Cómo encontrar la verdad en la era de la información errónea
Estas cinco ideas pueden ayudarte a obtener la alfabetización adecuada para entender los medios de comunicación y a combinarla con la guía divina.
Vivimos en tiempos sin precedentes, la capacidad que tenemos de acceder a cantidades ingentes de información en cuestión de segundos resulta emocionante. Sin embargo, ¿cómo podemos saber si la información de que disponemos es confiable, en particular cuando tenemos que tomar decisiones importantes? Una manera en que podemos navegar por estas aguas turbulentas es conseguir una mayor “alfabetización en los medios de comunicación”.
¿Qué queremos decir cuando hablamos de alfabetización en los medios de comunicación y cómo puede ayudarnos esto a evitar ser engañados en los últimos días? La alfabetización en los medios de comunicación es “la capacidad de acceder a mensajes de diversos formatos y analizarlos, evaluarlos y crearlos”1. Todas estas son destrezas útiles para desarrollar, especialmente en la era de la información errónea.
A continuación, se presentan sugerencias a tener en cuenta cuando comiences a desarrollar tu alfabetización en los medios de comunicación.
1. Investiga
Las Escrituras nos enseñan: “… Por boca de dos o de tres testigos se establecerá toda palabra” (2 Corintios 13:1). El mismo principio se puede aplicar a nuestra labor de buscar información verídica y precisa. Aunque podemos encontrar fácilmente respuestas a preguntas importantes con tan solo una sencilla búsqueda en línea, verificar la exactitud de esa información requiere tiempo y esfuerzo. Además, también existe el peligro de confiar en un solo punto de vista, sobre todo en una época en la que los prejuicios en los medios de comunicación parecen ser más comunes y cuando cada vez hay más personas que pretenden promover sus intereses. Podemos estar mejor informados si buscamos en múltiples fuentes de diferentes medios, como libros, artículos periodísticos, estudios académicos y otros expertos de confianza.
2. Verifica tu fuente y luego verifícala de nuevo
Tenemos la tendencia a interpretar la mayor parte de la información que consumimos al pie de la letra, en particular si sentimos que podemos confiar en la fuente de la información. Sin embargo, incluso las fuentes bienintencionadas pueden equivocarse en ocasiones. Por lo tanto, es importante que dediquemos tiempo a verificar la información que recibimos, sobre todo si es algo sobre lo que tenemos la intención de actuar o que vamos a contar a los demás.
3. Sé consciente de la “cámara de eco” en las redes sociales
Una encuesta reciente publicada por el Centro de Investigación Pew reveló que casi la mitad (48 por ciento) de los adultos estadounidenses recibe las noticias y la información a través de las redes sociales2. Aunque las redes sociales pueden constituir una herramienta excelente para obtener información, el contenido que encontramos en las fuentes se basa en buena medida en estrategias destinadas a captar nuestra atención en lugar de darnos información valiosa y precisa. Entre estos algoritmos de personalización y nuestra capacidad para controlar nuestro círculo de amigos en estas plataformas, creamos una posible cámara de eco, donde nuestras propias creencias y opiniones se magnifican, y se nos alimenta con información centrada únicamente en nuestros propios intereses.
Las redes sociales tienden asimismo a ser un caldo de cultivo para reproducir información falsa y engañosa, debido a la facilidad con la que alguien puede crear y divulgar contenidos. Es imperativo que examinemos detenidamente cualquier información que veamos en las redes sociales y que verifiquemos su autenticidad antes de aceptarla o decidir compartirla. El presidente Russell M. Nelson ha advertido: “Si la mayor parte de la información que obtienen proviene de las redes sociales o de otros medios de comunicación, su capacidad para escuchar los susurros del Espíritu se verá disminuida”3.
4. Escucha al Espíritu.
El mundo está lleno de mensajes contradictorios que nos dicen qué pensar y cómo actuar. El presidente James E. Faust (1920–2007), Segundo Consejero de la Primera Presidencia, enseñó que la mejor manera de superar la “estática” del mundo es escuchar y seguir la voz del Espíritu. “… Se requiere paciencia en un mundo que exige la satisfacción instantánea […]. Esa solución es silenciosa, tranquila y sutil en un mundo que está prendado de lo que es estridente, incesante, de ritmo apresurado, ofensivamente rimbombante y tosco”, dijo él4.
El Espíritu es una herramienta poderosa que puede ayudarnos a clasificar e identificar la información precisa y valiosa. Podemos hallar consuelo en la promesa del Señor que dice que “por el poder del Espíritu Santo podréis conocer la verdad de todas las cosas” (Moroni 10:5). ¿Cómo sabemos si nos está hablando el Espíritu? Tal como instruyó el Señor a Oliver Cowdery: “… [H]ablaré a tu mente y a tu corazón por medio del Espíritu Santo que vendrá sobre ti y morará en tu corazón” (Doctrina y Convenios 8:2).
Esto puede requerir de nuestra parte el mayor esfuerzo intelectual para reconocer la verdad del error, así como hacer todo lo posible por vivir de tal manera que tengamos el Espíritu con nosotros. Ten cuidado de no pasar tiempo en medios de comunicación o contenidos similares que alejen al Espíritu Santo.
5. Sigue al profeta
En medio de su largo y arduo viaje para huir de Egipto, los hijos de Israel comenzaron a murmurar contra el Señor. Le preguntaron a Moisés: “¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto?”. (Números 21:5). Como resultado de sus quejas, se enviaron serpientes ardientes entre el pueblo; muchos de ellos fueron mordidos y murieron. Cuando Moisés acudió al Señor para interceder por ellos, el Señor le mandó que hiciera una serpiente ardiente y la sujetara a un asta. Los que eran mordidos solo debían mirar la serpiente de bronce y vivirían, una solución fácil para un problema que hacía peligrar la vida. Los israelitas que escogieron mirar pudieron vivir (véase Números 21:6–9). Sin embargo, para los demás, el remedio era demasiado sencillo, así que eligieron no creer; no miraron a la serpiente y al final perecieron (véanse 1 Nefi 17:41; Alma 33:19–20).
En nuestros días, nos enfrentamos a una plaga similar de “serpientes ardientes” en forma de información falsa, divisoria o incluso maliciosa, que tiene por objeto hacernos daño a nosotros y a los demás. Si la consumimos, esa información puede ser tan mortal —espiritual, mental y emocionalmente— como lo fueron las serpientes venenosas para los hijos de Israel.
Nuestra mejor línea de defensa en los últimos días contra las informaciones erróneas que “engañarán […] aun a los escogidos” (Mateo 24:24) es acudir a nuestro profeta viviente. Aunque el mundo no valore el consejo del profeta, sabemos que él es el portavoz del Señor. El Salvador nos ha dicho: “… [S]ea por mi propia voz o por la voz de mis siervos, es lo mismo” (Doctrina y Convenios 1:38). Es importante que contrastemos las noticias y la información con la palabra del Señor, incluido el consejo proporcionado por medio de Sus profetas y apóstoles. Al confiar en la guía que nos brindan y al verificar lo que escuchamos que proviene del mundo contrastándolo con lo que escuchamos del Señor y Sus profetas, nos resultará más fácil discernir entre la verdad y el error.
Cómo puedes obtener sabiduría
Con toda la información errónea que tenemos a nuestro alcance, no es de extrañar que Pablo dijera que en los últimos días los hombres “siempre est[arían] aprendiendo, pero nunca p[odrían] llegar al conocimiento de la verdad” (2 Timoteo 3:7).
La facilidad con la que podemos obtener acceso a la información es un don de nuestro Padre Celestial. Sin embargo, a pesar de toda la información que podemos obtener, “[s]abiduría ante todo; adquiere sabiduría; y con todo lo que adquieras, adquiere entendimiento” (Proverbios 4:7). Eso es algo para lo cual no podemos confiar en un motor de búsqueda.
Además, para obtener sabiduría, también debemos “busca[r] conocimiento, tanto por el estudio como por la fe” (Doctrina y Convenios 88:118). Combinar una buena alfabetización en los medios de comunicación y nuestros mayores esfuerzos intelectuales con vivir el Evangelio y nuestros mejores esfuerzos espirituales invitará la guía espiritual que necesitamos para discernir la verdad del error y evitar que seamos engañados por el torrente de información errónea que nos rodea.