Vivir el Evangelio
Ser diferentes del mundo
“He decidido servir en una misión de tiempo completo (Concepción, Chile), por lo que eso conlleva ser diferente del mundo, y esa es la mejor parte. Demostrar que somos diferentes, y no sentirnos avergonzados por eso, es lo que a las personas les llama la atención, y el Señor nos recompensa por permanecer firmes en el convenio, llevando el Evangelio a todas las personas del mundo”. —Tomás Agustín Soldán, 18 años, Barrio Banfield 2, Estaca Banfield
“En sí tomé muchas decisiones, pero las que más me han ayudado a ser diferente del mundo fue rodearme de personas que me hacen bien; esas que viven la misma fe que yo tengo, las que te incentivan a vivir el Evangelio día a día y no solo un domingo por la mañana. Hacerme un tiempo para visitar el templo y ponerme la meta de entrar me exige mantenerme digna de tal privilegio y hace mis días mucho más ligeros y luminosos, sin complicarme por situaciones que no me gustaban”. —Luna Torres, 19 años, Barrio Fabián Onsari, Estaca Avellaneda
“Desde chico había tomado la decisión de obedecer y guardar los mandamientos. Esto me exigió tomar decisiones distintas a las del resto de mis amigos, pero con un buen propósito, prepararme no solamente para servir una misión de tiempo completo, sino también para ser un hijo digno de Dios. El no hacer las cosas que mis amigos hacían, como participar en fiestas donde se tomara alcohol o se tuvieran comportamientos inapropiados, hizo que me apartara y distanciara un poco de ellos, ya que no teníamos los mismos principios. Esto me hizo darme cuenta de que tenía que buscar buenas amistades que tuvieran principios similares a los que tengo yo”. —Sebastián Ferrizo Risso, 18 años, Barrio Hudson, Estaca Quilmes
“Cuando mis planes se vieron rotundamente cambiados, al sentir el deseo de servir una misión de tiempo completo, decidí ser diferente al mundo, alinear mis metas con las del Señor, invitar e iluminar la vida de los demás con la paz del Evangelio, defender la verdad ante el resto, y deseo poder hacerlo también en un futuro, a medida que crezca y forme mi propia familia. La forma de pensar y de actuar que tenemos como miembros de la misma fe nos diferencia del resto, y podemos verlo con mínimos actos de servicio o de respeto hacia nuestros principios, lo que incluso en ocasiones puede generar sentirnos presionados o juzgados cuando el mundo nos cuestiona”. —Almendra Anahí Febres Oyola, 18 años, Barrio Caballito, Estaca Belgrano
Tal como estos jóvenes, tú también puedes elegir hacer la diferencia en el mundo a través de pequeñas y grandes decisiones que cambiarán no solo tú vida, sino también la de los demás. Como dijo el presidente Joseph Fielding Smith: “Aunque estamos en el mundo, no somos del mundo. Se espera de nosotros que venzamos al mundo y vivamos del modo que corresponde a los santos”1.