2008
El poder de la luz y la verdad
Mayo de 2008


El poder de la luz y la verdad

A fin de prosperar en esta época, la luz espiritual debe arder en nuestro interior.

Elder Robert R. Steuer

Cuando era niño descubrí el poder sorprendente de una pequeña linterna. Al prenderla en la noche, dondequiera que la apuntara, veía un círculo grande iluminado. Mi entusiasmo era mayor cuando la prendía en el granero polvoriento; en el aire se proyectaba un cono de luz, pero hice el descubrimiento más interesante cuando la apreté contra la palma de mi mano. Toda mi mano brillaba en la oscuridad. ¡La luz estaba en mi interior! El observar las propiedades físicas de la luz es emocionante, pero el descubrir las cualidades de la luz espiritual y de la verdad es aún más impresionante y esencial.

Vivimos en una época maravillosa, pero también en un período donde la paz se ha quitado de la tierra1. A fin de prosperar en esta época, la luz espiritual debe arder en nuestro interior. ¿Cómo obtenemos esa luz espiritual y logramos que las verdades del evangelio de Jesucristo inunden nuestra alma? Quisiera sugerir tres formas: (1) aprendan la doctrina verdadera, (2) obtengan un testimonio puro y (3) vivan el Evangelio con valentía.

Primero, aprendan la doctrina verdadera. Alma descubrió que “la predicación de la palabra tenía gran propensión a impulsar a la gente a hacer lo que era justo —sí, [tenía] un efecto más potente en la mente del pueblo que la espada o cualquier otra cosa que les había acontecido— por tanto, Alma consideró prudente que pusieran a prueba la virtud de la palabra de Dios”2. El presidente Henry B. Eyring dijo: “La palabra de Dios es la doctrina que enseñaron Jesucristo y Sus profetas. Alma sabía que las palabras de la doctrina tenían gran poder, que pueden abrir la mente de las personas para que vean las cosas espirituales, lo que no se ve con los ojos naturales. Y pueden abrir el corazón a los sentimientos del amor de Dios y del amor a la verdad”3.

En 1832, el Señor reveló al profeta José Smith una doctrina verdadera e impactante sobre la luz espiritual, la Luz de Cristo:

“La cual procede de la presencia de Dios para llenar la inmensidad del espacio—

“La luz que existe en todas las cosas, que da vida a todas las cosas, que es la ley por la cual se gobiernan todas las cosas, sí, el poder de Dios que se sienta sobre su trono”4.

El presidente Boyd K. Packer recalcó esa verdad al decir: “La luz de Cristo también se describe en las Escrituras como ‘el Espíritu de Jesucristo’. El Espíritu de Cristo puede iluminar al inventor, al científico, al pintor, al escultor, al compositor, al actor, al arquitecto, al autor para producir obras grandes e incluso inspiradas para la bendición y el beneficio de toda la humanidad”5.

Las ideas científicas recientes sobre las propiedades fundamentales de la luz en verdad son fascinantes. Hoy los científicos describen la luz como un “conector”6 o “mensajero”7 o “mediador”8. ¡Qué profunda es la doctrina del Señor!

Segundo: Obtengan un testimonio puro. Ese testimonio es la confirmación mediante el Espíritu Santo de que Dios es nuestro Padre y que Jesús es el Cristo9. La luz y la verdad que vemos en todas las cosas nos insta a obtener un conocimiento por el estudio y por la fe, lo que precede a la confirmación del Espíritu10. Aprendemos mucho sobre la obra de Dios y Su bondad mediante nuestros sentidos; pero se pone de manifiesto un testimonio más profundo al buscar la verdad en forma espiritual “con verdadera intención”11. El presidente Spencer W. Kimball dijo: “Los tesoros del conocimiento, tanto secular como espiritual, están escondidos para quienes no los buscan en forma apropiada ni se esfuerzan por encontrarlos… El conocimiento espiritual no se logra sólo al pedirlo, incluso las oraciones no son suficientes; se requiere perseverar y dedicar la vida a ello”12.

Nuestro testimonio se fortalece al observar con reverencia el gran universo que Dios creó para nosotros. El Señor declaró a Enoc: “Se han creado y hecho todas las cosas para que den testimonio de mí”13. Alma testificó en forma similar a Korihor, el anticristo: “Todas las cosas indican que hay un Dios, sí, aun la tierra y todo cuanto hay sobre ella, sí, y su movimiento, sí, y también todos los planetas que se mueven en su orden regular testifican que hay un Creador Supremo”14.

La lucha que Enós tuvo ante el Señor demuestra el poder del testimonio de su padre. Enós dijo: “Las palabras que frecuentemente había oído a mi padre hablar, en cuanto a la vida eterna y el gozo de los santos, penetraron mi corazón profundamente”15. El élder M. Russell Ballard dijo: “La clara declaración de la verdad influye en las personas, eso es lo que cambia los corazones”16.

Mi esposa y yo fuimos a una reunión sacramental cerca de Recife, Brasil. Un niño, de entre nueve o diez años vestía un nuevo traje azul en un día muy caluroso, fue al púlpito y de forma muy tranquila miró a la congregación, y dijo: “Nuestra familia ha estado estudiando sobre el albedrío moral”. Luego leyó: “Así pues, los hombres son libres según la carne… Y son libres para escoger la libertad y la vida eterna, por medio del gran Mediador de todos los hombres, o escoger la cautividad y la muerte, según la cautividad y el poder del diablo”17. Entonces dijo: “Algunos de mis amigos mayores escogen fumar y usar drogas, pero todos tendremos que aceptar las consecuencias de nuestras acciones”. Finalizó con su testimonio diciendo: “Me doy cuenta que eso es verdad”. Este testimonio de alguien tan joven fue poderoso y conmovió nuestro corazón profundamente.

Tercero: Debemos vivir con valentía de acuerdo con la luz y el testimonio que hemos recibido. Se nos promete que: “El que recibe luz y persevera en Dios, recibe más luz, y esa luz se hace más y más resplandeciente hasta el día perfecto”18. Vivir el Evangelio con valentía requiere esfuerzo y sacrificio. Por muchos años, efectuar la obra en el templo significaba, para los santos que viven cerca de Manaus, Brasil, tener que viajar dos días en un barco lleno de gente por el Río Amazonas; después, dos días de viaje en autobús en el caluroso trópico hasta el templo de Recife. Al llegar, agotados y cansados, se duchaban, se vestían en forma apropiada y de inmediato comenzaban la obra en el templo. Después de varios días de prestar servicio al Señor, emprendían el arduo viaje de regreso a casa. Las palabras: “pero yo y mi casa serviremos a Jehová”19 se vieron reflejadas maravillosamente en su sacrificio.

Para tener paz en esta época magnífica pero difícil, debemos aprender la doctrina verdadera, obtener un testimonio puro y vivir las verdades del Evangelio con valentía. Al vivir en armonía con la luz y la verdad que Jesucristo y Sus Apóstoles enseñan, veremos nuestro destino eterno con mayor claridad. De ello testifico en el nombre de Jesucristo. Amén.

Notas

  1. Véase D. y C. 1:35.

  2. Alma 31:5.

  3. “El poder de enseñar la doctrina”, Liahona, julio de 1999, págs. 85–86.

  4. D. y C. 88:12–13.

  5. “La luz de Cristo”, Liahona, abril de 2005, págs. 8, 10.

  6. Véase 2 Nefi 33:1; Véase también Joseph Fielding Smith, Doctrina de Salvación, recopilación de Bruce R. McConkie, III tomos, 1954–1956, tomo I, pág. 54.

  7. Véase D. y C. 45:9.

  8. Véase 2 Nefi 2:27–28.

  9. Véase M. Russell Ballard, “Testimonio puro”, Liahona, noviembre de 2004, pág. 40.

  10. D. y C. 9:7–8.

  11. Moroni 10:4.

  12. De The Teachings of Spencer W. Kimball, editado por Edward L. Kimball, 1982, págs. 389–390.

  13. Moisés 6:63.

  14. Alma 30:44.

  15. Enós 1:3.

  16. Liahona, noviembre de 2004, pág. 41.

  17. 2 Nefi 2:27.

  18. D. y C. 50:24.

  19. Josué 24:15.