2003
Cuenten con Maurice
febrero de 2003


Cuenten con Maurice

El joven mago de las matemáticas estaba sentado en el aula una vez terminadas las clases, aguardando a que llegara la estrella de fútbol americano para su tutoría semanal. El chico al que le gustaban el álgebra, el cálculo y la trigonometría pasaba cerca de una hora, o más, cada semana enseñando expresiones polinómicas y haciendo ejercicios de ecuaciones exponenciales con el héroe del fútbol, alguien al que muchos llamaban el mejor running back de secundaria de los Estados Unidos. Era capaz de ganar un partido, pero ¿y el álgebra? Representaba un gran desafío para él y ahí fue cuando el tutor acudió a socorrerlo.

Cuando terminó el año escolar, también terminaron las sesiones de tutoría; el tutor tenía ante sí dos años más de secundaria, mientras que su alumno se graduaba y aceptaba una beca deportiva de la Universidad de Miami.

Es por eso que el mago de las matemáticas dice: “Algún día, cuando él sea un jugador de fútbol famoso, podré decirles a mis hijos que yo le enseñé matemáticas”.

Ahora, dos años después, Maurice Navarro está de nuevo sentado en un aula de la Escuela Secundaria Coral Gables, que queda cerca de Miami, Florida. Las clases terminaron hace treinta minutos, pero al igual que en años pasados, varios alumnos se han congregado a su alrededor mientras él les enseña un concepto de matemáticas que sus compañeros no entienden muy bien.

Así es Maurice Navarro; aún es tutor de matemáticas; aún ayuda a los demás.

Un joven ocupado

“Eso viene de mi madre”, dice Maurice sobre su servicio a los demás. “Ella me enseñó que si soy capaz de ayudar a los demás, es muy importante que lo haga. A algunos chicos les resultan difíciles las matemáticas y es por eso que les ayudo como tutor; ya que a mí me parece muy fácil la materia, me encanta poder ayudar”.

Eso mismo se podría decir de su labor voluntaria en dos centros médicos. Cada viernes y sábado, Maurice dona cerca de nueve horas a realizar numerosas tareas en ambos hospitales.

“Trabajo con los pacientes, llevándoles en sillas de ruedas o en sus camas por el hospital”, dice. “Cuando estoy allí, veo las sonrisas en los rostros de las personas cuando ven que alguien hace algo amable por ellos. Me encanta conocer a los pacientes, ver sus rostros y cómo reaccionan”.

“Sucede lo mismo con las tutorías”, prosigue. “Cuando oigo a alguien decir: ‘¡Ya lo entiendo!’, refiriéndose a un concepto que estoy enseñando, siento que he hecho mi trabajo. Sucede lo mismo con los pacientes del hospital, sólo que con sonrisas”.

Un ejemplo

En el Barrio Fountainebleau (español), Estaca Miami, Florida (español), Maurice es el primer asesor del obispo en el quórum de presbíteros. No hace mucho no era más que un joven diácono que admiraba a los presbíteros que se preparaban para servir en una misión. Ahora le toca a Maurice ser el líder. “Debido a que soy el mayor de los Hombres Jóvenes, espero que los diáconos y los maestros me miren como un ejemplo, del mismo modo que yo miraba a los chicos mayores cuando tenía su edad”, dice.

Una evidencia tangible que el ejemplo de Maurice surte en los demás poseedores del Sacerdocio Aarónico del barrio es el proyecto de Scout Águila que completó el año pasado. Maurice organizó un día de identificación de niños e invitó a las personas de la comunidad a llevar un sábado a sus hijos al centro de reuniones del barrio para que se pudieran tomar las huellas digitales de los pequeños y se les filmara en video. Después de que la policía hizo una presentación sobre diversas formas de proteger a los niños, los padres se llevaron las huellas y las cintas de video a casa. Así que si alguna vez se precisa esa información para identificar y encontrar a un niño perdido, los padres la tendrán en sus manos.

Maurice dedicó muchas horas a coordinar ese proyecto, que atrajo a cerca de cien niños. Además, también pidió a la gente que fuera a asistir que llevara una o dos latas de comida para donarlas a un banco de alimentos, y así pudo llenar tres cajas enormes con comida enlatada.

“Lo que más me gustó del proyecto es que era diferente”, dice Maurice. “Deseaba hacer algo que beneficiara a los demás. Espero que la gente no tenga jamás que usar el video ni las huellas digitales; no deseo que se llegue a ese punto, aunque no dejan de ser una buena ayuda en el caso de que así fuera”.

Una tradición familiar

Maurice tiene 18 años y cumplirá 19 en noviembre. Después de graduarse de la secundaria, tendrá la oportunidad de realizar un servicio muy importante y más extenso.

Ha recibido muchas miradas de extrañeza procedentes de sus compañeros de clase cuando habla del programa misional de la Iglesia. Cuando se tocan temas relacionados con la Iglesia (confusión sobre qué son las misiones o preguntas sobre la Palabra de Sabiduría), Maurice es uno de los alumnos a los que acuden, ya que es el único Santo de los Últimos Días de la Escuela Secundaria Coral Gables.

“La gente de la escuela me pregunta todo el tiempo sobre el servicio misional y me agrada poder darles explicaciones. A muchos les resulta difícil comprender que yo quiera hacer algo así; se sorprenden cuando les digo que servimos durante dos años y que nadie nos obliga a hacerlo. Voy a ir a la misión.

“Mi padre se bautizó a los 20 años por lo que no sirvió en una misión”, añade. Mi tío es la única persona de la familia que ha ido a la misión, de modo que veo mi misión como el inicio de una tradición familiar”.

Muchos pequeños papeles

A lo largo de su vida, Maurice ha desempeñado un pequeño papel en la vida de muchas personas. Los alumnos de la escuela Coral Gables que han recibido sus tutorías están aprobando los exámenes de matemáticas y él puede sentir que ha contribuido a su éxito. Los padres tienen un registro con información sobre sus hijos, por si acaso, y pueden estar agradecidos a Maurice por ello. Y ahí está él, llevando a un paciente de un cuarto a otro del hospital. ¿Nada importante? Quizás, pero es otro papel pequeño para el que Maurice encuentra tiempo.

Tal vez, después de todo, no sea exactamente como Maurice lo haya previsto. Un día futuro, la estrella de fútbol quizás se vuelva a sus hijos y les hable de un chico al que conoció en la secundaria. “Hijos”, les dirá, “Maurice es el muchacho que me enseñó matemáticas”.