Unidad 24: Día 4
3 Nefi 11:1–17
Introducción
Un tiempo después de la gran destrucción y de los tres días de oscuridad, cerca de 2.500 hombres, mujeres y niños se reunieron alrededor del templo en la tierra de Abundancia (véase 3 Nefi 17:25). Oyeron una voz, que no lograron entender a la primera. Al esforzarse por oír, entendieron que era la voz del Padre Celestial, que estaba presentando a Su Hijo, Jesucristo. El Salvador del mundo hacía Su aparición. Jesucristo invitó a las personas, una por una, a venir y palpar la herida en Su costado y las marcas de los clavos en Sus manos y pies, para que fueran testigos personales de que Él había sido muerto por los pecados del mundo.
3 Nefi 11:1–7
Los del pueblo escuchan la voz del Padre que anuncia la aparición de Su Hijo
Sal afuera con un lápiz y esta guía de estudio y escucha por 60 segundos. Escribe todos los sonidos que puedas en el espacio a continuación:
Coloca un asterisco junto a cada sonido que pienses que sería difícil de distinguir o que probablemente no escucharías sin esfuerzo. Luego, vuelve adentro.
Poco tiempo después de la gran destrucción y de la oscuridad que señalaron la muerte de Jesucristo, los del pueblo se reunieron junto al templo, en la tierra de Abundancia. Mientras conversaban y analizaban los hechos, se produjo una maravillosa experiencia, que ellos al principio no podían comprender. Lee 3 Nefi 11:1–3, y detalla lo que no podían entender las personas. Quizás desees marcar la descripción que se hace de la voz de Dios y del efecto que produjo en quienes la escucharon.
Reflexiona por un momento, sobre las semejanzas que existen entre la voz que las personas escucharon y la inspiración que recibimos del Espíritu Santo. ¿Qué verdad aprendemos de 3 Nefi 11:1–3 sobre la manera en que a menudo el Señor y el Espíritu Santo nos hablan? Una doctrina que se aprecia en estos versículos es ésta: El Espíritu Santo nos habla a menudo con una voz suave y apacible que sentimos en nuestro corazón.
El presidente Boyd K. Packer, Presidente del Quórum de los Doce Apóstoles, explicó cómo actúa la voz del Señor en nuestra mente y corazón mediante el Espíritu Santo:
“Tal vez la cosa más grandiosa que aprendí al leer el Libro de Mormón es que la voz del Espíritu viene como un sentimiento más que como un sonido. Ustedes aprenderán, como yo lo he hecho, a ‘escuchar’ esa voz que se siente en vez de oírse…
“El don del Espíritu Santo… los guiará y los protegerá, e incluso corregirá sus acciones. Se trata de una voz espiritual que acude a la mente como una idea o un sentimiento que les llega al corazón” (“Consejo a los jóvenes”, Liahona, noviembre de 2011, pág. 17).
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Piensa en alguna ocasión en que la voz del Señor o las impresiones del Espíritu vinieron a tu mente y a tu corazón. En el diario de estudio de las Escrituras, escribe sobre tu experiencia y cómo te sentiste.
Los nefitas oyeron la voz del Señor dos veces y no la entendieron. Lee 3 Nefi 11:4–7, y determina qué hicieron los nefitas diferente la tercera vez para poder entender la voz. ¿Qué crees que signifique que las personas “aguzaron el oído para escucharla”? (3 Nefi 11:5).
El presidente Boyd K. Packer dio el siguiente consejo sobre lo que debemos hacer para escuchar y entender la voz del Señor por medio del Espíritu Santo. Subraya las palabras y frases que te ayuden a saber lo que debes hacer, o evitar, para escuchar mejor la voz del Señor mediante el Espíritu Santo.
“El Espíritu no nos reclama la atención gritando o agitándonos con una mano férrea; más bien, nos susurra; nos toca con tanta suavidad que si tenemos la mente preocupada por otras cosas quizás no lo percibamos en absoluto.
“Algunas veces, insiste con la firmeza suficiente para que lo escuchemos. Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones, si no prestamos oído a ese sutil sentimiento, el Espíritu se retira y espera hasta que nos volvamos a Él, procuremos escucharlo y digamos en nuestras propias palabras, como Samuel en la antigüedad: ‘…Habla, [Señor], porque tu siervo oye’ (1 Samuel 3:10)”. (“La búsqueda del conocimiento espiritual”, Liahona, enero de 2007, pág. 16).
Podrías escribir el siguiente principio en tus Escrituras, junto a 3 Nefi 11:5–6, y en el diario de estudio de las Escrituras: A medida que aprendamos a escuchar la voz del Señor por medio del Espíritu Santo, estaremos en capacidad de entender los mensajes que Él nos da.
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Responde las siguientes preguntas en el diario de estudio de las Escrituras:
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¿Qué te servirá de ayuda para preparar tu mente y tu corazón para escuchar y entender la voz del Señor?
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¿Has percibido alguna vez un mensaje del Señor que podrías haber pasado por alto de no haberte esforzado por escucharlo?
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¿En alguna ocasión has recibido una impresión del Espíritu Santo más de una vez hasta que finalmente pudiste entenderla y seguirla?
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3 Nefi 11:8–17
Jesucristo aparece e invita a las personas a venir una por una a palpar Sus heridas
Trata de visualizar los acontecimientos de 3 Nefi 11:8–10 conforme los vayas leyendo.
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Al considerar lo que debe haber sido la aparición del Cristo resucitado a los pueblos del Libro de Mormón, escribe en el diario de estudio de las Escrituras cómo te habrías sentido y los pensamientos que hubieras tenido, si tú hubieras estado allí.
El élder Jeffrey R. Holland, del Quórum de los Doce Apóstoles, habló acerca de la importancia de la aparición del Salvador a los nefitas:
“Esa aparición y esa declaración constituyeron el punto central, el momento supremo, de toda la historia del Libro de Mormón. Era la manifestación y el decreto que habían instruido e inspirado a cada uno de los profetas nefitas en los últimos seiscientos años, además de a sus antepasados israelitas y jareditas miles de años antes.
“Todos habían hablado de Él, cantado sobre Él, soñado con Él y pedido en oración que Él apareciese, hasta que efectivamente estuvo allí. ¡Oh, día de días! Había llegado el Dios que convierte toda noche tenebrosa en una mañana de luz” (Christ and the New Covenant: The Messianic Message of the Book of Mormon, 1997, págs. 250–251).
Recuerda que los nefitas y lamanitas sobrevivientes venían de haber experimentado una terrible destrucción y tres días de total oscuridad. Lee 3 Nefi 11:10–12, y observa lo que Jesucristo quería que las personas supiesen acerca de Él y de lo que había hecho durante Su ministerio terrenal. Si hubieras estado allí, ¿cuál de Sus declaraciones te hubiera brindado el mayor consuelo al oírla? Medita en la razón por la que esa declaración hubiera significado tanto para ti. Podrías marcar la frase que es más significativa para ti en tus Escrituras.
Lee 3 Nefi 11:13–15, y marca lo que Jesucristo les pidió que hicieran a fin de recibir el conocimiento personal que Él deseaba que tuvieran. Piensa en las respuestas a las siguientes preguntas: De acuerdo con 3 Nefi 11:14, ¿qué deseaba el Salvador que las personas aprendieran de esta experiencia? Considerando que unas 2.500 personas estuvieron presentes en ese momento (véase 3 Nefi 17:25), ¿cuánto tiempo habrá durado este encuentro? ¿Qué te dice esto acerca del Salvador?
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Responde las siguientes preguntas en el diario de estudio de las Escrituras:
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En tu opinión, ¿por qué quería el Señor que las personas lo vieran y palparan “uno por uno”? (3 Nefi 11:15).
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¿Qué efecto habría tenido en ti el que hubieras palpado las heridas que el Salvador recibió al expiar por tus pecados?
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Puedes escribir la siguiente verdad en tus Escrituras junto a 3 Nefi 11:11–15 o en el diario de estudio de las Escrituras: Jesucristo me invita a recibir un testimonio personal de que Él es mi Salvador.
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Responde las siguientes preguntas en el diario de estudio de las Escrituras:
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¿Qué tan fuerte piensas que es tu testimonio personal del Salvador? ¿En qué forma ha crecido y se ha fortalecido recientemente?
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¿Qué experiencias te llevaron a obtener tu propio testimonio del Salvador, y qué podrías hacer para fortalecerlo?
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¿Cómo puedes saber que el Salvador está al tanto de ti de forma individual?
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Lee 3 Nefi 11:16–17, y ve lo que hizo la multitud luego de tener esta experiencia personal con el Salvador. Te resultará útil saber que “Hosanna” es una exclamación de alabanza al Señor.
Escudriña un poco más 3 Nefi 11:15, y determina lo que hicieron las personas luego de palpar las heridas del Salvador. Puesto que tú no estabas allí y no pudiste palpar las heridas del Salvador, como hicieron las personas de las que se habla en 3 Nefi, ¿cómo puedes saber que Jesús es el Cristo? (Véase Juan 20:30–31; Moroni 10:3–7; D. y C. 46:13–14 para ver algunas respuestas posibles.)
A fin de aplicar 3 Nefi 11:15 a tu vida, completa la siguiente declaración: Cuando yo recibo un testimonio de Jesucristo, tengo la responsabilidad de .
Piensa en maneras en que una persona puede “dar testimonio” de Jesucristo.
El presidente Boyd K. Packer enseñó acerca de los testimonios: “Las cosas espirituales no se pueden forzar. Un testimonio no se obtiene instantáneamente, sino que va creciendo. Y un testimonio es un testimonio, y sea grande o pequeño, debe ser respetado. Crecemos en el testimonio del mismo modo que crecemos físicamente; casi ni nos damos cuenta de ello, porque crecemos poco a poco” (véase “La búsqueda del conocimiento espiritual”, Liahona, enero de 2007, pág. 16).
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Concluye esta lección escribiendo tu testimonio de Jesucristo en el diario de estudio de las Escrituras. Podrías incluir lo que has hecho para obtener tu testimonio o lo que piensas hacer para fortalecerlo. Si el Espíritu te lo indica, léeselo a alguien o invita a alguien a leerlo.
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Escribe lo siguiente en el diario de estudio de las Escrituras, al final de las asignaciones de hoy:
He estudiado 3 Nefi 11:1–17 y he terminado esta lección el (fecha).
Otras preguntas, ideas y reflexiones que me gustaría compartir con mi maestro: