¿Sabías que…?
Por Tu Honor
Karl G. Maeser nació en 1828 en Sajonia, Alemania, y se unió a la Iglesia en su país natal. En 1860, cuando el doctor Maeser y su familia se trasladaron a Utah, él llegó a ser el tutor privado de la familia de Brigham Young. Dieciséis años más tarde, el presidente Young lo llamó a ser el director de la Academia Brigham Young, precursora de la Universidad Brigham Young.
Antes de que el hermano Maeser partiera para su nueva asignación, el presidente Young le dijo: “Quiero que recuerde que no debe usted enseñar siquiera el alfabeto ni las tablas de multiplicar sin contar con el Espíritu de Dios. Eso es todo. Que Dios le bendiga. Adiós”. Esa admonición guió los esfuerzos del hermano Maeser en los difíciles años siguientes. (Véase Edwin Butterworth Jr., “Eight Presidents: A Century at BYU”, Ensign, octubre de 1975, pág. 23.)
Karl G. Maeser era conocido no sólo por su inteligencia y sus aptitudes pedagógicas, sino también por su humildad e integridad. Él dijo: “Si me ponen tras los muros de una prisión —muros de piedra, altos, gruesos y profundamente afirmados en el suelo— existe la posibilidad de que pueda escapar de una manera u otra; pero si me ponen en el suelo, dibujan con tiza un círculo a mi alrededor y hacen que les dé mi palabra de honor de que nunca lo cruzaré, ¿puedo salir del círculo? ¡No, nunca!¡Antes la muerte!” (citado por Ernest L. Wilkinson en The President Speaks, Brigham Young University Speeches of the Year, 5 de octubre de 1960, pág. 15).
Sucedió En Mayo
Los siguientes son algunos acontecimientos importantes acaecidos en la historia de la Iglesia durante el mes de mayo.
15 de mayo de 1829. José Smith y Oliver Cowdery reciben el Sacerdocio Aarónico de Juan el Bautista a orillas del río Susquehanna.
8 de mayo de 1834. El Campo de Sión comienza su marcha de Ohio a Misuri para ayudar a los santos de Misuri.
1 de mayo de 1846. El élder Orson Hyde, del Quórum de los Doce Apóstoles, dedica el templo original de Nauvoo.
Consejos Sobre el Liderazgo
Jesucristo hizo hincapié en la necesidad de la unidad (véase Juan 17:6–11, 20–23; 3 Nefi 11:28–30). Él dijo en una revelación de los últimos días: “…si no sois uno, no sois míos” (D. y C. 38:27). Siendo líderes, podrán edificar la unidad entre ustedes mismos y entre los miembros de su quórum o de su clase al:
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Conocer a los miembros del quórum o de la clase, y orar por ellos.
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Dar participación a los miembros del quórum o de la clase en la planificación de actividades; así se sentirán más dispuestos a asistir y se sabrán valorados si saben que son esenciales para las cosas que hay en marcha.
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Planear las actividades con una meta determinada en mente. Podrían preguntarse: ¿Hay alguien en la clase o en el grupo que tenga problemas? ¿Cómo puede nuestra próxima actividad ayudar a esa persona a sentirse integrada en el grupo?