2021
4 Elementos de la expiación perfecta del Salvador
Abril de 2021


“4 Elementos de la expiación perfecta del Salvador”, Para la Fortaleza de la Juventud, abril de 2021, págs. 18–19.

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4 Elementos de la expiación perfecta del Salvador

La expiación de Jesucristo es perfecta para todos, ¡incluso para ti!

Jesucristo

Ilustraciones por Corey Egbert.

¿Alguna vez te has preguntado como puede Jesucristo salvar a todos los que han vivido? ¿Qué es lo que hace que Su sacrificio expiatorio sea válido para todos?

Todo empieza con el Plan de Salvación. La obra de nuestro Padre Celestial es “llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna” de todos Sus hijos e hijas, y eso nos incluye a ti y a mí (Moisés 1:39). Sin embargo, hay un par de obstáculos que cada uno de nosotros debe superar para recibir la inmortalidad y la vida eterna. Cada uno de nosotros morirá algún día, es decir, que no somos inmortales. Cada uno de nosotros peca, y eso nos hace indignos de la vida eterna, o de estar en la presencia del Padre Celestial y vivir como Él vive.

El Padre Celestial sabía que nos enfrentaríamos a estos obstáculos, así que envió a Su Hijo, Jesucristo, a la tierra para vivir, sufrir por nuestros pecados, morir y resucitar. A eso lo llamamos la expiación de Jesucristo. Gracias a Jesucristo, todos nosotros resucitaremos. Y si elegimos arrepentirnos, podemos ser limpios de nuestros pecados y regresar al Padre Celestial (véanse 2 Nefi 9:8–9; Alma 11:41–43).

Ninguno de nosotros podía hacerlo por sí mismo. Jesucristo es la única persona que podría llevar a cabo un sacrificio expiatorio por nosotros, porque este tenía que hacerse perfectamente. Pero, ¿qué queremos decir cuando declaramos que Su sacrificio expiatorio fue perfecto?

A continuación figuran cuatro cosas que hicieron que el sacrificio expiatorio de nuestro Salvador Jesucristo fuese perfecto.

1. Su nacimiento divino

el niño Jesús, en un pesebre, con María

Jesucristo nació como el Hijo de Dios (véase Mosíah 3:5–8). Tuvo una madre mortal y un Padre divino. Eso significaba que Cristo pasaría por la vida mortal y tomaría Sus propias decisiones, pero que también tendría la ayuda y la fortaleza de Dios, así como el poder de resucitar.

2. Su vida sin pecado

Jesucristo con un cordero

Jesucristo no pecó durante Su vida. Ejerció Su albedrío para elegir la obediencia y la rectitud en lugar del pecado (véanse Mosíah 15:5; Doctrina y Convenios 19:24; 20:22). Puesto que Él llevó una vida perfecta, Su sacrificio digno podría redimir a los demás del pecado.

3. Su sufrimiento en el jardín de Getsemaní y en la cruz

Jesucristo en Getsemaní

En el jardín de Getsemaní y en la cruz del Calvario, nuestro Salvador sufrió los dolores y pecados de todos los que jamás hubiesen vivido (véanse Doctrina y Convenios 19:16–19; Alma 7:11–14). Debido a ese sufrimiento, Jesucristo comprende lo que tú estás sintiendo y experimentando, tanto lo bueno como lo malo, y puede ayudarte en tus pruebas.

4. Su muerte y resurrección

Jesucristo resucitado junto al sepulcro

Durante Su agonía en el jardín, Jesucristo fue apresado, azotado y crucificado. Fue rechazado por Su pueblo a pesar de Su inocencia (véanse Mosíah 3:9, Doctrina y Convenios 45:3–4). Al tercer día después de Su muerte, Jesucristo fue la primera persona de este mundo en resucitar (véase 1 Corintios 15:20–22). Se levantó de entre los muertos y recibió un cuerpo perfecto. Después de Su resurrección, Su expiación por nosotros fue completa. Jesús tiene el poder de ayudarnos a vencer el pecado y la muerte para que podamos volver a vivir con el Padre Celestial (véase Doctrina y Convenios 18:11–12; 20:23–26).

¿De qué manera te sirve el comprender esto?

Comprender cómo sucedió algo puede ayudarnos a apreciar lo que pasó. Gracias a que Jesucristo cumplió Su misión preordenada por medio de Su nacimiento divino, Su vida sin pecado, Su sufrimiento, muerte y resurrección, Él llevó a cabo la Expiación perfecta.

La expiación de Jesucristo fue tan perfecta que Él puede redimir “no solo [a] los que creyeron después que él vino en la carne[…] sino […] [a] todos los que fueron desde el principio” (Doctrina y Convenios 20:26). Todos los que han vivido —¡eso te incluye a ti!—, pueden elegir tener fe, arrepentirse, hacer y guardar convenios y regresar al Padre Celestial.