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La familia eterna


Lección 35

La familia eterna

El objetivo de esta lección es ayudarnos a comprender nuestra responsabilidad de establecer una familia eterna.

Introducción

El matrimonio eterno es una doctrina básica de la Iglesia de Jesucristo y una parte muy importante del plan del Señor para nosotros. Sin él no podemos ser verdaderamente felices en esta vida ni ser exaltados en la eternidad en el reino celestial. El presidente Joseph Fielding Smith escribió: “El matrimonio, según lo entienden los Santos de los Últimos Días, es un convenio [sempiterno]… Es el fundamento de la exaltación eterna, pues sin él no podría haber progreso eterno en el Reino de Dios” (Doctrina de Salvación, 2:54).

El presidente Spencer W. Kimball ha dicho: “Nuestro Padre Celestial tiene un plan para el progreso del hombre desde la infancia hasta llegar a ser un Dios… Su propósito es que todos los hombres vivan dignamente para poder casarse por tiempo y toda la eternidad” (“The Lord’s Plan for Men and Women”, Ensign, octubre de 1975, págs. 2, 4). El matrimonio en el templo es el comienzo de una unidad familiar eterna. A medida que una pareja que se ha casado en el templo tiene hijos y guarda los mandamientos, crea una familia eterna que le traerá gozo y felicidad por siempre.

Preparación para convertirse en una familia eterna

Muestre la ayuda visual 35-a, “Las familias eternas comienzan en el templo”.

Para los Santos de los Últimos Días, el templo es uno de los lugares más importantes de esta tierra; en él se efectúan ordenanzas que hacen posible que las familias vivan para siempre en la presencia de Dios. Como cabeza de nuestro hogar y como poseedores del sacerdocio, tenemos la responsabilidad de guiar a nuestra familia hacia la exaltación, lo cual significa que tenemos el deber de prepararlas para asistir al templo. La mencionada preparación comienza con nosotros mismos, al esforzarnos por honrar el sacerdocio y por vivir vidas puras.

Cuando un hombre y una mujer se casan en el templo, se casan por esta vida, y también se sellan entre sí para siempre; de ahí en adelante, cuando tienen hijos, éstos quedan automáticamente sellados a ellos y nacen bajo el convenio. Cuando una pareja está ya legalmente casada y va al templo para ser sellada por la eternidad, efectúan el sellamiento en primer lugar los cónyuges y a continuación los hijos son sellados a sus padres. Después del sellamiento, los hijos que les nazcan estarán automáticamente sellados a ellos como parte de su familia eterna.

Ya sea que nos estemos preparando para casarnos en el templo o que nos estemos preparando con nuestra familia para sellarnos allí, debemos seguir los mismos pasos. En primer lugar debemos fijar la meta de ir al templo; después debemos hablar con nuestra esposa e hijos sobre lo que necesitamos hacer para estar completamente preparados, y juntos establecer una fecha. Debemos escribir esta fecha, orar a nuestro Padre Celestial para que nos ayude a llevar a cabo nuestro propósito en la fecha prevista, y hacer todo lo que podamos para prepararnos. Además, debido a que el templo es un lugar sagrado, debemos prepararnos espiritualmente para entrar en él; allí hacemos convenios de gran importancia espiritual, ya que prometemos al Señor que observaremos todos Sus mandamientos y le obedeceremos en todos los aspectos. Por lo tanto, es necesario que vivamos en rectitud y que tratemos de obtener la compañía del Espíritu para que podamos estar preparados para efectuar esos convenios.

¿Qué podemos hacer para prepararnos mejor espiritualmente? (Anote las respuestas en la pizarra.)

Algunas de las formas en que podemos hacerlo son las que se detallan a continuación:

  • Orar a menudo y con sinceridad.

  • Leer las Escrituras regularmente.

  • Ser moralmente limpios y puros.

  • Ser humildes y estar arrepentidos de nuestras faltas.

  • Llevar a cabo fielmente las noches de hogar y las oraciones familiares.

A medida que hagamos todo lo posible para prepararnos espiritualmente, recibiremos la ayuda del Espíritu Santo.

Pida al miembro de la clase previamente asignado que relate la historia que figura a continuación:

Una hermana relató cómo los miembros de su familia lograron la felicidad a medida que se prepararon para ser sellados en el templo:

“Aun cuando era niña podía sentir el enojo, la angustia, la amargura que quedaban al descubierto cuando mis padres discutían; con frecuencia me dormía llorando, pues sabía que las cosas no eran como debían ser.

“Podía sentir la diferencia en los hogares de mis amigas, cuyas familias estaban unidas por el Evangelio… [Gracias al obispo y a los maestros orientadores, la situación comenzó a cambiar.] Poco a poco, el Evangelio comenzó a formar parte de nuestra vida… Las discusiones se hicieron cada vez menores en número y no tan frecuentes… Nuestra familia sintió la responsabilidad de vivir como se nos había enseñado, especialmente ahora que teníamos una meta de poder entrar [en el templo]. Si se hablaban palabras ásperas precipitadamente, respondíamos con palabras de amor, tranquila y sinceramente… Podíamos sentir la emoción de ayudarnos los unos a los otros. Mamá y papá no siempre tenían que pedirnos que hiciéramos las cosas tres o cuatro veces; los quehaceres se hacían en silencio y rápidamente. El amor y un deseo de ayudar vencieron la amargura, el orgullo anteriores, así como las constantes peleas entre nosotros.

“¿Qué había provocado esta diferencia? Muchas cosas. Quizá fuera la realización de sueños largamente esperados. Cuando las oraciones familiares y las noches de hogar formaron parte de nuestra vida, aprendimos a conocernos y amarnos. La forma en que vivíamos permitió que nuestro testimonio creciera; testimonio sobre la oración familiar, la lectura de las Escrituras, la noche de hogar, la asistencia a las reuniones de la Iglesia. El más importante que adquirimos fue sobre el principio del arrepentimiento, y también sobre la existencia de Dios. Pasado algún tiempo, con un testimonio y la seguridad de que éramos dignos, estuvimos preparados para ir al Templo del Señor a ser sellados como familia por esta vida y la eternidad…

“Cuando llegamos ante la puerta del Templo, se me hizo un nudo en la garganta; hubo un momento de vacilación y después entramos… una obrera fue a buscarnos para conducirnos al cuarto de sellamientos. Mamá y papá estaban vestidos con su ropa del templo y tenían una expresión radiante en el rostro. Nos hincamos alrededor del altar, tomándonos de las manos; una obrera sostuvo a la bebé para que también ella formara parte del grupo familiar.

“En seguida se pronunciaron las palabras que nos unieron como familia por esta vida y la eternidad.

“Sé que mis padres me aman, porque me han sellado a ellos para siempre” (véase Brenda Bloxham, “Nuestros padres nos llevaron al templo”, Liahona, enero de 1975, págs. 17–18).

La preparación financiera también es importante para poder ir al templo. A veces esto puede requerir años de planificación, ahorros y trabajo en conjunto. Muchas familias han sacrificado todo lo que tenían para poder ir al templo, pero consideremos por un momento lo valiosa que es nuestra familia. ¿Hay alguna cantidad de dinero que valga más que ella?

Para pagar los gastos derivados de ir al templo, necesitamos saber cuánto costará el viaje de ida y vuelta, más los gastos de alimentos y alojamiento; cuando hayamos calculado la suma total, debemos entonces determinar cuánto podemos ahorrar cada mes. Si lo hacemos, con el tiempo podremos ir al templo. (Léase el testimonio del hermano Vaha’i Tonga en la lección 21.) Sea cuanto fuere lo que tengamos que hacer para prepararnos a nosotros mismos y a nuestra familia para ir al templo, debemos comenzar ahora. Las recompensas son siempre sobreabundantes en comparación de los gastos y los inconvenientes que pueda haber.

Pida al miembro del quórum previamente asignado, que haya ido con su familia al templo, que explique su preparación y experiencia.

Los Profetas han aconsejado a los jóvenes que todavía no se han casado que se preparen para el matrimonio en el templo. El presidente Kimball ha dicho: “Aun cuando la mayor parte de los jóvenes no disponen en este momento de templos en sus propias comunidades, los mismos se encuentran, generalmente, a distancias razonables… Sinceramente espero que cuando hayan cumplido con su cortejo… se alleguen al templo más cercano de la Iglesia donde puedan sellarse por la eternidad, para que de esa forma sus hijos les pertenezcan para siempre y ustedes sean sus padres eternos, unidos todos por el convenio del matrimonio eterno” (véase “La decisión matrimonial”, Liahona, julio de 1976, pág. 1).

El formar una familia eterna

Muestre la ayuda visual 35-b, “Las familias selladas en el templo tienen la promesa de que, si permanecen fieles, estarán juntas por la eternidad”.

El matrimonio en el templo es el comienzo de una familia eterna, pero es solamente el comienzo, ya que para poder constituir una relación familiar que perdure por siempre, debemos ser fieles a las promesas que hacemos en el templo. También debemos tratarnos como si quisiéramos estar juntos como familia por toda la eternidad. Debemos esforzarnos por hacer de nuestros hogares un pedacito de cielo en la tierra.

Como padres podemos hacer mucho por formar familias eternas. No es preciso para ello ser rico o tener una educación académica superior, pero sí es necesario honrar nuestro sacerdocio. Si lo hacemos, cambiaremos y seremos fortalecidos por el sacerdocio, a la vez que recibiremos los susurros del Espíritu Santo que nos ayudarán a formar una familia eterna. Lo que se detalla a continuación es lo que podemos hacer para formar una familia eterna:

  • Reunir a nuestra familia para hacer oraciones familiares.

  • Solicitar que uno de los miembros de nuestra familia haga la oración de la bendición de los alimentos.

  • Llevar a nuestra familia a la Iglesia.

  • Pagar diezmos y ofrendas.

  • Ser honrados en todos nuestros tratos.

  • Arrodillarnos con frecuencia a orar en secreto y pedir al Señor que nos ayude a enseñar y amar a nuestra esposa e hijos.

  • Aprovechar toda oportunidad que se nos presente para enseñar el Evangelio a nuestra familia, especialmente en las noches de hogar.

Al bendecir a nuestra familia en esta forma, disfrutaremos de la felicidad de ser parte de una familia que es eterna.

Los poseedores del sacerdocio solteros también pueden ayudar a su familia a ser feliz y a vivir como familia eterna, ya que cuando comprendemos el plan del Señor en ese aspecto, vemos a los miembros de nuestra familia como las personas más importantes de nuestra vida, a quienes debemos tratar con amor y bondad y por quienes debemos hacer todo cuanto esté a nuestro alcance para alentar y fortalecer.

Si en su clase hay jóvenes poseedores del sacerdocio que sean solteros, analicen las formas en que pueden prepararse para el matrimonio en el templo, y solicíteles que expliquen por qué es importante para ellos el matrimonio eterno. Hablen también sobre lo que ellos pueden hacer para que sus respectivas familias sean felices ahora.

Conclusión

Solicite al miembro de la clase previamente asignado que lea la historia que se relata a continuación.

Un joven mexicano relató la historia que se encuentra a continuación sobre su tío y su tía, la cual describe la alegría que se deriva de la vida diaria basada en el matrimonio en el templo:

“Mi tío David y mi tía Guadalupe siempre estaban discutiendo; su hogar era un desastre y sus hijos eran tristes testigos de peleas diarias, hasta que al final mi tía y los niños fueron a vivir con los abuelos.

“Durante ese período, mi tío David conoció a los misioneros y se bautizó varios días más tarde. Su nueva comprensión del Evangelio le hizo darse cuenta de que la familia era una unidad eterna, por lo que decidió enviar a los misioneros a su esposa e hijos, pero ellos rehusaron escucharlos. [Finalmente] aceptaron el Evangelio, se unieron a la Iglesia y una vez más comenzaron a vivir juntos; sin embargo, las discusiones y peleas continuaron como antes.

“Analizaron la importancia del matrimonio en el templo, pero los problemas económicos y las continuas disputas impedían el alcanzar la meta; [hasta que por último, tras muchos sacrificios, pudieron ir al templo]. Mi tío y mi tía se sellaron con algunos de sus hijos, tras lo cual volvieron a México con solamente 15 pesos… Mi tío no tenía trabajo.

“El haber contraído matrimonio en el templo no eliminó esos problemas, pero dio a mis tíos la fuerza suficiente para seguir adelante, aun sin dinero, y todavía sentirse felices.

“Poco a poco hallaron lo suficiente para poder sobrevivir y mi tío consiguió un trabajo.

“Pude ver el gran cambio que se había efectuado en sus rostros y en su vida. Eran felices como nunca lo habían sido, y la mayor sorpresa que recibí fue que nunca más oí disputas. En su lugar oí palabras de amor…

“Recientemente mi tío me dijo: ‘Jorge, después de haber estado casado durante 24 años y haber sufrido mucho, hemos hallado nuestra felicidad. Es como si fuéramos jóvenes puros que acaban de casarse por primera vez y que están ahora disfrutando su eterna luna de miel’” (Jorge Carlos Tejada Peraza, “Eternal Honeymoon”, Ensign, agosto de 1974, págs. 62–63).

Podemos recibir gran gozo debido a nuestras relaciones familiares eternas. Las pruebas y las tribulaciones son más llevaderas cuando las compartimos con nuestra familia. Y nuestra vida es más rica y feliz debido al amor que compartimos, y sentimos una gran paz y consuelo al tener la seguridad de que podemos estar juntos para siempre.

Cometidos

1. Si no se ha casado en el templo, haga un plan y comience a prepararse para ser sellado allí con su familia. Si es posible, obtenga una fotografía del templo y sitúela donde se pueda ver fácilmente; luego, ponga debajo de ella la fecha que se han fijado como meta para ir.

2. Si ya se ha sellado en el templo, considere lo que debe hacer para vivir por siempre con su familia y seleccione una forma en que ésta puede mejorar, y comience a ponerla en práctica esta semana.

Pasajes adicionales de las Escrituras

  • D. y C. 131:1–4 (debemos ser sellados en matrimonio para poder entrar en el grado más alto del reino celestial).

  • D. y C. 132:19, 55 (las bendiciones prometidas a quienes están sellados como familia eterna).

Preparación del maestro

Antes de presentar esta lección:

  1. Lea el capítulo 36 del manual Principios del Evangelio, intitulado “La familia puede ser eterna”.

  2. Asigne a miembros de la clase para que relaten las historias y para que lean los pasajes de las Escrituras de la lección.

  3. Asigne a un miembro del quórum, que haya ido al templo con su familia, para que relate su preparación y experiencia.