2007
Un proyecto de abastecimiento de agua beneficia a quince poblaciones de Malasia
Septiembre de 2007


Un proyecto de abastecimiento de agua beneficia a quince poblaciones de Malasia

Quince poblaciones de Malasia situadas en la remota zona de confluencia de Simunjan, Sarawak, ahora disfrutan de un suministro continuo de agua salubre, gracias a la ayuda de Latter-day Saint Charities (LDSC) [Organización caritativa de los Santos de los Últimos Días], una organización humanitaria de la Iglesia.

Utilizando los suministros aportados por esta organización, unos cien residentes, tanto jóvenes como mayores, trabajaron en unión para ampliar una presa e instalar un conducto de 8 cm de diámetro que conectara con las poblaciones de la región, todo ello en el espacio de unos pocos meses.

“Es fácil considerar el agua salubre como cosa trivial”, dice George Mak, portavoz de la Iglesia en Hong Kong, quien ha presenciado muchos de estos proyectos en toda Asia. “Pero cuando se construye una presa o un pozo o se facilitan otros medios a una población… la experiencia es conmovedora”.

Anteriormente, cuando había acceso a agua salubre, solía ser un acceso en cantidades restringidas y situado a varios kilómetros de distancia. Cada vez que había que ir a buscar agua, uno tenía que dejar su familia, su trabajo o sus estudios durante horas.

Los proyectos de ayuda humanitaria patrocinados por la Iglesia solicitan la participación local en la medida de lo posible. La prioridad es ayudar a las personas a ayudarse a sí mismas y ser más autosuficientes.

En la ceremonia de clausura del proyecto, el Jefe Augustine, líder de la aldea, expresó su gratitud a todos los que colaboraron para proporcionar abastecimiento de agua a su pueblo. “Sólo el cielo sabe cómo podremos darles las gracias”, dijo.

También tomaron la palabra representantes de otras poblaciones e invitados, entre ellos Jimmy Donald, miembro del parlamento federal malayo.

La ceremonia tuvo lugar cerca de la presa, desde la cual salen los conductos. Anteriormente, se llegaba a esta zona escalando un terreno muy accidentado, pero los lugareños abrieron un camino a través de la selva. Para ello, tuvieron entre otras cosas que construir varios puentes de bambú atados a mano a través de los peligrosos barrancos con el fin de facilitar el acceso a los visitantes.

A la conclusión de la ceremonia, los líderes abrieron la válvula para que el agua fluyera hacia el pequeño depósito de retención.