Páginas Locales
¡Oh, recordad, recordad!
El presidente Henry B. Eyring, Segundo Consejero de la Primera Presidencia, en su discurso durante la Conferencia General de Octubre de 2007 señaló:
“‘¡Oh recordad, recordad!’ suplicaban a menudo los profetas del Libro de Mormón. Mi punto es instarles a buscar formas de reconocer y recordar la bondad de Dios”1.
Si nos esforzamos en la realización y preservación de las historias personales, el presidente Eyring nos promete grandes y maravillosas bendiciones, tales como:
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Veremos la mano de Dios en nuestra vida y reconoceremos Su bondad.
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Recordaremos al Señor.
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Crecerá nuestro testimonio.
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Aumentará nuestra gratitud.
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Aumentará nuestra confianza en que el Espíritu Santo puede ayudarnos a recordar.
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Podemos evitar la tentación asociada a la prosperidad de olvidarnos de Dios.
Escribe tu propia historia
Puedes registrar historias relevantes y significativas no solo para ti y tu familia sino para los lectores de las mismas, ya que podrían inspirarlos a progresar y alentarlos a ser fieles a los mandamientos del Señor.
Algunas historias podrían incluir experiencias acerca del desarrollo de tu fe en Jesucristo o la influencia del Espíritu Santo en tu diario vivir. Podrían contener comentarios de los logros y desafíos a los que te enfrentaste y especialmente tus sentimientos y testimonio del Evangelio al ponerlo en acción. Las enseñanzas impartidas por las Escrituras, las palabras de los profetas o los líderes locales podrían ser tu fuente de inspiración al seleccionar y elaborar tus historias.
A medida que te esfuerces por seleccionar, meditar, sintetizar y escribir historias, el Espíritu Santo te guiará y podrás descubrir tus potencialidades y superar obstáculos. Registrar tu propia historia te conectará con ti mismo, con tu familia y tus amigos, siendo una constante fuente de gozo y unión tanto en esta vida como en la venidera.
Presta servicio escribiendo historias
Las distintas organizaciones de la Iglesia a menudo comprenden proyectos grupales y actividades que podrías registrar. Este proceso desarrollará en ti el don de la observación, el don de recolectar datos (puedes realizar entrevistas, grabaciones y tomar fotografías), el don de comunicar, el don de conservar historias, el don de compartir historias y el don de estrechar lazos de amistad y fraternidad.
Podrás acrecentar tu bondad siendo amable, valorando la influencia y ejemplo de los demás al resaltar los dones y talentos de tus hermanos. Si tal fuera el caso, también podrías registrar historias que pertenezcan a otros, ya sean familiares, amigos u otros miembros. Pregúntales si están dispuestos a que la historia que detalles podría ser publicada en la sección Páginas Locales de la Liahona.
Sugerencias para escribir tu historia:
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Las historias que registres deben ser fidedignas, es decir, basadas en hechos reales.
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En general las historias no deben ser muy extensas.
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Intenta usar un lenguaje preciso, claro y sencillo. Ten en cuenta que es más sencillo redactar oraciones cortas.
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Es deseable contribuir con fotografías que cuenten y complementen tus historias. En tal caso coloca el nombre de las personas que se observan, aclarando lugar, fecha y tipo de actividad que se registra.
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Incluye el nombre de la unidad a la que perteneces y fecha correspondiente.
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No olvides aclarar nombre completo de quién escribió la historia, aunque puede ser anónima o ser firmada por un seudónimo.
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Invitamos a todos y especialmente a los jóvenes y a los niños a enviar historias en las que han sentido la influencia del Espíritu Santo al vivir el Evangelio.
Considera que las historias que escribes serán guardadas y preservadas por siempre en los registros de la Historia de la Iglesia. Ten confianza en ti mismo, ejercita tu capacidad de registrar historias, persevera y el Señor te bendecirá.