Unidad 19: Día 3
Alma 37
Introducción
Como se recoge en Alma 37, Alma siguió aconsejando a Helamán y lo puso a cargo de los registros sagrados. Le recordó que las Escrituras ya habían sido el medio para llevar a miles de lamanitas al Señor y profetizó que Él tenía otros grandes propósitos para los registros en el futuro. Alma instruyó a su hijo con respecto a lo que debía enseñarle al pueblo y le enseñó acerca de la importancia de recurrir a las palabras de Jesucristo como guía; comparó las palabras del Salvador con la Liahona.
Alma 37
Alma le confía a Helamán los anales, le aconseja guardar los mandamientos y le recuerda que la Liahona funcionaba de acuerdo con la fe
Considera el siguiente diagrama:
Piensa en dos o tres cosas pequeñas y sencillas que hayan revolucionado al mundo, como la bombilla eléctrica. Piensa en algunas cosas pequeñas que hayan supuesto una gran diferencia positiva en tu vida. Anota dos de esas cosas pequeñas sobre el lado izquierdo del diagrama anterior. En el lado derecho, anota algunas palabras que describan el gran efecto que esas cosas pequeñas han tenido en tu vida.
Según consta en Alma 37, Alma estaba preparando a su hijo Helamán para ser la siguiente persona que se encargara de los registros sagrados. Alma le enseñó un principio a Helamán sobre la función de las cosas pequeñas y sencillas en el plan del Señor. Lee Alma 37:6–7 y luego completa el siguiente principio: Con el fin de realizar Sus propósitos eternos, el Señor se vale de .
Lee Alma 37:1–7 y presta atención a lo que Alma describió como algo pequeño y sencillo. Además, lee Alma 37:8–10 atentamente y fíjate en cómo las planchas de bronce (que contenían las Escrituras) condujeron a grandes cosas para el pueblo del Libro de Mormón. Mientras lees, marca en tu ejemplar de las Escrituras cuáles de esas bendiciones has recibido también mediante tu estudio personal de las Escrituras.
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Responde esta pregunta en el diario de estudio de las Escrituras: ¿Puedes mencionar dos o tres maneras en que las Escrituras hayan hecho que sucedieran cosas grandes en tu vida?
En Alma 37:13–16 se encuentra el consejo que Alma le dio a Helamán cuando lo encargó de los registros. Estudia esos versículos y busca los principios que enseñó Alma. Éste es uno de esos principios: Si obedecemos los mandamientos del Señor, prosperaremos. Medita en cómo se relaciona ese principio con el diagrama del comienzo de la lección.
Como se registró en Alma 37:35–47, Alma le dijo a Helamán que le enseñara al pueblo a vencer la iniquidad y la tentación por medio de la fe en el Señor Jesucristo. A continuación siguen dos reseñas de lecciones que tratan esas enseñanzas. Estudia cada lección junto con los pasajes de las Escrituras que la acompañan. Luego prepárate para enseñar una de las lecciones a un integrante de tu familia, a tu familia entera (quizá como parte de una lección de la noche de hogar) o a un amigo. Quizá sea bueno adaptar la lección a la persona a la que enseñes y al lugar donde lo hagas. Fija un horario y da la lección el día que hayas establecido. Además, lleva tu bosquejo de la lección a la siguiente clase de seminario supervisado y ve preparado para dar una lección a la clase en caso de que te pidan que lo hagas.
Lección 1: Alma 37:35–37
Explica a quienes te toque enseñar que es común entre los que plantan árboles atar o sujetar un arbolito a una estaca y quitar el soporte más tarde, cuando el árbol ha madurado. Pregunta: ¿Por qué creen que un árbol podría necesitar una estaca como soporte mientras es joven y está creciendo?
Lee la experiencia siguiente de la vida del presidente Gordon B. Hinckley:
El presidente Gordon B. Hinckley plantó un arbolito cerca de su casa al poco tiempo de haberse casado. Con el transcurso de los años le prestó poca atención y un día notó que el árbol estaba deforme y se inclinaba hacia poniente, porque los vientos del este lo habían torcido mientras era joven y flexible. Intentó enderezarlo, pero el tronco estaba muy grueso. Lo intentó con cuerdas y poleas, pero no se doblaba. Finalmente tomó una sierra y cortó la pesada rama del lado oeste, lo cual dejó una fea cicatriz. Más tarde dijo en cuanto al árbol:
“Ha transcurrido más de medio siglo desde que planté aquel árbol. Mi hija y su familia viven ahora allí. El otro día volví a mirar el árbol. Es grande; tiene mejor forma y embellece la casa. Pero cuán serio fue el trauma de su juventud y cuán brutal el tratamiento que empleé para enderezarlo.
“Cuando lo planté, un pedacito de cuerda lo hubiera mantenido derecho ante la fuerza del viento. Yo habría podido y debí haberle puesto esa cuerdecita con tan poco esfuerzo; pero no lo hice, y se dobló ante las fuerzas que cayeron sobre él” (“Instruye al niño en su camino…”, Liahona, enero de 1994, pág. 69).
Pídele a alguien que lea el consejo que Alma dio a Helamán en Alma 37:35 y que explique cómo se relaciona ese versículo con la experiencia del presidente Hinckley con el árbol. (Alma 37:35 es un pasaje de dominio de las Escrituras. Sería bueno que lo marcaras de un modo llamativo para que puedas ubicarlo más adelante.)
Invita a las personas a las que estés enseñando a mencionar un principio que resuma Alma 37:35. (Podría ser algo como: Debemos aprender en nuestra juventud a guardar los mandamientos de Dios.) Podrías hacer una o más de una de las siguientes preguntas:
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¿Qué diferencia creen que habría en la vida de las personas si aprendieran a guardar los mandamientos de Dios durante su juventud?
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¿Qué diferencia ha supuesto para ustedes el guardar los mandamientos en tu juventud?
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¿Recuerdan a alguien que haya sido bendecido por el resto de su vida gracias a haber aprendido a guardar los mandamientos durante su juventud? ¿Qué bendiciones recibió esa persona?
Pídele a alguien que lea Alma 37:36–37 en voz alta y que busque consejos específicos que podrían ayudar a una persona a guardar los mandamientos. Haz preguntas como las siguientes:
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¿Cómo les ayudaría a guardar los mandamientos el seguir estos consejos diariamente?
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¿De qué maneras tratan de poner al Señor en primer lugar en sus pensamientos y hechos? ¿Qué podrían mejorar?
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¿Qué promesas reciben quienes se dedican a la oración?
Comparte tu testimonio en cuanto a cómo te ha ayudado a guardar los mandamientos el consultar al Señor. Invita a las personas a las que estés enseñando a seguir las palabras de Alma en cuanto a pedir el consejo del Señor.
Lección 2: Alma 37:38–45
Pregúntales a las personas a las que estés enseñando si saben cuál es el nombre de la brújula que el Señor le dio a la familia de Lehi, la cual los ayudó a viajar hasta la tierra prometida. Luego pídele a alguien que lea Alma 37:38. Explica que Alma se refirió a la Liahona a fin de enseñarle a Helamán un principio importante en cuanto a cómo el Señor guía a Sus hijos.
Pídeles a quienes estés enseñando que lean los siguientes versículos para buscar la respuesta a las siguientes preguntas:
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Según Alma 37:38–40, ¿cómo funcionaba la Liahona?
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Según Alma 37:41–42, ¿por qué a veces la Liahona dejaba de funcionar?
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De acuerdo con Alma 37:43–45, ¿en qué se asemeja la Liahona a las palabras de Cristo?
En Alma 37:43, 45, Alma explica que las cosas de las que estaba hablando tenían un significado simbólico. Por ejemplo, la obediencia o desobediencia de la familia de Lehi a la guía de la Liahona es un símbolo de nuestra decisión de obedecer o desobedecer las palabras de Cristo. Del mismo modo que la familia de Lehi llegó a la tierra prometida siguiendo la Liahona, nosotros recibiremos la vida eterna si seguimos las palabras de Cristo.
Pídele a alguien que explique dónde podemos encontrar las palabras de Jesucristo en nuestra vida. (Algunas de las posibles respuestas podrían ser las Escrituras, las palabras de los profetas modernos, la bendición patriarcal y las impresiones del Espíritu.)
Pregunta: ¿Qué principios estaba enseñándole Alma a Helamán al usar el ejemplo de la Liahona? (Las respuestas podrían parecerse al siguiente principio: Si damos oído a las palabras de Cristo, éstas nos conducirán a recibir la vida eterna). Quizá sea bueno que compartas tu testimonio en cuanto a que recibiremos grandes bendiciones al escuchar y obedecer las palabras del Señor.
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Escribe en el diario de estudio de las Escrituras algunas oraciones que expliquen lo que has aprendido al estudiar la lección que decidiste enseñar.
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Escribe lo siguiente en el diario de estudio de las Escrituras: Decidí dar mi lección sobre Alma 37: (anota los versículos que enseñarás). Enseñaré a (anota a quien hayas decidido enseñar) el día (anota la fecha que hayas fijado para dar la lección).
Dominio de las Escrituras: Alma 37:35
Marca Alma 37:35. Trata de memorizar este versículo. Luego recítaselo o léeselo a uno de tus padres o a otro adulto de confianza. Hazle las siguientes preguntas a la persona que te esté escuchando:
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¿Cómo te ha ayudado el ser obediente a los mandamientos de Dios?
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¿Qué consejo puedes darme que pudiera ayudarme a ser más sabio en mi juventud?
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Escribe en el diario de estudio de las Escrituras lo que hayas aprendido de la persona con la que hablaste acerca de Alma 37:35.
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Escribe lo siguiente en el diario de estudio de las Escrituras al final de las asignaciones de hoy:
He estudiado Alma 37 y he terminado esta lección el (fecha).
Otras preguntas, ideas y reflexiones que me gustaría compartir con mi maestro: