudie la sección titulada “La Expiación”, en las páginas 51–52 de Predicad Mi Evangelio, y al otro que estudie la sección titulada “Por medio de Cristo podemos ser limpios del pecado”, en las páginas 60–61 de Predicad Mi Evangelio. Conceda varios minutos a los alumnos para que lean y se preparen para enseñar una reseña de dos minutos del material que leyeron. Como parte de la reseña, inste a los alumnos a (1) encontrar y explicar los puntos esenciales de la doctrina, (2) compartir una experiencia personal o un pasaje de las Escrituras que respalde la doctrina y (3) dar testimonio de lo que enseñen. Resuma los tres pasos en la pizarra.
Tras concederles suficiente tiempo para prepararse, quizá desee pedir a cada alumno del primer grupo que se agrupe con un alumno del otro grupo y que se turnen para enseñarse el uno al otro. Después de que cada alumno haya tenido la oportunidad de enseñar a otro integrante de la clase, si lo desea puede pedir a un voluntario que pase al frente de la clase y enseñe su reseña a toda la clase. Cuando haya terminado la presentación, felicite al alumno que la hizo y pida a la clase que ofrezca comentarios en cuanto a la experiencia. Averigüe si tienen alguna pregunta y luego indague:
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¿Qué sentimientos tuvieron al enseñar y dar testimonio de la expiación de Jesucristo?
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¿Cuáles son algunas de las cosas que descubrieron que les pudieran ayudar cuando enseñen a los investigadores en cuanto a la expiación de Jesucristo?
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¿Por qué razón anhelan ustedes enseñar en cuanto a la expiación de Jesucristo a otras personas?
Utilizar las Escrituras
Explique a los alumnos que, como misioneros, pueden enseñar con mayor poder si utilizan las Escrituras. Pida a la mitad de la clase que escudriñe los pasajes de las Escrituras que se encuentran en la sección “Expiación” contenidas en el recuadro Estudio de las Escrituras de la página 52 de Predicad Mi Evangelio, y a la otra mitad que escudriñe los pasajes de las Escrituras que se encuentran en el recuadro Estudio de las Escrituras de la página 61 de Predicad Mi Evangelio. Anime a los alumnos a seleccionar un pasaje sobre la expiación de Jesucristo que entiendan y del que puedan testificar sin reservas. Tras haber concedido suficiente tiempo a los alumnos para que lo hagan, pregunte:
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¿Cómo podrían valerse del pasaje de las Escrituras que seleccionaron para ayudar a alguien a entender mejor la expiación de Jesucristo? (Inste a varios alumnos a responder).
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¿Por qué piensan que sea importante que los misioneros utilicen las Escrituras cuando enseñan?
Pida a los alumnos que se dirijan a la sección titulada “Use las Escrituras”, en la página 194 de Predicad Mi Evangelio. Pida a un alumno que lea el primer párrafo, incluso los cuatro puntos marcados con viñetas, y luego pida a los integrantes de la clase que consideren la forma en que sus ideas sobre la importancia de utilizar las Escrituras concuerdan con la declaración de Predicad Mi Evangelio.
Diga a la clase que en unos cuantos minutos van a enseñar a otro alumno haciendo uso del pasaje de las Escrituras sobre la Expiación que seleccionaron anteriormente. Explique que hay principios en Predicad Mi Evangelio que les ayudarán durante la enseñanza. Pida a un alumno que lea en voz alta la sección titulada “Presente el pasaje de las Escrituras”, en la página 195 de Predicad Mi Evangelio. Averigüe si los alumnos tiene preguntas en cuanto a ese paso y concédales un momento para considerar la manera en que presentarían el pasaje de las Escrituras que seleccionaron.
A continuación, pida a otro alumno que lea en voz alta la sección titulada “Lea el pasaje”, en la página 195 de Predicad Mi Evangelio. Conceda a los alumnos un momento para leer en silencio el pasaje de las Escrituras que seleccionaron y para encontrar cualquier palabra o frase que quizá tendrían que explicarle al investigador. Luego pida a un tercer alumno que lea en voz alta la sección titulada “Aplique el pasaje”, en las páginas 195–196. Nuevamente averigüe si los alumnos tienen alguna pregunta.
A fin de ayudar a los alumnos a enseñar con éxito basándose en las Escrituras, usted debe demostrarles esa habilidad. Considere elegir un versículo o dos de Mosíah 3:7–11 y 16–19 para enseñar, a fin de que no utilice alguno de los pasajes de las Escrituras que los alumnos seleccionaron. Enseñe brevemente y con sencillez a medida que demuestre los tres pasos: presentar, leer y aplicar el pasaje de las Escrituras. Dicha demostración ayudará a que los alumnos no se sientan agobiados por lo que se espera de ellos. Cuando termine, averigüe si los alumnos tienen alguna pregunta.
Conceda a los alumnos unos cuantos minutos a fin de prepararse para enseñar el pasaje de las Escrituras que seleccionaron haciendo uso de los tres pasos que se encuentran en Predicad Mi Evangelio. Luego organice a los alumnos en grupos de dos y pídales que se enseñen el uno al otro. Cuando los alumnos hayan terminado de enseñar, asegúreles que conforme estudien las Escrituras y Predicad Mi Evangelio, su capacidad y seguridad para enseñar el Evangelio aumentará.
Para dar término a la lección de hoy, pregunte a los alumnos si a alguno de ellos le gustaría compartir sus sentimientos en cuanto a Jesucristo, y en particular en cuanto a Su expiación.
Invitaciones a actuar
Invite a los alumnos a hacer una o más de las siguientes actividades a fin de que les ayude a entender mejor la expiación de Jesucristo:
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Durante tu estudio personal de las Escrituras, marca o resalta los pasajes que te ayuden a entender a Jesucristo y Su expiación.
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Comparte tu testimonio de la Expiación con alguien en casa, en la Iglesia o en línea.
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Según lo permitan las circunstancias, expresa tu testimonio de la Expiación durante una cita en la que acompañes a los misioneros de tiempo completo a enseñar.
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Dedica tiempo todos los días a estudiar la expiación de Jesucristo en las Escrituras.