Sección doctrinal
¿Ciencia infusa?
El 2 de abril de 1843, José Smith estuvo en una reunión en la que habló Orson Hyde sobre la venida del Salvador. Después de esa reunión, estuvieron cenando, y José Smith dijo a Orson Hyde que deseaba hacer algunas correcciones a lo que él había enseñado. Dio las instrucciones que encontramos en los versículos 1 a 17 de la sección 130 de Doctrina y Convenios; después añadió las instrucciones que se encuentran en los demás versículos de esta sección. Entre otras cosas, dijo lo siguiente: “Cualquier principio de inteligencia que logremos en esta vida se levantará con nosotros en la resurrección, y si en esta vida una persona adquiere más conocimiento e inteligencia que otra, por medio de su diligencia y obediencia, hasta ese grado le llevará la ventaja en el mundo venidero” (D. y C. 130:18−19).
El Elder Bruce R. McConkie, uno de los apóstoles que más ha hecho para aclarar y desarrollar la doctrina de la Iglesia, dijo lo siguiente: “Aunque las autoridades generales son autoridades en el sentido de tener poder para administrar los asuntos de la Iglesia, pueden ser o no autoridades en el conocimiento doctrinal […]. Un llamamiento a un puesto administrativo por sí mismo añade poco conocimiento o poder de discernimiento a una persona” (Mormon Doctrine, pág. 309; trad.).
El Señor nos ha pedido que nos instruyamos “en todas las cosas que pertenecen al reino de Dios que os conviene comprender; de cosas, tanto en el cielo como en la tierra, y debajo de la tierra […] y también el conocimiento de los países y de los reinos, a fin de que estéis preparados en todas las cosas…” (D. y C. 88:78–80).
Yo he ocupado en el medio siglo que llevo en la Iglesia muchos puestos en el sacerdocio y en la administración, pero el conocimiento que tengo de la doctrina no lo he recibido por la imposición de manos (“ciencia infusa”), sino por los miles de horas dedicadas a preparar lecciones en la Escuela Dominical, en el Seminario y en el Instituto.