Lección 29
“Alzó… el manto de Elías”
Objetivo
Que los miembros de la clase comprendan cómo la autoridad (el manto) pasa de un Profeta a otro; alentarlos a obedecer las palabras de los Profetas y asegurarles que el poder de Dios es más grande que ningún otro.
Preparación
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Estudie los siguientes pasajes de las Escrituras y ore al respecto:
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2 Reyes 2:1–18. Elías el Profeta prepara a Eliseo para que sea el nuevo Profeta (2:1–10). Elías es llevado al cielo y Eliseo alza el manto de éste y pasa a ser el Profeta (2:11–15). Durante tres días, cincuenta hombres buscan a Elías el Profeta a pesar de que Eliseo les aconseja no hacerlo (2:16–18).
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2 Reyes 5. Eliseo sana a Naamán de la lepra (5:1–14). Naamán alaba a Dios y ofrece una recompensa a Eliseo, pero éste no la acepta (5:15–19).
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2 Reyes 6:8–18. Eliseo guía al rey de Israel en una guerra contra Siria (6:8–10). El rey de Siria manda a sus hombres a capturar a Eliseo y el ejército rodea la ciudad de Dotán (6:11–14). Sin temor, Eliseo ora y el Señor le revela un monte lleno de caballos y de carros de fuego; después, hiere con ceguera al ejército sirio (6:15–18).
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Si va a utilizar la actividad para despertar la atención, lleve a clase un trozo grande de tela para utilizarlo como manto.
Sugerencias para el desarrollo de la lección
Actividad para despertar la atención
Si lo desea, utilice la siguiente actividad (o una de su preferencia) para comenzar la lección.
Póngase sobre los hombros el trozo de tela (o sobre los hombros de algún miembro de la clase) y explique que el profeta Elías usaba un manto. No sabemos exactamente cómo era, pero da la impresión de que era una especie de capa hecha de género. El legado del manto de Elías el Profeta a Eliseo simbolizó el legado de la autoridad profética de Elías a Eliseo.
En épocas contemporáneas a veces hablamos del “manto” de autoridad que el Profeta recibe cuando se le ordena y se le aparta. Aun cuando el Profeta en la actualidad no lleva puestos ni una capa ni un trozo de tela, Dios le confiere las llaves del sacerdocio. Esas llaves le dan el poder de actuar en el nombre de Dios en calidad del líder de la Iglesia sobre la tierra. Cuando un Profeta muere, ese manto de autoridad se le confiere al nuevo Profeta.
Análisis de las Escrituras y conceptos para poner en práctica
Al enseñar los siguientes pasajes de las Escrituras, analice la forma en que se podrían poner en práctica en el diario vivir. Aliente a los miembros de la clase a relatar experiencias que se relacionen con los principios de las Escrituras.
1. Eliseo sucede a Elías como Profeta.
Enseñe 2 Reyes 2:1–18 y analícelo con la clase.
• ¿Qué relación existía entre Elías el Profeta y Eliseo? (Véase 2 Reyes 2:2–10.) ¿Por qué estaba Eliseo tan resuelto a permanecer junto a Elías el Profeta? ¿Qué hizo Eliseo cuando Elías el Profeta fue llevado al cielo? (Véase 2 Reyes 2:11–13. Si no ha utilizado la actividad para despertar la atención, consúltela para explicar qué era el manto de Elías el Profeta y qué representaba.)
• ¿Quién tiene el manto de Profeta hoy día? (El actual Presidente de la Iglesia.) ¿Cómo se transfiere ese manto cuando el Profeta muere?
El presidente Joseph Fielding Smith explicó:
“No hay ningún misterio en lo que concierne a la selección del sucesor del Presidente de la Iglesia. El Señor dispuso esto hace mucho tiempo, y el apóstol de mayor antigüedad, automáticamente llega a ser el oficial presidente de la Iglesia, y en tal calidad lo sostiene el Consejo de los Doce, el cual llega a ser el cuerpo presidente de la Iglesia cuando no hay una Primera Presidencia. El presidente no es elegido, pero tiene que ser sostenido tanto por sus hermanos del Consejo como por los miembros de la Iglesia” (Doctrina de Salvación, Tomo III, pág. 147).
Cuando al presidente Gordon B. Hinckley se le ordenó y apartó como Profeta y Presidente de la Iglesia, al morir el presidente Howard W. Hunter, él explicó cómo se lleva a cabo ese procedimiento:
“Con el fallecimiento del presidente Hunter quedó disuelta la Primera Presidencia. Tanto el presidente Monson como yo, que éramos sus consejeros, asumimos nuestros lugares en el Quórum de los Doce, que en ese momento pasó a ser la autoridad presidente de la Iglesia.
“[Pocos días después], todos los Apóstoles ordenados nos reunimos en espíritu de oración y ayuno en el salón superior del templo. Ahí entonamos un himno sagrado y oramos juntos; compartimos el sacramento de la Santa Cena, renovando en ese testamento sagrado y simbólico nuestros convenios y nuestra relación con Aquel que es nuestro divino Redentor. Después se reorganizó la presidencia, siguiendo el precedente bien establecido a través de las generaciones del pasado [ese precedente se explicó en la declaración anterior del presidente Joseph Fielding Smith]. No hubo campaña electoral, ni concurso ni ambición por el oficio; el procedimiento fue ordenado, pacífico, sencillo y sagrado; se llevó a cabo según el modelo que el Señor mismo ha establecido” (“Ésta es la obra del Maestro”, Liahona, julio de 1995, págs. 78–79).
Si lo desea, recalque que, de la misma forma en que lo hizo en la antigüedad, el Salvador ha otorgado las llaves del sacerdocio a cada uno de los Apóstoles de los últimos días. Sin embargo, sólo el Presidente de la Iglesia, que es el Apóstol viviente de más antigüedad, puede utilizar esas llaves (o autorizar a otros para que las utilicen) en beneficio de toda la Iglesia (véase D. y C. 132:7).
• ¿Cómo reaccionó la gente cuando vio a Eliseo efectuar el mismo milagro que había hecho Elías de apartar las aguas del río Jordán? (Véase 2 Reyes 2:14–15.) ¿Por qué es tan importante que aceptemos y sostengamos inmediatamente al Presidente de la Iglesia recién ordenado? (Véase D. y C. 43:2–3, 7.)
• Poco después de que Elías el Profeta hubo sido llevado al cielo, la gente quiso enviar a cincuenta hombres fuertes para ir a buscarlo. ¿Qué les dijo Eliseo? (Véase 2 Reyes 2:16.) ¿Cómo reaccionó la gente ante la respuesta de Eliseo? (Véase 2 Reyes 2:17. Le rogaron hasta que permitió que los hombres fueran a buscarlo.)
• ¿Qué le dijo Eliseo al pueblo cuando regresaron los cincuenta hombres sin haber encontrado a Elías el Profeta? (Véase 2 Reyes 2:18.) ¿Qué aprendemos de la experiencia de esos cincuenta hombres? (Debemos seguir el consejo del Profeta desde el primer momento en que lo oigamos.) ¿Por qué en ocasiones esperamos que los Profetas repitan un consejo antes de obedecerlo? ¿Qué consejo nos han dado los líderes de la Iglesia en años recientes? ¿En qué forma han sido bendecidos al obedecer ese consejo?
2. Eliseo sana a Naamán de la lepra.
Enseñe 2 Reyes 5 y analícelo con la clase.
• ¿Quién fue Naamán y qué lo aquejaba? (Véase 2 Reyes 5:1.) ¿Por qué fue a ver a Eliseo? (Véase 2 Reyes 5:2–9.) ¿Qué dijo el mensajero de Eliseo a Naamán que debía hacer para recobrar la salud? (Véase 2 Reyes 5:10.) ¿Por qué, al principio, se negó Naamán a seguir las instrucciones de Eliseo? (Véase 2 Reyes 5:11–12.)
• ¿Cómo convencieron los criados a Naamán para que hiciera lo que Eliseo le había dicho? (Véase 2 Reyes 5:13.) ¿Qué sucedió una vez que Naamán se zambulló siete veces en el río Jordán? (Véase 2 Reyes 5:14.)
• ¿Qué nos enseña el relato de Naamán acerca del seguir el consejo del Profeta, aun cuando no nos guste ni lo comprendamos, o cuando se trate de asuntos pequeños o simples? ¿Cuáles son algunas de las cosas pequeñas y simples que el Profeta u otros líderes de la Iglesia nos han pedido hacer? ¿Por qué son a veces tan difíciles de llevar a cabo? ¿Cómo podemos tener una mejor disposición para seguir el consejo de los líderes de la Iglesia?
El élder Rex D. Pinegar preguntó: “¿No somos a veces como Naamán, que buscamos cosas grandes e importantes para hacer y pasamos por alto las sencillas que tal vez cambien nuestra vida y curen nuestras penas?” (“Las cosas simples”, Liahona, enero de 1995, pág. 91).
Después de relatar la historia de Naamán, el élder Gordon B. Hinckley dijo: “La vía del Evangelio es sencilla; quizás haya requisitos que les parezcan elementales e innecesarios, mas no los desprecien. Humíllense y anden en la obediencia. Les prometo que los resultados serán maravillosos y sumamente compensadores” (en “Conference Report”, oct. de 1976, pág. 143 o Ensign, nov. de 1976, pág. 96).
• ¿Qué aprendió Naamán de su curación? (Véase 2 Reyes 5:15.) ¿Cómo ha fortalecido el testimonio de ustedes la obediencia a las cosas sencillas?
• ¿Qué intentó darle Naamán a Eliseo una vez que se hubo sanado? (Véase 2 Reyes 5:15.) ¿Por qué se negó Eliseo a aceptar un presente de Naamán? ¿Por qué es importante prestar servicio sin preocuparnos por recibir recompensas terrenales?
3. Eliseo guía a Israel en una guerra contra Siria.
Enseñe 2 Reyes 6:8–18 y analícelo con la clase.
• ¿De qué manera ayudó Eliseo al rey de Israel en la guerra contra Siria? (Véase 2 Reyes 6:8–10.) ¿Qué hizo el rey de Siria cuando supo lo que estaba haciendo Eliseo? (Véase 2 Reyes 6:11–14.)
• ¿Qué dijo el criado de Eliseo cuando vio que los caballos y los carros sirios habían sitiado la ciudad? (Véase 2 Reyes 6:15.) ¿Qué le dijo Eliseo? (Véase 2 Reyes 6:16.) ¿Qué quiso decir Eliseo cuando explicó a su criado: “No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos”? (2 Reyes 6:16). ¿De qué manera han comprobado que la declaración de Eliseo es aún verdadera en la actualidad?
• ¿Qué circunstancias actuales nos podrían llevar a pensar que nos encontramos indefensos ante las maldades del mundo? ¿En qué forma nos puede ayudar a pelear contra esas maldades el pensar que “más son los que están con nosotros que los que están con ellos”?
El élder Dallin H. Oaks dijo: “Cuando de niño leía este maravilloso relato, siempre me ponía en el lugar del joven criado de Eliseo y pensaba que si alguna vez me rodearan las fuerzas del mal mientras estuviera al servicio del Señor, esperaba que Él me abriera los ojos y me diera fe para comprender que cuando estamos a Su servicio, los que están con nosotros son siempre más poderosos que los que nos atacan” (“Historias bíblicas y protección personal”, Liahona, enero de 1993, pág. 43).
• ¿En qué forma la frase confortante “no tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos” nos sirve de aliento al dar a conocer el Evangelio a todas las personas? (Véase D. y C. 84:87–88.)
El presidente Gordon B. Hinckley dijo: “No hemos llevado aún el evangelio a toda nación, tribu, lengua y pueblo, pero hemos progresado a grandes pasos en esta labor. Hemos ido adonde se nos ha permitido entrar. Dios está al timón, y por medio de Su poder las puertas se abrirán conforme a Su voluntad. De eso estoy seguro” (“Mantengámonos firmes; guardemos la fe”, Liahona, enero de 1996, pág. 80).
• ¿Qué oración ofreció Eliseo por su criado? (Véase 2 Reyes 6:17.) ¿Por qué al principio el criado no vio el monte lleno de gente de a caballo y de carros de fuego que Dios había mandado? ¿Qué podemos hacer para abrir más los ojos con el fin de ver el poder de Dios en nuestra vida y en el mundo entero?
Conclusión
Testifique que el Presidente de la Iglesia es un Profeta de Dios. Anime a los miembros de la clase a sostener a los nuevos líderes de la Iglesia y a seguir el consejo de los Profetas. Testifique que el poder de Dios es mayor que cualquier otro.
Otros conceptos didácticos
El siguiente material complementa las sugerencias para el desarrollo de la lección. Si lo desea, utilice uno o más de estos conceptos como parte de la lección.
1. Los milagros de Eliseo
Eliseo efectuó muchos grandes milagros en los que demostró su compasión por la gente y confirmó aún más el hecho de que era el verdadero sucesor de Elías el Profeta. Él apartó las aguas del río Jordán, sanó las aguas de Jericó, multiplicó el aceite de la viuda, revivió a un muchacho, sanó a la gente que había comido un guisado envenenado, dio de comer a muchos hambrientos, sanó la lepra de Naamán, hizo flotar un hacha y guió a los reyes en la guerra. Si lo desea, repase algunos de estos milagros que se encuentran registrados en 2 Reyes 2–6.
• ¿Ocurren en la actualidad milagros en la misma medida que en la época de Eliseo? ¿Qué peligros encierra el prestar atención solamente a los milagros espectaculares? ¿Cuántos milagros, aparentemente pequeños, ocurren en nuestra vida?
2. Una joven israelita le habla a Naamán de Eliseo
• ¿Cómo se enteró Naamán de la existencia de Eliseo y de sus poderes de sanidad? (Véase 2 Reyes 5:2–4. Una joven israelita, que los sirios habían llevado cautiva, le dijo a la esposa de Naamán que había un Profeta en Israel que podía curar a su marido.) ¿Por qué es esta joven israelita un ejemplo para nosotros? (A pesar de nuestra edad, circunstancias o llamamientos en la Iglesia, es mucho el bien que podemos hacer al orientar a la gente hacia los Profetas y hacia el Señor.)