De la Primera Presidencia
Cómo hallar gozo
Adaptado de “El gozo y la supervivencia espiritual”, Russell M. Nelson, Liahona, noviembre de 2016, págs. 81–84.
En el invierno de 1838, los miembros de la Iglesia tuvieron que abandonar sus hogares en Misuri, EE. UU. El frío era intenso y su comida estaba congelada. Una noche, muchas personas se quedaron en una cabaña muy pequeña. La mayoría pasaron la noche sentados o de pie tratando de entrar en calor. Algunos pasaron la noche afuera, cerca de una fogata. Cantaron himnos y asaron papas. La hermana Eliza R. Snow dijo: “No se escuchó ni una queja, todos estaban alegres”.
A veces no parece que podamos sentir gozo cuando sucede algo malo, pero el gozo proviene de centrarse en el Salvador. Nuestras pruebas no durarán para siempre. Cuando nos centramos en el plan de salvación de Dios y en Jesucristo y Su evangelio, podemos sentir gozo.
Jesucristo nos enseñó la forma de tener gozo: llega cuando tratamos de seguirlo a Él. Podemos dar gracias por Él en oración. Podemos guardar los convenios que hemos hecho con Él y con nuestro Padre Celestial. Podemos pedir que se nos dé Su gozo. Al hacer esas cosas, nuestro Salvador llegará a ser cada vez más real para nosotros y nuestro gozo aumentará.
Enseñanzas felices
Cuando seguimos a Jesucristo, somos bendecidos incluso en tiempos difíciles. Lee lo que Jesús nos prometió en Mateo 5 y llena los espacios en blanco.
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Cuando estoy triste…
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Cuando perdono a alguien…
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Cuando soy pacificador…
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Cuando alguien dice algo falso acerca de mí…