Relatos de la conferencia
Mi primer llamamiento en la Iglesia
Yo asistía con mi familia a la rama de la Iglesia en Fráncfort, Alemania. En nuestra pequeña rama, fuimos bendecidos con muchas personas maravillosas; una de ellas fue nuestro presidente de rama, el hermano Landschulz…
Un domingo, el presidente Landschulz me preguntó si podía hablar conmigo…
[Él] me invitó a pasar a un pequeño salón —nuestra capilla no tenía una oficina para el presidente de rama— y allí me extendió el llamamiento para servir como presidente del quórum de diáconos.
“Éste es un llamamiento importante”, dijo, y luego se tomó el tiempo para señalarme el porqué. Explicó lo que él y el Señor esperaban de mí y cómo podría recibir ayuda.
No recuerdo mucho de lo que dijo, pero sí recuerdo cómo me sentí. Un Espíritu sagrado y divino colmó mi corazón mientras él hablaba. Yo podía sentir que ésta era la Iglesia del Salvador y que el llamamiento que me había extendido era inspirado por el Espíritu Santo. Recuerdo que salí de ese pequeño salón sintiéndome bastante más seguro de mí mismo que antes.
…me sentía honrado, y quería servir lo mejor que me fuera posible y no defraudar ni a mi presidente de rama ni al Señor.
Ahora me doy cuenta de que el presidente de rama podría haberme extendido el llamamiento en forma rutinaria; simplemente me podría haber dicho que yo era el nuevo presidente del quórum de diáconos en el pasillo o en nuestra reunión del sacerdocio.
En cambio, pasó tiempo conmigo y me ayudó a entender no sólo qué hacer en mi asignación, sino más importante aún, el porqué.
…es un ejemplo para mí del poder motivador de liderazgo del sacerdocio que despierta al espíritu e inspira a la acción.
Véase Presidente Dieter F. Uchtdorf, Segundo Consejero de la Primera Presidencia, “El porqué del servicio en el sacerdocio”, Liahona, mayo de 2012, pág. 58.
Preguntas para reflexionar:
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¿En qué forma el aceptar llamamientos en la Iglesia lo fortalece a usted y a aquellos a quienes sirve?
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¿Qué puede hacer a fin de prepararse para aceptar un llamamiento en la Iglesia, aun cuando esté ocupado?
Considere escribir lo que piensa en su diario personal o hablar en cuanto a ello con otras personas.