Una oración por papá
“El que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12).
En mi familia somos cinco y asistimos a la capilla todos los domingos, todos menos mi papá. Él no es miembro de la Iglesia y eso me pone triste. Él es un papá muy bueno y, a veces, va a las fiestas o a los paseos que organiza el barrio. Me gustaría que él siempre fuera.
Mi mamá me enseñó en la Primaria que el Padre Celestial escucha nuestras oraciones y desea ayudarnos. Así que oré para que Él ayudara a mi papá a entender lo importante que el Evangelio es para nuestra familia.
El sábado, yo iba a ver la televisión, cuando pasó algo; mi papá se acercó y me dijo que había cosas mejores que podía hacer, en vez de sentarme enfrente del televisor. “Por ejemplo”, dijo, “¿qué te parece si te leo un lindo relato de la revista Liahona?”.
Así que se sentó conmigo y con mis dos hermanos menores y nos leyó. No sé cómo supo papá que esos relatos estaban en la revista Liahona; pero sí sé que el Padre Celestial había escuchado mis oraciones y las había contestado al tocar el corazón de mi papá para que nos leyera algo de la revista de la Iglesia.
Doy gracias a mi Padre Celestial porque Él escucha mis oraciones.