¿Cuándo no es apropiado compartir experiencias espirituales?
El compartir nuestras experiencias espirituales con aquellos que estén dispuestos a escucharlas es una forma extraordinaria de edificar la fe y el testimonio de los demás. Por ejemplo, si te sientes motivado a hablar acerca de la respuesta a una oración, otros tendrán más fe en que las oraciones de ellos pueden ser contestadas. Pero, si has tenido una experiencia profundamente espiritual y personal, es prudente no compartirla a menos que el Espíritu Santo te inspire a hacerlo.
El presidente Boyd K. Packer, Presidente del Quórum de los Doce Apóstoles, dijo:
“He aprendido que no recibimos experiencias espirituales impresionantes y fuertes con mucha frecuencia, y cuando lo hacemos, son por lo general para nuestra propia edificación, instrucción o corrección…
“He llegado también a la convicción de que no es prudente hablar continuamente de experiencias espirituales extraordinarias. Éstas han de guardarse con la debida reserva y compartirse sólo cuando el Espíritu los induzca a mencionarlas para el beneficio de otras personas…
“Yo creo que debemos reservarnos todas estas cosas y meditarlas en nuestro corazón”1.