Lección 21
Dios honrará a quienes le honren
Objetivo
Que los miembros de la clase comprendan las bendiciones del honrar y del complacer al Señor antes que a ellos mismos, antes que a los demás y antes que al mundo.
Preparación
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Estudie los siguientes pasajes de las Escrituras y ore al respecto:
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1 Samuel 2:12–17, 22–25. Los hijos de Elí cometen transgresiones y su padre les aconseja.
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1 Samuel 2:27–36; 3:12–14. Un varón de Dios advierte a Elí sobre las consecuencias de las iniquidades de su familia.
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1 Samuel 3. El Señor llama a Samuel y éste le responde.
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1 Samuel 8. Los israelitas quieren tener un rey para ser “como… todas las naciones”. Samuel les advierte los peligros que eso encierra.
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Si lo desea, pida a un miembro de la clase que prepare un resumen del relato del llamamiento de Samuel (1 Samuel 3) y a otro, que prepare un resumen del relato de cuando Israel deseó tener un rey (1 Samuel 8).
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Si decide analizar el folleto La fortaleza de la juventud (34285 002) en esta lección, debe llevar un ejemplar a la clase.
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Si va a utilizar la actividad para despertar la atención, consiga una lámina del Salvador (62572; Las bellas artes del Evangelio 240). Si prefiere no hacer un boceto de los dibujos en la pizarra, lleve a la clase un espejo, un objeto que sirva para representar otras personas y un mapa, un globo terráqueo u otro objeto que sirva para representar el mundo.
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Si tiene a su disposición la lámina El Señor llama al pequeño Samuel (62498; Las bellas artes del Evangelio 111), utilícela durante el transcurso de la lección.
Sugerencias para el desarrollo de la lección
Actividad para despertar la atención
Si lo desea, utilice la siguiente actividad (o una de su preferencia) para comenzar la lección.
Antes de comenzar la clase, ponga a la vista la lámina del Salvador y luego cúbrala. Haga un boceto en la pizarra de las tres figuras que se encuentran en la página 108 y cúbralas (o ponga a la vista los tres objetos que se enumeran en la sección “Preparación” y cúbralos). Explique que cada objeto cubierto tiene algo que ver con el hecho de a quién honramos y a quién intentamos complacer.
• De acuerdo con 1 Samuel 2:30, ¿a quién honrará el Señor?
Explique a los miembros de la clase que en esta lección hablarán de las bendiciones que se reciben al honrar al Señor y que, durante el transcurso de la lección, irá descubriendo en los momentos apropiados las cosas que tiene cubiertas.
Análisis de las Escrituras y conceptos para poner en práctica
Al enseñar los siguientes pasajes de las Escrituras, analice la forma en que se podrían poner en práctica en el diario vivir. Aliente a los miembros de la clase a relatar experiencias que se relacionen con los principios de las Escrituras.
1. Los hijos de Elí se honran a sí mismos antes que al Señor.
Enseñe y 1 Samuel 2:12–17, 22–25 y analícelo con la clase.
Ofni y Finees eran hijos de Elí, el sumo sacerdote, quienes a la vez eran también sacerdotes, aunque inicuos. Cuando los israelitas iban al tabernáculo a ofrecer sacrificio, Ofni y Finees tomaban por la fuerza la carne de los animales que se iban a utilizar para el holocausto antes de quemar la grosura en el altar. También tomaban de la carne que la persona que hacía la ofrenda cocía para la comida del sacrificio (1 Samuel 2:12–17). Ésas eran transgresiones muy serias a las leyes de Dios y eran como si le robaran a Él. Los hijos de Elí también cometieron el gravísimo pecado de seducir a las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo (1 Samuel 2:22).
• ¿Qué repercusiones tuvo el comportamiento de los hijos de Elí en las demás personas de Israel? (Véase 1 Samuel 2:17, 24.)
• Por la forma de actuar de los hijos de Elí, ¿cómo sabemos a quiénes decidieron honrar? Ponga al descubierto el primer dibujo o el espejo que haya llevado.)
¿En qué aspectos de nuestra vida a veces nos honramos y nos complacemos a nosotros mismos antes que al Señor? Es posible que los miembros de la clase mencionen algunos aspectos como los siguientes:
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Las diversiones.
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La observancia del día de reposo.
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El salir con personas del sexo opuesto y la moralidad.
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El ayuno.
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Los llamamientos de la Iglesia.
• ¿Por qué en ocasiones escogemos complacernos a nosotros mismos en lugar de complacer a Dios? ¿Cuáles son las consecuencias del honrarnos a nosotros mismos en lugar de honrar a Dios?
2. Elí honra a sus hijos antes que al Señor.
Enseñe 1 Samuel 2:27–36; 3:12–14 y analícelo con la clase.
• ¿Cuál habría sido la responsabilidad de Elí cuando se enteró de las iniquidades de sus hijos? ¿Qué fue lo que hizo? (Véase 1 Samuel 2:22–25.) ¿Cuál fue la reacción de ellos? (Véase 1 Samuel 2:25.)
• Después de reprender a sus hijos, Elí no hizo nada más para enmendar los terribles pecados de su familia y los que se llevaban a cabo en el tabernáculo. Como resultado, un varón de Dios fue y reprendió a Elí y le dijo que honraba más a sus hijos que a Dios (1 Samuel 2:27–29). ¿De qué manera honró Elí a sus hijos más que a Dios? ¿Qué dijo el varón de Dios que le pasaría a la casa de Elí? (Véase 1 Samuel 2:30–35.)
• ¿En qué forma algunas veces honramos a otras personas más que a Dios? (Ponga al descubierto el segundo dibujo o el objeto que represente a otras personas.) Es posible que los miembros de la clase mencionen algunas formas como las siguientes:
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Permitimos que nuestros amigos y compañeros nos persuadan a hacer algo que sabemos no está bien.
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Actuamos con deshonestidad porque tenemos temor de lo que otras personas puedan pensar de nosotros.
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No corregimos a los miembros de la familia o a los amigos cuando hacen algo que no es correcto porque deseamos seguir manteniendo una buena relación con ellos.
El presidente Joseph F. Smith enseñó: “Que no… haya uno de nosotros tan imprudentemente condescendiente, tan irreflexivo y tan superficial en nuestro cariño por nuestros hijos, que por temor de ofenderlos no nos atrevamos a marcarles el alto en un curso errado, en hacer las cosas malas y en su desatinado amor por las cosas del mundo más que por las cosas de la justicia” (Doctrina del Evangelio, 1978, pág. 280).
• ¿Cómo pueden los padres cumplir con un espíritu de amor su responsabilidad para con sus hijos descarriados? ¿Qué responsabilidad tienen los hijos cuando sus padres se esfuerzan por guiarlos con rectitud?
3. Samuel honra al Señor.
Enseñe el capítulo 3 de 1 Samuel y analícelo con la clase. Si lo desea, pida a la persona a la que haya asignado de antemano que haga un resumen breve de este capítulo. Recuerde a la clase que el joven Samuel prestaba servicio en el templo desde que Ana, su madre, lo dedicó al servicio del Señor como lo había prometido (1 Samuel 1).
• ¿Quién llamó a Samuel durante la noche? (Véase 1 Samuel 3:4.) Al principio, ¿quién pensó Samuel que lo había llamado? (1 Samuel 3:5–6, 8). ¿Cómo supo Samuel que era el Señor quien lo llamaba? (Véase 1 Samuel 3:8–9.)
• ¿Cómo se comunica el Señor con nosotros? (La mayoría de las veces, Él se comunica por medio de la inspiración del Espíritu Santo. Si lo desea, los miembros de la clase pueden mencionar otras formas en las cuales se comunica con nosotros.) ¿Cómo debemos prepararnos para recibir y comprender las comunicaciones que recibimos del Señor?
• ¿De qué maneras honró Samuel al Señor? (Descubra la lámina del Señor). Es posible que crea conveniente utilizar, para su análisis, los siguientes pasajes:
“Y yo me suscitaré un sacerdote fiel, que haga conforme a mi corazón y a mi alma” (1 Samuel 2:35).
“Jehová llamó a Samuel; y él respondió: Heme aquí” (1 Samuel 3:4).
“Entonces Samuel dijo: Habla, porque tu siervo oye” (1 Samuel 3:10).
• El Señor prometió honrar a quienes le honren (1 Samuel 2:30). ¿Cómo honró el Señor a Samuel? (Véase 1 Samuel 3:19.) ¿Cómo nos honrará el Señor si nosotros le honramos a Él como lo hizo Samuel?
4. Los israelitas honran al mundo.
Enseñe 1 Samuel 8 y analícelo con la clase. Si lo desea, pida a la persona a la que haya asignado de antemano que haga un resumen breve de este capítulo.
• ¿Qué clase de gobierno tenía Israel durante el ministerio de Samuel? (Véase 1 Samuel 8:1. A los israelitas los gobernaba un gobierno de jueces.) ¿A quién debían considerar los israelitas como su rey? (Véase 1 Samuel 12:12.)
• ¿Por qué deseaban un rey los hijos de Israel? (Véase 1 Samuel 8:5, 20.) Al solicitar un rey como tenían “todas las naciones”, ¿a quién rechazaba Israel? (Véase 1 Samuel 8:7.) ¿Qué le mandó el Señor a Samuel que dijera sobre los problemas del tener un rey? (Véase 1 Samuel 8:9–18.) ¿Cuál fue la reacción de los israelitas a las advertencias de Samuel? (Véase 1 Samuel 8:19–22.)
• Al pedir tener un rey, ¿a quién honraban los israelitas? (Descubra el tercer dibujo o el objeto que represente al mundo.)
• ¿En qué sentido algunas veces deseamos ser como “todas las naciones”? (Véase 1 Samuel 8:5.)
Si lo desea, utilice el folleto La fortaleza de la juventud (34285 002) para analizar las normas que el Señor ha establecido para nosotros, con el fin de que no participemos en el comportamiento inicuo del mundo. Explique que esas normas se aplican tanto para los jóvenes como para los adultos.
• El Señor Jesucristo es nuestro verdadero rey, de la misma forma en que lo fue para los israelitas (Salmos 47:7; 89:18; 149:2). ¿De qué manera influye ese conocimiento en nuestra actitud hacia el comportamiento inicuo del mundo? ¿En qué forma rechazamos en ocasiones al Señor como nuestro rey?
Conclusión
Dirija la atención de la clase hacia los cuatro objetos que ha puesto al descubierto durante el transcurso de la lección y explique que todos nosotros debemos escoger a diario a quién vamos a honrar. Testifique sobre las bendiciones y el gozo que haya recibido al honrar al Señor e invite a los miembros de la clase a hablar de sus experiencias personales o a dar su testimonio.
Otros conceptos didácticos
El siguiente material complementa las sugerencias para el desarrollo de la lección. Si lo desea, utilice uno o más de estos conceptos como parte de la lección.
1. El valor de las cosas que escogemos
• En ocasiones cambiamos cosas de gran valor por otras de mucho menos valía. ¿A qué renunciaron Elí y sus hijos por motivo de lo que escogieron hacer? Según lo que dijo Samuel a los israelitas, ¿a que renunciarían si querían tener un rey? (Véase 1 Samuel 8:11–17.) ¿A qué cosas de gran valor renunciamos a veces por tener cosas de mucho menos valía?
2. “A quien el Señor llama, el Señor prepara y capacita”
El presidente Thomas S. Monson hizo la siguiente declaración con el fin de demostrar cómo el Señor honra a quienes le honran a Él:
“Quizás muchos de ustedes sean tímidos por naturaleza o se consideren inadecuados para aceptar un llamamiento. Pero recuerden que esta obra no es de nosotros solamente; es la obra del Señor y, cuando estemos al servicio del Señor, tenemos derecho de recibir Su ayuda. Recuerden que a quien el Señor llama, el Señor prepara y capacita” (“Llamados a servir”, Liahona, julio de 1996, pág. 47).
Después, el presidente Monson relató la siguiente historia:
“Si pensamos que [una] asignación es demasiado pesada o que nos quita mucho tiempo, permítanme contarles la experiencia de un fiel maestro orientador y su compañero en lo que en aquel entonces era Alemania Oriental.
“El hermano Johann Denndorfer se había convertido a la Iglesia en Alemania y, después de la Segunda Guerra Mundial, se encontró virtualmente prisionero en su propia tierra: en Hungría, en la ciudad de Debrecen. ¡Cómo deseaba ir al templo!
¡Cómo deseaba recibir bendiciones espirituales! Sus repetidas solicitudes de viajar al Templo de Suiza le habían sido negadas y se sentía desesperado. Fue entonces que recibió la visita de su maestro orientador, el hermano Walter Krause, que había viajado desde la zona noreste de Alemania hasta Hungría para verlo. Un día le había dicho a su compañero de orientación familiar: ‘¿Le gustaría ir a hacer esta semana la orientación familiar?’
“ ‘¿Cuándo salimos?’, le preguntó su compañero.
“ ‘Mañana’, le contestó el hermano Krause.
“ ‘¿Y cuándo regresaremos?’, volvió a preguntar el compañero.
“ ‘Dentro de una semana, ¡si es que regresamos para entonces!’ “Y fueron a visitar al hermano Denndorfer, que no había tenido maestros orientadores desde antes de la guerra. Cuando vio a los siervos del Señor se sintió sumamente emocionado. Sin embargo, no les dio la mano al recibirlos, sino que fue a su dormitorio y sacó de un lugar oculto los diezmos que había guardado desde el día en que se convirtió a la Iglesia y había regresado a Hungría. Luego de darles el dinero de los diezmos, les dijo: ‘¡Ahora estoy al día con el Señor y me siento digno de estrecharles la mano a Sus siervos!’
“El hermano Krause le preguntó qué había pasado con su deseo de asistir al Templo de Suiza, a lo que el hermano Denndorfer le contestó: ‘No tengo esperanzas; he tratado y tratado, pero el gobierno hasta me ha confiscado los libros de la Iglesia, mi más grande tesoro’.
“El hermano Krause, que era patriarca, le dio al hermano Denndorfer una bendición patriarcal, al final de lo cual le dijo: ‘Solicite de nuevo al gobierno que le permita ir a Suiza’. El hermano Denndorfer presentó nuevamente la solicitud a las autoridades y, esa vez, se le concedió el permiso para ir. Con gran gozo, fue al Templo de Suiza y se quedó un mes. Recibió la investidura, se selló a su difunta esposa y le fue posible efectuar la obra por cientos de sus antepasados. Al volver a casa, se sentía renovado en cuerpo y espíritu” (“Llamados a servir”, Liahona, julio de 1996, pág. 49).