Relatos de las Escrituras
Teáncum y Moroni


“Teáncum y Moroni”, Historias del Libro de Mormón, 2023

Alma 62

Teáncum y Moroni

Demuestran gran valentía

Ammorón y el ejército lamanita luchan contra el ejército nefita

Luego de la muerte de Amalickíah, su hermano, Ammorón, llegó a ser rey de los lamanitas. Ammorón siguió luchando contra los nefitas. La guerra continuó por años. Los nefitas comenzaron a ganar, de modo que los ejércitos lamanitas huyeron a una ciudad. Moroni, Teáncum, y otro capitán nefita marcharon tras los lamanitas con sus ejércitos.

Alma 52:3–4; 54:16–24; 62:12–35

Teáncum sostiene una jabalina y se acerca a la ciudad de noche

Teáncum estaba enojado porque Amalickíah y Ammorón habían causado esa guerra tan grande y larga. Debido a la guerra, muchas personas habían muerto y había muy poca comida. Teáncum quería finalizar la guerra y entró en la ciudad por la noche en busca de Ammorón.

Alma 62:35–36

Teáncum sostiene una cuerda con un gancho y salta sobre una muralla

Teáncum escaló la muralla de la ciudad y fue de un lugar a otro por la ciudad hasta encontrar dónde dormía Ammorón.

Alma 62:36

Teáncum en la entrada de una tienda con una jabalina y una cuerda

Teáncum le lanzó una jabalina a Ammorón y le dio cerca del corazón. Pero Ammorón despertó a sus siervos antes de morir.

Alma 62:36

Teáncum afronta a soldados lamanitas con lanzas

Los siervos de Ammorón persiguieron a Teáncum y lo mataron. Los demás líderes nefitas estaban muy tristes por su muerte; él había luchado valientemente por la libertad de su pueblo.

Alma 62:36–37

soldados nefitas capturan a soldados lamanitas

Aunque había muerto, Teáncum había ayudado a los nefitas a ganar la guerra, pues hizo que los lamanitas perdieran a su líder. A la mañana siguiente, Moroni combatió contra los lamanitas y ganó. Los lamanitas abandonaron la tierra de los nefitas y la guerra terminó.

Alma 62:37–38

el capitán Moroni dirige a algunos hombres mientras construyen una ciudad y unas familias observan

Finalmente hubo paz. Moroni trabajó arduamente para hacer que la tierra de los nefitas estuviera más a salvo de los lamanitas. Luego Moroni regresó a su casa para vivir en paz. Los profetas enseñaron el Evangelio y dirigieron la Iglesia de Dios. El pueblo confió en el Señor y Él los bendijo.

Alma 62:39–51