Servicio de telefonía celular
Estoy muy agradecido a mi amigo por enviarme ese mensaje de texto y me alegra haber obedecido la impresión de enviar mis propios mensajes.
Un año, mi madre, mi hermana y yo fuimos a la casa de mi tío a pasar la Navidad y el Año Nuevo. Un día antes de viajar, borré todas mis aplicaciones de redes sociales porque realmente estaban afectando mi espiritualidad. Sabía que mantenerme alejado de las redes sociales era lo mejor, pero me sentía un poco solo y excluido. Durante varios días, desde que salí de casa, nadie se puso en contacto conmigo, y sentí que realmente no le importaba a nadie.
El día de Año Nuevo aún me sentía solo y triste, pero entonces recibí un mensaje de texto inesperado de un amigo deseándome un feliz Año Nuevo. No éramos muy cercanos, pero su mensaje significó mucho para mí; significó que yo le importaba a alguien.
Luego tuve una impresión: ¿por qué no enviar mensajes de texto a todos mis amigos? Inmediatamente me puse a trabajar para desearles a todos un feliz Año Nuevo y decirles lo agradecido que estaba por ellos. Tal vez algunos de ellos también necesitaban que alguien los contactara. De repente, me resultó más fácil darme cuenta de la música que estaba sonando y la felicidad en el rostro de mis primos. Sentí el Espíritu y mi sensación de felicidad duró todo el día.
Estoy muy agradecido a mi amigo por enviarme ese mensaje de texto y me alegra haber obedecido la impresión de enviar mis propios mensajes. En este caso, me ayudó a acercarme a los demás cuando sentía que necesitaba que se acercaran a mí. Sé que estas palabras del presidente M. Russell Ballard (1928–2023) son verdaderas: “Hallaremos paz, gozo y felicidad en nuestra vida al prestar servicio al Señor y al prójimo”.
Mosiah es de Lagos, Nigeria. Después de escribir este relato, comenzó su servicio en la Misión Costa de Marfil Abiyán Este.