Voces de los Santos de los Últimos Días
Me sentí importante y aliviada
Cuando las hermanas nos visitan, siempre traen paz a nuestras almas y nos hacen sentir amadas.
Poco después de haberme bautizado, recibí la visita de, en ese entonces, mis maestras visitantes, la hermana Segura y la hermana Fernández, de origen costarricense. Recuerdo las palabras que ellas sembraron en mi corazón: “Seremos sus maestras y le ayudaremos a comprender las enseñanzas del evangelio de Jesucristo”. Seguido de eso me preguntó una de ellas: “¿Hay algo que necesita de nosotras?”, a lo que yo respondí, “¡No!”. Me sentí diferente que alguien extraño me brindaba su ayuda sin esperar nada a cambio; qué hermosa experiencia saber que podía contar con ellas. Agradezco de corazón a esas hermanas que siempre estuvieron pendientes de mi progreso espiritual. Han pasado 24 años y he estado activa en la Iglesia siempre.
Al recordar el convenio bautismal, me viene a la mente esta Escritura: “y estáis dispuestos a llevar las cargas los unos de los otros para que sean ligeras”1, me doy cuenta de que el primer llamamiento es el de ministrar.
Podemos sentir gozo y consuelo
Hace poco tuve una experiencia similar a la anterior, me sentí importante y aliviada al recibir en mi casa a dos hermanas, la hermana Hernández y la hermana Castillo. Me repitieron palabras similares a las que escuché años atrás: “¡Estamos aquí para ayudarle!”. Pude experimentar un gran sentimiento de gozo; sus palabras de consuelo me reaniman para poder seguir ministrando a otras y ayudarles. ¿Se imaginan, si yo me sentí así, cómo se pueden sentir muchas hermanas que necesitan de consuelo, amor y atención? También tenemos la oportunidad de compartir nuestro testimonio con ellas. La ministración ha sido una revelación inspirada desde lo alto, cuando las hermanas nos visitan siempre traen paz a nuestras almas y nos hacen sentir amadas.
No olvidemos que somos las manos de Cristo, ayudando a llevar las cargas los unos de los otros.
Sé que estoy en la verdad. Sé que Jesucristo vive y que hay un profeta viviente que nos guía aquí en la tierra.