2022
En marcha el Programa para recuperarse de las adicciones
Febrero de 2022


Bienestar y Autosuficiencia

En marcha el Programa para recuperarse de las adicciones

Al igual que el pescador de truchas sabe que lo que atrae a las truchas es el hambre, Lucifer conoce nuestra “hambre”, o nuestras debilidades, y nos tienta con señuelos que, si los aceptamos, pueden coartar nuestra vida y conducirnos hacia su influencia despiadada. Y a diferencia del pescador que atrapa y devuelve al agua peces ilesos, Lucifer no nos soltará voluntariamente. Su objetivo es hacer a sus víctimas tan miserables como él.

Lucifer es una inteligencia lista y astuta. Uno de los métodos principales que usa contra nosotros es su habilidad para mentir, engañar y convencernos de que lo malo es bueno, y lo bueno, malo. Desde el principio, en el gran concilio de los cielos, Satanás pretendió destruir el albedrío del hombre.

“[Y] llegó a ser Satanás, sí, el diablo, el padre de todas las mentiras, para engañar y cegar a los hombres y llevarlos cautivos según la voluntad de él” (véase Moisés 4:3−4).

La batalla por el albedrío que Dios concedió al hombre continúa. Mientras elijamos a Dios, mantendremos nuestro albedrio; si elegimos a Satanás, él nos atrapará y nos quitará el albedrío.

Satanás y sus siervos nos rodean con sus señuelos; esperan que flaqueemos y aceptemos su carnada para atraparnos con medios falsos. Él usa la adicción para que renunciemos al albedrío y seamos dependientes de hábitos o sustancias que destruyan nuestra vida.

Queridos hermanos y hermanas, si actualmente somos presos de algún hábito o alguna sustancia, o conocemos a alguien que se encuentre en estas circunstancias, sepan que aún pueden librarse de las cadenas que los tienen sujetos.

Rara vez las personas presas de una conducta adictiva reconocen su adicción. Para negar la gravedad de su situación o evitar las consecuencias de sus decisiones, intentan quitar importancia a su comportamiento, e incluso lo ocultan, sin darse cuenta de que, al engañar a los demás y al engañarse a sí mismos, caen más en sus adicciones. A medida que crece la impotencia sobre la adicción, muchos tratan de culpar a sus familiares y amigos, a los dirigentes de la Iglesia e incluso a Dios. Cada vez se aíslan más y se alejan de las personas y, concretamente, de Dios; recurren a las mentiras y al secreto, con la esperanza de excusarse o de culpar a otros, y lo único que consiguen es debilitarse espiritualmente. Con cada acto falso, se atan a sí mismos con un “cordel de lino”, que pronto se tornará en fuertes cadenas (véase 2 Nefi 26:22), y no tardarán en tener que hacer frente a la realidad. Ya no podrán ocultar por más tiempo su comportamiento con otra mentira o diciendo: “¡No es tan grave!”.

El orgullo constituye un elemento esencial de toda adicción y manipula la verdad de las cosas como son. Es el principal obstáculo para la recuperación. El presidente Ezra Taft Benson definió el orgullo con las siguientes palabras: “El orgullo es un pecado muy mal interpretado […]. La mayoría de nosotros piensa en el orgullo como egoísmo, vanidad, jactancia, arrogancia o altivez; aunque todos estos son elementos que forman parte de ese pecado, su núcleo no está en ellos. La característica principal del orgullo es la enemistad: enemistad con Dios y enemistad con nuestros semejantes. Enemistad significa ‘aversión, odio, resentimiento u oposición’; es el poder por el cual Satanás desea dominarnos. El orgullo en su naturaleza fomenta la competencia: oponemos nuestra voluntad a la de Dios. Hacemos a Dios blanco de nuestro orgullo cuando le decimos con nuestra actitud: ‘Que se haga mi voluntad y no la tuya’”.

Hermanos, no podemos dejar que Satanás dé dirección a nuestra vida. En contraposición al orgullo está la humildad; a medida que desee abstenerse y admita el problema que enfrenta, la humildad reemplazará gradualmente al orgullo.

De repente, dejamos entrar un pequeño rayo de esperanza. Cuando decidimos admitir que tenemos un problema y estamos dispuestos a solicitar apoyo y ayuda, ofrecemos a esa esperanza un lugar donde crecer.

Quizá en algún momento se les haya pasado por la cabeza que Dios está demasiado disgustado para ayudarlos. Les testifico que el Señor está deseando aplicar Su expiación. Si regresamos al Señor, no habrá “habito, adicción, rebelión ni trasgresión en que no se cumpla la promesa de un perdón completo”.

El élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó: “No debemos subestimar ni pasar por alto el poder de las entrañables misericordias del Señor. La sencillez, la dulzura y la constancia de las entrañables misericordias del Señor serán de mucho provecho para fortalecernos y protegernos en los tiempos difíciles en los que actualmente vivimos y en los que aún viviremos.

Quizá la decisión más importante que podemos tomar es someter nuestra voluntad a la de Dios. La voluntad es lo único que es verdaderamente nuestro, que podemos ofrecer sobre el altar de Dios; todo lo demás que le ‘damos’, por muy bonito que sea de nuestra parte, es en realidad lo que Él nos ha dado o prestado. Pero cuando nos sometemos dejando que nuestra voluntad sea absorbida en la voluntad de Dios, entonces, verdaderamente le estamos dando algo”. Entonces comprenderemos que, con la ayuda de Dios, todo lo podemos.

El hermano Wilcox, en esta última conferencia general, dijo: “Yo amo a mis nietos con sus imperfecciones, pero eso no significa que no desee que mejoren y lleguen a ser todo lo que puedan ser. Dios nos ama tal y como somos, pero también nos ama demasiado para dejarnos así”.

También dijo: “Algunos, erróneamente, reciben el mensaje de que, para ayudarnos, Dios espera hasta después de que nos hayamos arrepentido. El mensaje de Dios es que Él nos ayudará a medida que nos arrepintamos. Su gracia está a nuestro alcance ‘sin importar dónde estemos en el camino de la obediencia’”.

Al progresar en su arrepentimiento, se sentirá más dispuesto a estar entre quienes honran el sacrificio del Salvador y comenzará a experimentar la realidad de que “nada hay imposible para Dios” (Lucas 1:37).

Si usted desea recuperarse o conoce a alguien que tenga este deseo, por favor, póngase en contacto conmigo en la siguiente dirección: benjaminalbasud@gmail.com. Puede hacerlo de forma anónima y estará protegido por una estricta confidencialidad.