2023
Las alas de mamá
Julio de 2023


Voces de los Santos

Las alas de mamá

“¡Cuántas veces os he juntado como la gallina junta sus polluelos bajo las alas, y os he nutrido!” (3 Nefi 10:4)

A través de esta analogía es que el Salvador nos demuestra Su inmenso amor. Además de enseñarnos cuánto comprende la función que tenemos como madres. De las gallinas podemos aprender que son madres protectoras inigualables, sus pollitos las siguen a donde vayan. Hasta las ocho semanas los pollitos duermen acurrucados bajo sus alas. Les brinda abrigo y protección contra las inclemencias del tiempo. Las plumas son impermeables y aíslan el cuerpo tanto de la gallina como de los pollitos, hasta que ellos desarrollan su plumaje y se pueden proteger a sí mismos.

La maternidad es un don sagrado dado a las hijas de Dios. El “plumaje” real que conforman nuestras “alas” bien se pueden comparar a la práctica de los principios del Evangelio. Al esforzarnos por aprender, desarrollar y transmitir estos a nuestros hijos desde su más tierna infancia, estamos preparándolos para que tengan sus propias “alas” fuertes, para que sean íntegros, para que tengan firmes testimonios del Salvador y caminen por la senda de los convenios que los llevará de regreso al hogar Celestial.

Plumas de fe

Vuélvanse al Señor con fe, y sabrán lo que deben hacer y cómo hacerlo... oren, estudien y enseñen el Evangelio. Oren fervientemente sobre sus hijos y sobre su función de madres... Una oración en la que se diga básicamente: “Somos padres, mayordomos de Tus hijos, Padre; te rogamos que nos ayudes a criarlos como Tú lo harías”, lleva en sí una fuerza extraordinaria1.

Una tarde dejé a mi hijo de seis años jugando solo en nuestro patio, para poder amamantar y hacer dormir al bebé en la habitación. No había tardado más de media hora cuando me asomé a la puerta para ver que hacía. Me sorprendió encontrarlo arriba del único árbol que teníamos. Para su tamaño era una gran altura adonde había llegado y no podía bajar. Me acerqué y le pregunté ¿Cómo te subiste?, ¿cómo vas a bajar? Él no tenía ni idea de cómo bajarse. Acercando una silla me subí y lo ayudé a bajar. Ya en tierra firme, le pregunté: ¿Qué habrías hecho si yo no hubiese salido afuera? Ese día la lección me la dio él cuando me contestó: “yo sabía que ibas a venir, porque cuando tuve miedo le pedí al Padre Celestial que te avisara, en ese momento apareciste en la puerta”.

“Creo firmemente que ustedes son instrumentos en las manos de Dios en sus diversas funciones, en especial la de la maternidad”2.

Cuando como padres nos arrodillamos a orar junto a nuestros pequeños, estamos transmitiendo nuestra fe. Ellos sienten y aprenden que son hijos de Dios, que no están solos, que pueden acudir al Padre Celestial en todo momento y en cualquier lugar. Al prestar atención a cómo vivimos cada principio, cómo enseñamos en casa por precepto y por medio de nuestro ejemplo, podremos lograr que el Salvador llegue a ser la influencia más poderosa en la vida de nuestros hijos.

Referencias

  1. M. Russell Ballard, “Hijas de Dios,” Liahona, mayo de 2008, pág. 108.

  2. James E. Faust, “Instrumentos en las manos de Dios,” Liahona, nov. de 2005, pág. 114.