Entre amigos
Un camión cargado de santos
“Irás a la casa de oración y ofrecerás tus sacramentos en mi día santo” (D. y C. 59:9).
Me crié en Monterrey, México, en el estado de Nuevo León. Mis padres eran fieles Santos de los Últimos Días y no recuerdo una sola vez en que faltáramos a la Iglesia. Cuando tenía cinco o seis años, mi padre tenía un viejo camión de volteo que utilizaba para transportar materiales de construcción y tierra de cultivo. Todos los domingos, mis hermanas y yo nos subíamos en la parte trasera del camión y mis padres iban en la cabina. Llegábamos a la casa de mis primos y toda su familia se subía con nosotros. Después recogíamos a la familia González, luego a la familia Solano, etc. Cuando llegábamos a la capilla, el camión estaba lleno, pero no de tierra, sino de santos.
A algunas personas que vivían por los alrededores les parecía muy curioso ver a ese grupo de más de 20 hombres, mujeres y niños vestidos con camisa blanca y corbata o con vestidos de domingo salir de un polvoriento camión de volteo. Algunos vecinos salían cada domingo sólo para disfrutar del espectáculo; se reían de nosotros, pero eso no nos avergonzaba en lo más mínimo. Nos sentíamos felices por poder ir a la Iglesia. Durante toda la década de los sesenta, llevamos a cabo esa misma actividad dos veces cada domingo.
Cuando el camión no estaba disponible, nuestra familia se iba caminando. Aunque estuviera lloviendo o hiciera frío o un calor abrasador, caminábamos de todos modos, a pesar de que el viaje nos llevaba por lo menos una hora de ida y una de regreso. Y en aquellos tiempos, los servicios de la Iglesia se llevaban a cabo por la mañana y por la tarde, y siempre asistíamos a ambos.
Cuando regresé a Monterrey después de muchos años, todos los compañeros con los que solía viajar en el camión de volteo seguían activos en la Iglesia. Aquella experiencia nos unió y nos fortaleció. En la actualidad, sigo asistiendo a todas las reuniones. ¿Cómo podría hacer ahora menos de lo que hacía antes?
Niños, asistan a las reuniones; vayan a pie, en automóvil o en un camión de volteo, pero vayan.