Permanecer así firmes en el Señor
Me llamo Bas Noij. Estoy casado con Ellie Noij desde hace más de veintisiete años y tenemos dos hijos, Mayra y Yali Noij.
Junto con nuestras hijas, Ellie ha sido miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días durante treinta años. He estado junto a Ellie casi veintinueve años y todo ese tiempo ella me ha mostrado lo que es el discipulado ejemplar. Para mí, Ellie es el máximo ejemplo de tratar de vivir como Cristo, se mantiene firme en el Señor (Filipenses 4:1) con una completa convicción de su fe, pero también con total respeto por las opiniones de los demás.
He visitado la Iglesia en diferentes lugares del mundo y, durante esas visitas, siempre me he sentido bienvenido. Durante mucho tiempo, pensé que era lo suficientemente bueno para mí y mi familia ser un partidario entusiasta de esta Iglesia, pero en junio de 2022, algo cambió.
Fui criado como católico y oraba durante mis años de juventud, pero en junio de 2022 realmente oré a Dios por primera vez. Oré por guía para saber si ese era el momento adecuado para investigar el Evangelio. Esa noche, mientras dormía, un pasaje del Libro de Mormón entró en mi mente: 2 Nefi 17.
Era como una película. Vi letras doradas brillantes en el interior de mi cabeza. No tenía idea de si existía ese pasaje de las Escrituras, 2 Nefi 17, pero claramente sentí que era una respuesta a mis oraciones y se me ocurrió un plan para ir a la Iglesia con Ellie y los niños durante al menos un año para leer las Escrituras y orar juntos como familia. Más tarde ese día, en el trabajo, busqué el texto de 2 Nefi 17, y mis ojos se posaron en el versículo 11: “Pide para ti una señal del Señor tu Dios; pídela ya sea abajo en lo profundo, o en lo alto arriba”.
No vi esta experiencia como una “señal débil”. Esto se sintió como si Dios literalmente me dijera que efectivamente era el momento. Fui a casa para decirle a Ellie que estaba listo para comenzar a investigar sinceramente el Evangelio. Mientras le contaba mi historia, fui alcanzado por un rayo, no por un rayo de verdad, sino por el Espíritu Santo. Inmediatamente supe lo que era. Físicamente sentí que algo sucedía en mi corazón y me di cuenta de que estaba liberado de una inquietud que había llevado toda la vida. Inmediatamente sentí un amor que nunca había sentido. Sabía que este era el amor de Cristo. Literalmente, tuve un cambio en el corazón. Para mi hija mayor, Mayra, fue un momento muy emotivo, porque dos días antes ella había orado para que yo experimentara una conversión. Más tarde, supe que otros dos amigos habían orado por lo mismo unos días antes. ¡Todo eso fue un gran testimonio del poder de la oración!
En los meses siguientes, me preparé para ser bautizado el 8 de octubre de 2022. Desde ese día tomé el nombre de Cristo sobre mí. Al día siguiente, recibí el don del Espíritu Santo y llegué a ser miembro de pleno derecho de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Una semana después recibí el Sacerdocio Aarónico, otro momento importante en mi vida. En diciembre, fui al templo en Florida por primera vez con Ellie y ese mismo fin de semana recibí mi bendición patriarcal. En enero, recibí el Sacerdocio de Melquisedec y en febrero, fui al templo en Orlando con mi hija mayor, Mayra, y me sentí como si estuviera en el cielo. Las experiencias durante este período de mi vida fueron como estar en una montaña rusa al pasar de la conversión al bautismo, al sacerdocio, luego la bendición patriarcal y finalmente entrar en el templo, todo casi en un año. En este tiempo bastante corto, mis experiencias fueron emocionantes, poderosas y espirituales.
Espero que nuestra historia pueda inspirar a otras personas que tengan un familiar o un amigo que no sea miembro de la Iglesia para que se den cuenta de que todo lo podemos en Cristo que nos fortalece (véase Filipenses 4:13). Sigan viviendo el Evangelio, sigan esperando y sigan orando. Soy la prueba viviente de que incluso el no creyente más obstinado puede un día ver la luz.