“Apoyo para el cónyuge de la persona involucrada en la pornografía”, Recursos para orientar, 2020.
“Apoyo para el cónyuge de la persona involucrada en la pornografía”, Recursos para orientar.
Apoyo para el cónyuge de la persona involucrada en la pornografía
El consumo de pornografía puede afectar de manera significativa al cónyuge de la persona involucrada. El cónyuge podría sentirse enojado, impotente y traicionado por quien la consume. Además, con frecuencia se experimentan sentimientos de pánico, conmoción, dolor intenso, pesar y tristeza, así como también ira y depresión. Con frecuencia, el cónyuge siente gran vergüenza y cuestiona su valor individual. Algunos de ellos incluso experimentan síntomas físicos, tales como enfermedades, dolores inexplicables en el corazón o en el pecho, dolores de cabeza o dificultades para dormir.
También podrían sentir que Dios los traicionó y preguntarse cómo es que Él pudo permitir que aquello suceda. No todos los cónyuges reaccionan ni responden de la misma manera. Otros problemas maritales, o la frecuencia y la duración del consumo de pornografía, podrían influir en su reacción y en la magnitud de esta.
Los cónyuges tal vez sean reacios a contarle a alguien sus problemas emocionales y espirituales, y a veces deciden sufrir en silencio en vez de buscar ayuda o apoyo. Al buscar ayuda, el cónyuge a menudo necesita que alguien lo escuche con mucho tacto, y que le brinde apoyo y muestre compasión. Con frecuencia, los cónyuges suponen erróneamente que, de algún modo, son culpables del problema, de modo que tal vez necesiten ayuda para comprender que no son responsables del comportamiento de la persona involucrada en pornografía.
Procurar entender
El ayudar al cónyuge de la persona que está involucrada en la pornografía a sentir que se lo escucha y entiende puede ser tan importante como cualquier consejo que usted le pudiera dar. El escuchar con empatía comunica elocuentemente a la persona que se la ama y valora, y que se interesan por ella. Procure mostrar amor y comprensión tal como el Salvador lo haría. Con espíritu de oración, considere hacer preguntas como las siguientes para poder entender mejor la situación del cónyuge y discernir sus necesidades. Muéstrese dispuesto a escuchar a la persona expresar sus temores, dudas y preocupaciones.
Es probable que el cónyuge se sienta más cómodo hablando de la situación si está presente alguna persona amiga, su padre o su madre, o algún líder de la Iglesia de su confianza. Asegúrese de que sepa que puede contar con la presencia de alguna persona que le brinde apoyo, si así lo desea. Considere hacer preguntas como las siguientes con tacto y con amor:
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¿Cuál es la situación actual y qué dificultades está viviendo?
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¿Cuál es el aspecto que más le molesta de que su cónyuge consuma pornografía?
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¿Qué es lo que más le preocupa en este momento en cuanto a su matrimonio?
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¿De qué manera les ha afectado la pornografía a usted y a su familia? (Problemas familiares, de salud, etc.).
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¿A qué recurre actualmente para procurar apoyo?
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¿Qué tan franco y veraz es su cónyuge en cuanto a su problema con la pornografía?
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¿Cuán franco ha sido o está dispuesto a ser al tratar este problema con su cónyuge?
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¿Qué más debo saber en cuanto a la situación?
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¿En qué forma lo ha ayudado el Señor a sobrellevar esta prueba?
Si usted se entera de cualquier acto que se relacione con abuso o maltrato, con violencia familiar o con la visualización, la compra o la distribución de pornografía infantil, comuníquese con las autoridades civiles. Los obispos cuentan con una línea telefónica de ayuda a la que pueden llamar en tales situaciones.
Ayudar a la persona
Al ayudar al cónyuge, considere utilizar algunas de las siguientes sugerencias:
Haga hincapié en la capacidad del Salvador de ofrecer sanación personal al cónyuge de la persona involucrada en la pornografía (véanse Alma 7:11 y Mateo 11:28–30).
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Invítelo a estudiar la manera en que Cristo ministraba a quienes tenían adversidades y el modo en que Él puede ayudarlo a sanar.
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Ayude al cónyuge a entender las ordenanzas del sacerdocio y a tener fe en ellas, especialmente las ordenanzas del templo.
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Inste a la persona a pedir una bendición del sacerdocio.
Bríndele apoyo para ayudarla a manejar los emociones dolorosas.
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Exprésele el afecto y la preocupación que siente por la persona en particular, así como por su cónyuge y sus hijos.
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Ayude a la persona a entender que las decisiones de quien consume pornografía no cambian cómo Dios la ve a ella individualmente.
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Aclárele que no es responsable de que su cónyuge consuma pornografía ni tampoco del mal comportamiento de este, y que no debe tolerar conductas abusivas ni de maltrato. Si usted se entera de cualquier abuso o maltrato, póngase en contacto con las autoridades civiles de inmediato.
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Recuerde al cónyuge su valor individual.
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Si aún no lo ha hecho, inste al cónyuge a reunirse con el obispo.
Invite al cónyuge a repasar los recursos para los cónyuges y familiares que se hallan en “Pornografía”, en LaIglesiadeJesucristo.org.
Ayude al cónyuge a entender que puede recibir inspiración personal sobre cómo fijar límites claramente definidos para la relación y en el hogar.
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Invítelo a estudiar el “Principio 8: Sea firme e inmutable”, de la Guía de apoyo: Ayuda para el cónyuge y los familiares de las personas en proceso de recuperación (que se halla en la sección “Adicción”, en LaIglesiadeJesucristo.org) a fin de ayudarlo a entender cómo puede fijar límites que contribuyan a restablecer el orden en su vida y en su hogar.
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Ayude al cónyuge a comprender que tiene derecho a que haya sinceridad total, a que no haya pornografía en el hogar y a otros comportamientos que fomenten la paz y la unidad.
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Ayude a la persona a entender que puede determinar y hablar con su cónyuge acerca de cuántos detalles desea conocer sobre el consumo de pornografía (por ejemplo, su naturaleza, y la duración y gravedad del problema). Es posible que conocer todos los detalles contribuya al proceso de sanación.
Ayude al cónyuge a buscar alguna persona amiga o un familiar de confianza que le pueda brindar apoyo significativo con regularidad mientras procura hallar paz y estabilidad en su vida.
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Cuando sea apropiado, aliéntelo a hablar con personas que no menoscaben a quien consume pornografía, ni que insten al cónyuge a emitir juicios de valor prematuros ni a tomar decisiones apresuradas.
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Si se hallaran disponibles, las reuniones de apoyo para cónyuges y familiares suelen ofrecer un buen lugar para sentirse apoyado, escuchado y respaldado, así como para recibir fortaleza en Cristo mediante el poder de Su expiación.
Ayude a la persona a entender que perdonar al cónyuge es un proceso, y que puede recibir inspiración personal en cuanto a cómo y cuándo comenzar dicho proceso.
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Inste al cónyuge a tener paciencia en lo concerniente a su propio proceso de sanación emocional y espiritual, el cual podría llevar un tiempo considerable y que será independiente de la sanación de la persona involucrada en la pornografía. No trate de apresurar ni de dirigir el proceso. Deje que la persona analice y resuelva sus sentimientos y desafíos relativos a la situación antes de hablar en cuanto a perdonar.
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Recuerde al cónyuge que perdonar no siempre significa confiar. La confianza podría restablecerse más adelante o tal vez podría no recobrarse, dependiendo de futuras decisiones y conductas. La confianza se restablecerá a medida que la persona que consume pornografía se esfuerce por labrar su propia sanación, y el cónyuge vea diligencia y el compromiso de cambiar.
Los líderes de la Iglesia deben tener la prudencia de no suponer que las relaciones íntimas de la pareja en el pasado guardan alguna relación válida con el consumo de pornografía del cónyuge. Sin embargo, el consumo de pornografía puede ser perjudicial para las relaciones íntimas. Los líderes de la Iglesia deben abstenerse de brindar consejo en cuanto a temas íntimos y, cuando se necesite ayuda, deben consultar a Servicios para la Familia o a otros expertos en la prestación de apoyo social y emocional, y remitir al matrimonio a un profesional pertinente.
Apoyar a la familia
Determine el impacto que ha tenido en el matrimonio y la familia, y aborde cualquier problema que haya.
Si los cónyuges necesitaran ayuda adicional, aliéntelos a recibir la ayuda que necesiten individualmente, junto con la ayuda que se les dé a ambos juntos.
Si los hijos estuvieran al tanto del problema, ayude a los padres a comprender su responsabilidad de ministrarles y ayudarlos en lo que necesiten.
Procure apoyar a la persona involucrada en la pornografía en el proceso de recuperación espiritual. Los recursos que se hallan en Adicción en cuanto al consumo de pornografía, la sección “Pornografía” de LaIglesiadeJesucristo.org y el sitio web del Programa para la recuperación de adicciones pueden resultar útiles para ayudar a la persona que lucha contra la pornografía a entender la responsabilidad que tiene de resolver tal conducta.
Ayude a la persona que consume pornografía a asumir la responsabilidad de sus actos y a apoyar al cónyuge. Consulte los materiales sobre el consumo de pornografía para obtener más información.
Hacer uso de los recursos del barrio y de la estaca
Tras haber obtenido el permiso de tanto el cónyuge como de la persona que consume pornografía para hablar de la situación con otros, considere coordinarse con líderes del barrio o con otras personas de confianza a fin de brindar apoyo, guía y ayuda constantes.
Busque a una persona de confianza que pudiera ofrecer apoyo al cónyuge de quien consume pornografía. Lo ideal sería que esa persona de apoyo sea alguien que haya superado con éxito algún desafío similar, pero cualquier persona que sea espiritualmente madura y que tenga compasión puede brindar apoyo afectuoso.
Invite al cónyuge a asistir a un grupo de apoyo local para cónyuges y familiares.
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Vaya al sitio web del Programa para la recuperación de adicciones (la sección Recuperarse de las adicciones de LaIglesiadeJesucristo.org) a fin de buscar grupos de apoyo para el cónyuge locales, los cuales se reúnen en persona o por vía telefónica.
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Si no hubiera reuniones, considere ponerse en contacto con el obispo para solicitar que se organicen, o bien utilizar los grupos de apoyo de la comunidad.
Considere remitir al cónyuge de la persona involucrada en la pornografía a terapia o ayuda profesional. Determine qué recursos locales proveen servicios en armonía con los principios del Evangelio.