Jesucristo es tu fortaleza
Señor, acompáñame
Floyd descubrió de qué manera el don del perdón puede sanarnos y fortalecernos.
A Floyd, un joven que vive en Uganda, le encanta bailar break dance, desarrollar sus talentos y servir a Dios. A los trece años, se enfrentó a la tentación de desobedecer la Palabra de Sabiduría. Beber café y té es normal en su pueblo, y Floyd ocasionalmente lo hacía con sus amigos.
Después de hablar con sus padres y leer lo que las Escrituras enseñan sobre la salud, decidió obedecer la Palabra de Sabiduría. Con el deseo de cambiar, Floyd oró al Padre Celestial para pedir perdón. Superar un mal hábito requiere “tiempo y esfuerzo”, dice él.
Floyd halla esperanza a través de la letra de su himno favorito, “Acompáñame” (Himnos, nro. 99). “Es un himno que fortalece nuestra alma”, indica él.
Al igual que Floyd, podemos hallar fortaleza en Jesucristo. Cuando Cristo nos “acompaña”, permanece con nosotros, nos consuela y nos da esperanza. Una manera en que podemos invitar a Cristo a acompañarnos es arrepentirnos de nuestros pecados y pedir a Dios que nos perdone.
Aprendemos que “cuantas veces” nos arrepintamos y pidamos perdón, con verdadera intención, somos perdonados (Moroni 6:8). Si caemos, podemos volver a levantarnos e intentarlo una y otra vez. ¡No debemos darnos por vencidos!
Floyd experimentó las bendiciones del arrepentimiento y el perdón en su vida. Él halla fortaleza por medio de Jesucristo. “Sé que Él está ahí para nosotros durante nuestros desafíos”, dice él.
El don del perdón puede sanarnos y fortalecernos. ¡Cristo reemplaza nuestra culpa y dolor con paz y gozo!. La próxima vez que pidas perdón al Señor, recuerda que Él te comprenderá perfectamente y siempre estará ahí para ti.