“La volveré a ver”, Para la Fortaleza de la Juventud, abril de 2021, pág. 27.
Firmes cimientos
La volveré a ver
Cuando mi abuela murió, me sentí muy triste por no poder estar con ella nunca más. Era difícil no tenerla aquí.
En ese tiempo yo asistía a una iglesia, pero sentía que me faltaba algo. Quería saber más sobre a dónde iría mi abuela después de esta vida. Un día, decidí orar y pedirle ayuda a Dios.
Recibí una respuesta un par de días después, cuando conocí a dos misioneros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. En nuestra primera reunión, me enseñaron que el Padre Celestial y Su hijo, Jesucristo, tienen un plan de felicidad para cada uno de nosotros y que la muerte no es permanente. Decidí seguir reuniéndome con ellos y, unas pocas semanas después, tomé la decisión de bautizarme. Un mes más tarde mi madre y mi hermano también fueron bautizados.
Ya tengo casi diecisiete años y estoy muy animado por servir en una misión algún día y trabajar para acercar a las personas a Cristo, tal como los misioneros lo hicieron conmigo.
Estar separado de mi abuela es difícil, pero el saber que las familias pueden estar juntas para siempre gracias a Jesucristo y a la obra que se realiza en los templos me brinda paz y gozo.
Lucas R., São Paulo, Brasil