Introducción a Éter
¿Por qué debemos estudiar este libro?
A medida que estudies el libro de Éter, aprenderás acerca de los jareditas: un grupo de personas que viajaron al hemisferio occidental y vivieron allí durante muchos siglos antes de la llegada del pueblo de Lehi. Este libro te ayudará a aprender principios importantes sobre la oración, la revelación y la relación que existe entre el ejercicio de la fe en Jesucristo y la obtención de conocimiento espiritual. Además, te ayudará a comprender la función de los profetas en lo referente a persuadir a las personas a arrepentirse, así como las consecuencias que sobrevienen a los que rechazan a Jesucristo y Sus profetas.
¿Quién escribió este libro?
Moroni compendió este libro de veinticuatro planchas de oro llamadas las planchas de Éter. El libro lleva el nombre del profeta Éter, que fue el último profeta de los jareditas y elaboró un registro de su historia (véase Éter 15:33–34). En la época del rey Mosíah, algunas personas del pueblo de Limhi descubrieron las planchas de Éter mientras buscaban la tierra de Zarahemla (véase Mosíah 8:7–11; Éter 1:2). Los profetas nefitas y las personas que llevaban los registros fueron pasando las planchas de Éter de una generación a otra, hasta que llegaron a manos de Moroni. Moroni dijo que en su compendio no había incluido ni “la centésima parte” del registro (Éter 15:33).
¿Cuándo y dónde se escribió?
Las fuentes originales que se usaron para crear el libro de Éter fueron escritas siglos antes de que Moroni hiciera su compendio. El primer registro de los jareditas se creó cuando el hermano de Jared escribió acerca de la visión que tuvo antes de que su pueblo cruzara los mares (véase Éter 4:1). No se menciona a ninguna otra persona que llevara los registros entre los jareditas hasta Éter (véase Éter 13:3; 15:33). Moroni compendió el libro de Éter (véase Mormón 8:3–6; Moroni 10:1). Moroni no indicó dónde se encontraba cuando realizó el compendio, aunque escribió que los jareditas habían sido destruidos en “este país del norte” (Éter 1:1), indicando que es posible que él se encontrara en la tierra en la que fueron destruidos.