Preguntas y respuestas
¿Cómo puedo ayudar a mis amigos a entender la ley de castidad?
A mis amigos les cuesta entender por qué vivo la ley de castidad. ¿Qué puedo decirles para ayudarles a entender las enseñanzas del Señor sobre este tema tan delicado?
Las respuestas tienen por objeto servir de ayuda y exponer un punto de vista, y no deben considerarse como pronunciamientos de doctrina de la Iglesia.
La Respuesta de Liahona
No hace mucho tiempo, la gente de muchas culturas no habría cuestionado tu decisión de llevar una vida casta, pero las creencias sociales han cambiado de manera tan drástica en los últimos años que la castidad antes del matrimonio y la fidelidad durante el mismo pueden resultar incomprensibles para algunas personas. Añádele a esto el hecho de que la castidad es un asunto sagrado y privado, y puede que creas estar enfrentándote a una conversación difícil.
No permitas que la presión social ni el temor te impidan hablar de este tema importante con tus amigos, ya que es posible que tus ideas sean exactamente lo que ellos estén buscando. Quizás puedas ayudarles a entender que ser casto es la mejor opción porque es un mandamiento de Dios y, en vez de ser algo restrictivo, nos ofrece enorme libertad, paz y seguridad.
Si buscas la guía del Señor, Él te ayudará a encontrar la manera adecuada de compartir tus razones para vivir la ley de castidad. Las palabras exactas que digas dependerán del tipo de relación que tengas con tus amigos y de la situación en la que te encuentres. Una respuesta breve como “Me hace feliz tener una vida casta; sé que es la forma en que Dios desea que vivamos” podría ser suficiente en algunas circunstancias. Pero si estás hablando con un buen amigo, quizás desees compartir algunos conceptos sobre la pureza sexual que se encuentran en el folleto Para la fortaleza de la juventud .
Los siguientes son algunos elementos clave que tal vez quieras comentar:
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La castidad te ayuda a fijar la atención en lo que es verdaderamente importante: La amistad, el respeto, la comprensión, la comunicación, los intereses mutuos y los valores del Evangelio son los cimientos de una relación sólida. El poner esas cosas en primer lugar te permite llegar a conocer a la otra persona de forma apropiada y cómoda.
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Vivir la ley de castidad te proporciona mayor confianza y respeto propio. El no ser casto suele conducir a relaciones en las que tu yo físico se valora por encima de todas las demás buenas cualidades que posees. La castidad te permite valorar tu personalidad, tus capacidades, tu amabilidad y tu bondad.
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La castidad te mantiene a salvo. No sólo tienes la certeza de mantenerte libre de muchas enfermedades físicas, sino que también se protege tu salud espiritual.
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La castidad es un mandamiento (véase Gálatas 5:16–17, 19–21). La obediencia a los mandamientos proporciona felicidad, paz y muchos otros beneficios.
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El llevar una vida casta es una muestra de respeto hacia nuestro Padre Celestial. El poder de crear vida es algo que debemos reverenciar. Si quebrantas la ley de castidad, te estás burlando de un don muy sagrado.
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Vives esta ley porque quieres; la castidad es una bendición.
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La castidad fortalece tu futuro matrimonio. Si una pareja es casta, su relación puede ser de total confianza.
Las Respuestas de los Lectores
Un día, unos amigos empezaron a decir que la castidad es algo del pasado, que hoy ya nadie obedece ese mandamiento. Dije inmediatamente que yo lo obedecía y que conocía a mucha gente que también lo hacía. Mis amigos se rieron y me preguntaron qué haría cuando me enfrentara a la tentación. Les hablé de una experiencia cuando le dije que no a alguien. Cuando esa persona se negó a escuchar, yo me alejé de ella corriendo. Entonces les dije que somos creados a imagen de Dios y que nuestros cuerpos son sagrados. Pocos meses después, se bautizó uno de los amigos que me escuchó aquel día.
Jean Fernando da Silva, 20, Barrio Planaltina 2, Estaca Brasilia Norte, Brasil
Cuando no puedo cambiar las opiniones de mis amigos con palabras, intento hacerlo a través de mi ejemplo. En muchas ocasiones he tenido que refrenarme de participar en sus actividades y, aunque me quedaba sola, supe que estaba haciendo lo correcto.
Ahora algunas de mis amistades han tenido experiencias desagradables y varias de ellas están empezando a vivir esta ley tan importante.
Linda López Fierro, 16, Barrio Isidro Ayora, Estaca Guayaquil Este, Ecuador
El presidente David O. McKay (1873–1970) enseñó que “la mujer debe ser la reina de su propio cuerpo” (en Conference Report , abril de 1952, pág. 86). Si mi Espíritu se somete a los placeres del cuerpo, perderé mi respeto por mí misma; y si no soy capaz de respetarme, no puedo amar a mi Padre Celestial con toda mi alma, mente y fuerza ni a mi prójimo como a mí misma. Sólo cuando mi espíritu gobierna mi cuerpo para ser moralmente limpia puedo ser la reina de mi cuerpo.
Anne Soininen, 20, Rama Joensuu, Distrito Kuopio, Finlandia
Podemos explicar que, para disfrutar de las bendiciones de Dios, necesitamos la guía y el compañerismo constante del Espíritu Santo. El abstenerse del sexo prematrimonial y el mantenerse fiel a nuestro cónyuge durante el matrimonio son elementos esenciales para retener ese compañerismo.
Emeka Ofoegbu, 23, Rama Ugborikoko, Distrito Warri, Nigeria
Si surgen preguntas, hablo de los Diez Mandamientos y explico que sólo el asesinato es un pecado más grave que la inmoralidad sexual (véase Alma 39:5). Mis amigos siempre se quedan sorprendidos, pero les explico que el Señor nos da mandamientos para nuestra felicidad y que los obedientes reciben bendiciones.
Irina Kutsenko, 19, Rama Voronezh Levoberezhny, Misión Rusia Moscú Sur
Podemos poner el ejemplo al tener pensamientos y obras limpios, vestirnos con modestia y usar un vocabulario adecuado. Podemos enseñar a los demás que el llevar una vida limpia nos permitirá estar sin mancha ante Dios en el último día.
Élder Tagiape’a Magalo, 27, Misión Samoa Apia
Antes de que yo fuera a la misión, mis amigos conversaban mucho sobre cómo quebrantar esa ley, pero casi nunca se hablaba de cómo evitar el pecado. Pero he aprendido que podemos enseñar a los demás que nuestros pensamientos tienen que ser puros para que nuestros actos también lo sean. El Señor nos dará las palabras que precisemos.
Élder Otto E. Visoni O., 20, Misión Honduras San Pedro Sula
El apóstol Pablo dijo: “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?… el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es” (1 Corintios 3:16–17). Nuestros cuerpos no nos pertenecen; debemos cuidar bien de ellos al vivir la ley de castidad.
Tahia Mou-Fa, 16, Barrio Uturoa, Estaca Raromatai, Tahití
Sin tener intenciones de juzgar, sólo intento dejar bien claro a mis amigos que no hay nada que valore más que el ser una mujer virtuosa.
Ama Dapaah, 23, Barrio Universidad Ola, Estaca Cape Coast, Ghana
Intento compartir pensamientos positivos sobre la castidad, consejos de mis padres y de líderes de la Iglesia, así como pasajes de las Escrituras que enseñan sobre esta ley.
Makeleta Fonua, 18, Barrio Matahau 2, Estaca Ha’akame, Nuku’alofa, Tonga
Una Advertencia
En el principio hubo entre nosotros uno que se rebeló contra el plan de nuestro Padre Celestial. Juró destruir y entorpecer este plan.
“Le fue vedado tener un cuerpo terrenal y se le echó fuera, privado para siempre de establecer su propio reino. Le sobrevino un celo satánico. Él sabe que este poder de creación no es una parte incidental del plan, sino una clave del mismo.
“Él sabe que si puede incitarte a usar este poder prematuramente, emplearlo demasiado temprano o hacer mal uso de él en forma alguna, bien podrás perder tus oportunidades de progreso eterno” —Presidente Boyd K. Packer, Presidente en Funciones del Quórum de los Doce Apóstoles (véase “¿Por qué conservarnos moralmente limpios?”, Liahona, enero de 1973, pág. 15).