Aunque seas tímido
Confía en el Señor y Él te bendecirá en tus esfuerzos por compartir el Evangelio.
Cuando era un nuevo presidente de misión en Brasil, un día estaba entrevistando a unos élderes y le pedí a uno que me contara algo de sí mismo.
“Soy muy tímido”, me dijo. Me preocupaba que su timidez se interpusiera en su capacidad para servir,
por lo que le pregunté: “¿Cree usted que aun así el Señor puede ayudarlo a ser un buen misionero?”.
“Creo que el Señor puede hacer cualquier cosa”.
“Entonces, deje que Él lo ayude. ¿Cree que puede hacer eso?”.
“Sí”, dijo.
Debo confesar que mientras el misionero se marchaba, yo pensé: “Bueno, espero que funcione”.
Pasaron las semanas y los mismos misioneros volvieron para tener entrevistas. Esta vez, el compañero del élder tímido dijo: “Presidente, no sé qué le dijo, pero ciertamente marcó una diferencia. Ahora es magnífico cuando habla con la gente”. De modo que estaba entusiasmado por volver a reunirme con él.
Cuando entró en mi despacho, bajó la mirada hacia el suelo.
“Tengo buenas noticias”, dijo. “Aún soy tímido, pero le pedí al Señor que me ayudara. Entonces abrí la boca y empecé a hablar. ¿Y sabe qué? Ahora lo hago todo el tiempo. Ni siquiera recuerdo lo que digo. Lo increíble es que a la gente le gusta; sienten el Espíritu; se identifican conmigo y con lo que les digo”.
Me sorprendió ver la transformación de ese misionero cuando puso su confianza en el Señor. Llegó a ser un gran instrumento para llevar felicidad a muchas personas.
Superar el temor
Cuando compartimos el Evangelio, a veces nos ponemos nerviosos; pero como demostró aquel misionero tímido, el Señor nos guiará si confiamos en Él. El Espíritu Santo nos ayudará a saber qué decir (véase 2 Nefi 32:2–3), y cuando la gente siente el Espíritu, por lo general responde de manera positiva. A muchos les intrigan nuestras creencias y quieren saber más.
Un gran gozo
Tengo un testimonio de que el Padre Celestial nos guiará en nuestros esfuerzos por compartir el Evangelio y, en el proceso, sentiremos un gran gozo. De hecho, ese gozo nos acompañará no solo ahora, sino en el mundo venidero. (Véase D. y C. 18:16). Esa es una buena razón para salir de tu zona de comodidad y hacer algo, aunque seas tímido.