Un fundamento espiritual firme en momentos de crisis
Los recursos personales y públicos se encuentran al límite durante esta época de desafíos y crisis causados por la pandemia actual. Las personas y las familias se preocupan por la salud de sus seres queridos, y se enfrentan a una profunda incertidumbre económica. Los gobiernos y los sistemas de salud europeos se enfrentan a duras pruebas.
Nadie es inmune a las dificultades; pero en un mundo inundado de problemas, el valor de una vida religiosa probablemente nunca haya sido más pertinente. C. S. Lewis escribió: “Creo en el cristianismo, igual que creo que el sol sale al amanecer, no sólo porque lo veo, sino porque por medio de él puedo ver todo lo demás”.
La luz de Jesucristo ilumina nuestro camino, aunque sólo reconozcamos esto después de dar los primeros pasos. Ese resplandor también puede aliviar las cargas de otros y ayudar a iluminar su vida. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días enseña que debemos esforzarnos por seguir los pasos del Salvador en nuestra vida diaria, uniéndonos a otras personas para hacer el bien.
“Como fe cristiana, el servicio es lo que hacemos”, dijo el obispo Paul Corre a un locutor de radio de la BBC, después de que su congregación de Duston, en la zona de Northampton, Reino Unido, se uniera a la comunidad local para prestar servicio en diciembre.
La respuesta de la congregación a las necesidades de las víctimas de inundaciones incluyó montar un puesto para coches con seguridad contra el COVID, desde donde voluntarios distribuyeron paquetes de emergencia con suministros esenciales.
“En tiempos como estos […] disponemos de la infraestructura para responder rápidamente, y usar nuestro edificio y contactos para beneficiar a la comunidad”, añadió el obispo Corre.
Muchas personas buenas, de todas las religiones o sin religión, prestan servicio. Para los cristianos, el servicio es un mandato de las Escrituras y una forma importante de mostrar devoción a nuestro Padre Celestial. El rey Benjamín enseñó que “cuando os halláis al servicio de vuestros semejantes, solo estáis al servicio de vuestro Dios” (Mosíah 2:17).
La fe aporta un valor real a la esfera pública. El profesor Craig Calhoun, que fue director de la London School of Economics, señaló que las religiones desempeñan un papel importante en su contribución a la sociedad, “porque motivan a sus miembros” y “como comunidades y redes de contacto” les permiten actuar1. Además, los grupos religiosos “llaman la atención, tanto de los miembros como de los no miembros sobre temas y cuestiones importantes” a través de una amplia gama de temas que incluyen “la moralidad del dinero y la migración, la importancia del civismo y la ética en los medios de comunicación” y “la naturaleza de la comunidad”.
Los beneficios prácticos y espirituales de una vida llena de fe son extensos. Crecemos personalmente en nuestro viaje espiritual, y ayudamos a los demás en el proceso. Como enseñó el profeta José Smith: “El hombre que está lleno del amor de Dios no se conforma con bendecir solamente a su familia, sino que va por todo el mundo, anheloso de bendecir a toda la raza humana”.