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Promesa de juicios, promesa de salvación
Miqueas
(11-1) Introducción
Varios profetas fueron contemporáneos o casi contemporáneos: Joel, Amós y Oseas. Miqueas también vivió en la misma época. Era otro profeta llamado por el Señor para advertir a Israel y a Judá. Como Nefi lo escribió, ninguno de la casa de Israel ha sido destruido "sin que se lo hayan predicho los profetas" (2 Nefi 25:9). El cumplimiento literal de esa declaración se demuestra en este período de la historia de Israel.
En algunos aspectos los mensajes de estos profetas eran semejantes, tal como es de esperar, pero también tienen sus diferencias. Sidney B. Sperry explicó: "Puesto que Miqueas era contemporáneo de Isaías, Oseas y Amós, los problemas que enfrentó eran también los de ellos. El lector debe dirigirse especialmente al capítulo referente a Oseas para tener una descripción minuciosa de esos problemas. Miqueas no era un hombre de estado como Isaías; por lo tanto, no estaba muy interesado en los pecados políticos de su nación. Este profeta era más parecido a Amós en el sentido de que sus motivos de queja eran de carácter social. Estaba especialmente preocupado por los intentos de los nobles de obtener grandes parcelas de tierra desplazando a los propietarios de parcelas menores. Los jueces corruptos ayudaban a sus codiciosos amigos a robar a los débiles; viudas y huérfanos sin recursos de defensa eran privados de sus bienes mediante la fuerza y a menudo eran vendidos como esclavos. La gente común eran mantenida en esclavitud mediante pesados impuestos, y los acreedores no tenían misericordia de sus víctimas. Miqueas tenía a la nobleza por responsable de la terrible corrupción moral y social entre su pueblo. Comparaba a los nobles con los caníbales que comen la carne del pueblo y cortan los huesos en pedazos para la olla. No había fin a su codicia y rapacidad y los fallos favorecían a quienes pagaban el soborno más alto. " (The Voice of Israel's Prophets, págs. 334-35.)
La corrupción social e individual y el orgullo son comunes en todas partes en nuestra época. Aunque estamos estudiando los escritos de un hombre que vivió hace más de dos mil quinientos años, se encontrará que su mensaje se aplica a nuestros días.
COMENTARIOS SOBRE MIQUEAS
(11-2) Miqueas 1:1. Algunos hechos referentes a Miqueas
"En el anexo del libro de Miqueas se hace evidente que el ministerio del profeta ocurrió durante el reinado de Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá. Su prédica, por lo tanto, fue entre los años 740 a 697 a. C. , aproximadamente. Podemos asignarle la fecha calculada del año 725 a. C. Esta fecha indica que Miqueas era contemporáneo del gran profeta Isaías y tal vez también de Oseas y Amós.
"Miqueas es igual a Micaías, como se ha llamado al profeta en algunas versiones, nombre que a la vez es una contracción de Míkayahu, que significa '¿quién es semejante a Jehová?' El profeta no debe confundirse con el anterior Micaías, hijo de Imla (1 Reyes 22:8), ni con otras diez personas del mismo nombre que se mencionan en el Antiguo Testamento. El hecho de que Miqueas es llamado "de Moreset" ("Morasti" en otras versiones) indica que era oriundo de Moreset-gat, lo cual se menciona en el texto (1:14). El nombre del pueblo significa territorio o propiedad de Gat y parece haberse encontrado en el Sefela, o sea la región de los cerros bajos de Judea, a unos treinta kilómetros al suroeste de Jerusalén. Si hemos ubicado bien a Moreset… vemos que estaba en una posición tal que le permitía ser atalaya del extenso territorio circunvecino y antiguamente esto le debe haber dado considerable importancia. Miqueas era, por lo tanto, hijo de cerros y valles, y no parece haber tenido especial cariño por las ciudades (1:5; 5:11; 6:9). " (Sperry, Voice of Israel's Prophets, pág. 334.)
(11-3) Miqueas 1:4. "Se derretirán los montes debajo de él"
Compare el lenguaje empleado en Miqueas 1:4 con el de Isaías 64:1-2; 2 Pedro 3:10; Doctrina y Convenios 101:23-25; 133:40-41.
(11-4) No se aplica
(11-5) Miqueas 2:1-11. ¿Qué otra denuncia expuso Miqueas ante el pueblo?
Miqueas tenía firmes sentimientos en cuanto a las injusticias sociales de su época. Aquí habló de aquellos que "piensan iniquidad y maquinan el mal" (Miqueas 2:1), quizás refiriéndose a aquellos que en sus camas quedan despiertos maquinando las maldades que van a hacer. Luego cuando llega el día, ponen en marcha los planes concebidos en la noche. Una acusación parece ser contra los hombres que ostentaban poder y que empleaban su posición para apoderarse de la tierra y propiedades de otros. Sperry escribió lo siguiente:
"Miqueas sentía vivamente las injusticias sociales que plagaban a Israel en su época. Siendo —como era él— del campo, sin duda sentía esos males en forma más punzante que lo que habría sentido de haber sido de la ciudad. No pudo hacer otra cosa sino expresar su denuncia contra los acaparadores codiciosos de tierras que descendían sobre los distritos rurales para hacer sus deudores a los pobres que vivían allí. Aun hoy en día, las comunidades agrícolas de nuestras naciones harían bien en aplicar las palabras de Miqueas a su situación y estar alerta para no dejar que su tierra pase a manos de los prestamistas…
"Miqueas no estaba tan preocupado en cuanto a la toma de los bienes raíces en sí. Lo que agobiaba su alma y lo hacía sentirse con justificada indignación era que hombres sin escrúpulos tenían la facultad de cometer el mal muy fácilmente y sujetar a otros hombres a su poder. La independencia personal se había perdido y la seguridad del hogar y de la familia cayó en manos de unos pocos hombres caprichosos. " (Message of the Twelve Prophets, págs. 112-13.)
Cuando hombres como Miqueas denunciaron estos males, aquellos de quienes hablaron respondieron: "No profeticéis" (Miqueas 2:6). Su respuesta hizo que Miqueas reanudara las acusaciones contra ellos. A aquellos piratas, hambrientos de dinero y de tierras, les dijo: "De sobre el vestido quitasteis las capas" y "a las mujeres de mi pueblo echasteis fuera de las casas que eran su delicia" (vers. 8, 9). Sperry explicó lo siguiente:
"Esa forma de predicar de parte de Miqueas no agradó a los corruptos hombres más poderosos, pues imaginaban que sus amenazas eran incompatibles con la bondad del Señor. Miqueas los interrumpió diciendo que Dios no es iracundo y que no se complace en el castigo, sino que es movido a la ira por los pecados de la nación y se ve obligado a castigar. Una vez que el profeta derriba (versículos 7-9) las objeciones a sus profecías señalando las transgresiones del pueblo, repite la predicción de un castigo en la forma de un llamado a Israel (vers. 10) para que saliera de la tierra porque ésta no podía soportar su impureza y abominaciones. A esto Miqueas añadió que la gente solamente quiere oír predicciones de bien, que prefiere escuchar mentiras de los profetas falsos que van detrás del viento, es decir, de la nada, antes que ser impelidos por el Espíritu del Señor.
" 'Si alguno, andando con espíritu de falsedad, mintiere diciendo: Yo te profetizaré de vino y de sidra; este tal será el profeta de este pueblo. ' " (Message of the Twelve Prophets, págs. 113-114.)
(11-6) Miqueas 2:12-13. Se promete el futuro recogimiento de Israel
Después de denunciar a los profetas falsos por decir al pueblo que todo estaba bien, Miqueas profetizó salvación. Esta profecía interesó a un pueblo que había sido azotado por causa de la iniquidad y del cual había quedado solamente un resto de lo que antes era la poderosa casa de Israel. Miqueas predijo un crecimiento milagroso al congregarse el pueblo. Empleó la metáfora de la zona rica en rebaños, la de Bos-ra, para demostrar hasta qué punto el pueblo llegará a ser poderoso. Comparó su condición de pueblo esparcido con una forma de cautiverio y anunció la venida de un Salvador y Redentor que derribaría los muros de la prisión y llevaría el pueblo a la tierra prometida.
(11-7) Miqueas 3:1-3. ¿Quiénes eran los "príncipes de Jacob"?
Miqueas, refiriéndose a la iniquidad que estaba ante él, habló a "los príncipes de Jacob" (Miqueas 3:1), o sea, a los gobernantes de aquel momento de la casa de Israel. Los acusó de aborrecer lo bueno y amar lo malo, y comparó a ellos, así como al empleo que hacían de los poderes administrativos, a un grupo de caníbales que comen la carne y rompen los huesos de su propio pueblo (véase Miqueas 3:2-3) —una imagen vivida que quemaba al condenar la maldad del pueblo.
(11-8) Miqueas 3:4-12. ¿Qué quiso decir con "los profetas que hacen errar a mi pueblo"?
Continuamente encontramos en el Antiguo Testamento a profetas verdaderos y falsos. Los verdaderos profetas hablan la palabra de Dios; los falsos hablan lo que resulta agradable pero que a menudo no es verdadero y que es lo que a la gente le gusta oír. Sperry dice: "Parece que en la generación de Amós y de Miqueas los caudillos de Israel —tiranos sería un título mejor— empleaban los servicios de profetas y videntes profesionales para ocultar sus malos hechos. La religión, lamentablemente, se presta fácilmente a los malos propósitos de los hipócritas. De manera que los líderes ricos e inescrupulosos de Israel encontraron fácil —por cierto precio— contratar a religionistas profesionales para que les ayudaran a ocultar sus hechos mediante la adulación y la falsedad. El profeta que se prestaba a estas maniobras dependía de sus clientes ricos y de eso vivía; por lo tanto, no podía ser independiente en su pensamiento y juicio. Era muy presionado para inclinarse hacia el lado de los ricos y, en consecuencia, cerraba los ojos a las verdaderas condiciones existentes entre el pueblo. Naturalmente, no podía atacar los pecados de la época con los que sus clientes explotaban al pueblo común. " (Message of the Twelve Prophets, págs. 116-17.)
Miqueas, un verdadero profeta de Dios, no habló palabras agradables a Israel cuando fue necesario denunciar el mal. Acusó a los gobernantes de estar juzgando "por cohecho", a los sacerdotes de enseñar "por precio", y a los profetas por adivinar, o profetizar, "por dinero" (Miqueas 3:11). Por medio de los falsos profetas los caudillos podían justificarse, aparentar apoyarse en el Señor, y decir: "¿No está Jehová entre nosotros? No vendrá mal sobre nosotros" (Miqueas 3:11).
¿Cuál —preguntó Miqueas— sería el resultado? Al ser predicada la mentira por boca de los profetas falsos, la verdadera profecía cesaría y vendría una gran apostasía. ¿En qué otra forma se puede describir esta condición deplorable mejor que comparándola con una noche oscura o un día sin luz? (Véase vers. 6.) Cuando los hombres clamen a Dios, El "no os responderá" (vers. 4). En las palabras de Miqueas: "No hay respuesta de Dios" (vers. 7).
(11-9) Miqueas 4:1-2. ¿Cuál es el significado especial que estos versículos tienen para los Santos de los Ultimos Días?
El presidente Harold B. Lee comentó estos versículos en la forma siguiente: "Con la venida de los pioneros para establecer la Iglesia en la cumbre de los montes, nuestros primeros líderes declararon que ése era el comienzo del cumplimiento de la profecía de que de Sión saldría la ley y la palabra de Jehová desde Jerusalén.
"A menudo me he preguntado qué significa esa expresión que de Sión saldrá la ley. Hace años fui con los hermanos de la Primera Presidencia al Templo de Idaho Falls y escuché en aquella inspirada oración de ellos una definición del significado de la frase 'de Sión saldrá la ley'. Notad lo que dijeron:
" Te damos gracias por habernos revelado que aquellos que nos dieron nuestra forma constitucional de gobierno fueron sabios a tu vista, y que Tú los pusiste en la tierra con el propósito de dar a luz ese documento sagrado [tal como se revela en Doctrina y Convenios sección 101]… Te rogamos que los reyes y gobernantes y los pueblos de todas las naciones bajo el cielo sean persuadidos de las bendiciones que goza el pueblo de esta tierra, en razón de su libertad bajo tu guía, y se sientan deseosos de adoptar sistemas similares de gobierno para así cumplir la antigua profecía de Isaías y Miqueas de que "de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová". ' (En Improvement Era, de octubre de 1945, pág. 504.)
"La historia de las naciones nos informa acerca de los esfuerzos de los hombres de estado para adoptar estos principios básicos como la base de sólidas estructuras fundamentales. A menudo me he preguntado en cuanto al significado de las palabras del Señor a nuestros primeros líderes, de que no solamente guardaran sus mandamientos, sino también que ayudaran a sacar a luz su obra conforme a los mandamientos de El, con la promesa de que serían bendecidos si así lo hacían. Además, tenían que intentar sacar a luz a Sión, y establecerla. Todo esto hizo destacar lo que el Señor dijo a la Iglesia en otra revelación. Sus palabras fueron: Tues si queréis que os dé un lugar en el mundo celestial, debéis prepararos, haciendo lo que os he mandado y requerido' (D. y C. 78:7).
"Notaréis que no basta con ser buenos; todos deben estar dispuestos a sacar a luz su obra, y a sacar a luz y establecer a Sión. Esto significa trabajar con toda nuestra fuerza, mente e intención si queremos obtener un lugar en el mundo celestial.
"Muchas personas, dijeron estos profetas, dirían 'enseñadnos vuestros caminos, y andaremos en sus veredas'. " (En Conference Report, Conferencia de Area de Mánchester, Inglaterra, 1971, págs. 138-39.)
(11-10) Miqueas 4:8-13. ¿Cómo llegará Jerusalén a ser grande si va a ser destruida y su pueblo esparcido?
Miqueas empleó la figura del parto difícil, la angustia y el dolor a través del cual la mujer da vida nueva al mundo, para ilustrar que Judá acarrearía sobre sí el dolor de lo que finalmente se tornaría en vida nueva en el Señor. Dentro de poco sería arrancada de su ciudad para encontrarse cautiva en Babilonia. Esta profecía es sorprendente porque Asiría era la dueña del mundo en la época de Miqueas, y Babilonia solamente era una provincia de Asiría. Esta parte de la visión de Miqueas se proyectó unos 130 años en el futuro, pero el tiempo no tiene importancia para un profeta. Luego, mirando varios milenios hacia adelante, Miqueas vio el retorno de Israel con la fuerza de Dios. Empleando los símbolos de cuernos como de hierro y cascos de bronce, predijo que Israel pisotearía sus enemigos tan fácilmente como el buey trilla el grano.
Este pasaje tiene gran importancia para los Santos de los Ultimos Días porque Jesucristo lo mencionó cuando visitó a los nefitas. Después de hablar del recogimiento de Israel en los últimos días, nuestro Salvador citó la profecía de Miqueas para describir la clase de destrucción que esperaba a los gentiles de aquella época si no se arrepentían (véase 3 Nefi 20:17-21).
(11-11) Miqueas 5:1-4. "Pero tú, Belén… de ti me saldrá el que será Señor en Israel"
Esta es una de las profecías mesiánicas mejor conocidas en el Antiguo Testamento. Es, de hecho, la que Mateo citó, y se cumplió con el nacimiento de Jesucristo, el Hijo de Dios. Efrata es sencillamente otro nombre que ayudaba a distinguir a Belén de Judá de otra Belén que había en el territorio asignado a la tribu de Zabulón (véase Josué 19:15). La profecía fue cumplida, naturalmente, cuando Jesús nació en Belén de Judea en los días de Herodes (véase Mateo 2:1; Lucas 2:1-20).
Es irónico que esta profecía fuera empleada por algunos de los judíos para intentar demostrar que Jesús no era el Mesías. Sin saber que había nacido en Belén y pensando que era de Nazaret, aquellos hombres citaron a Miqueas para mostrar que Jesucristo no podía ser el Mesías (véase Juan 7:40-43).
(11-12) Miqueas 5:5-15. ¿Llegará Israel a ser poderosa?
Todavía mirando hacia aquel lejano futuro, Miqueas profetizó de las grandes batallas finales mediante las que Israel, con Cristo como líder, triunfará sobre todos los enemigos. "En este sentido el Mesías es llamado el Príncipe de paz (Isaías 9:6), como el que asegura la paz para Israel en un sentido más amplio y perfecto que aquella que les brindó Salomón. ¿Pero de qué manera? Esto se explica más plenamente en lo siguiente: (1) Por defender a Israel contra los ataques del poder imperial (vers. 5, 6); (2) por elevarlo a un poder capaz de vencer a las naciones (vers. 7-9); y (3) por destruir todos los pertrechos de guerra y todo lo de naturaleza idólatra, impidiendo así la posibilidad de guerra (vers. 10-15). Asur es el símbolo de las naciones del mundo mediante las que el pueblo del Señor es atacado, y en el tiempo del profeta este poder era el imperio que amenazaba a Israel. Contra ese enemigo Israel levantará siete, sí, hasta ocho príncipes que, bajo el mando fundamental del Mesías, como subordinados de El, lo echarán atrás y lo harán volver a su tierra… Siete es el número que se menciona como el de las obras que proceden de Dios, de manera que siete pastores, es decir, príncipes, serían suficientes; y este número es sobrepasado por el número ocho, para expresar la idea de que podría haber más de lo que se requiere. " (C. F. Keil y Delitzsch, Commentary on the Old Testament, 10:1: 486-87.)
Cuando Cristo visitó a los nefitas, citó esta profecía de Miqueas (comparar 3 Nefi 21:12-21 y Miqueas 5:8-15) para recalcar el poder que cubriría a Israel cuando el Señor lo recogiera de entre las naciones y mediante su pueblo purificara a los gentiles que escucharan su palabra. Los que no escucharan su palabra y se opusieran a su obra serían desechados y pisoteados.
(11-13) Miqueas 6:6-8. Resumen de lo que el Señor requiere de sus hijos
Se pueden resumir las leyes de Dios, tal como Miqueas lo hizo en los versículos 6-8, en tres palabras: obedecer los mandamientos. En estos versículos Miqueas dijo que el pecado es quebrantar la ley divina y que la ofrenda de sacrificios de sangre no tendría efecto para hacer remisión de pecados a menos que haya un cambio en el corazón del penitente.
"Cierto es que bajo la ley de Moisés el Señor requirió sacrificios y otros ritos, pero todo ello era para simbolizar los principios que debían llevar a su pueblo a cosas superiores y mejores. Sin embargo, la adoración en Israel se había convertido en un formalismo, y la maldad del pueblo había hecho que sus ritos fueran inaceptables ante Dios.
"Miqueas expuso ante el pueblo los requisitos fundamentales de la religión verdadera en una respuesta que es una de las más nobles de todos los tiempos.
" 'Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios. '
"En estas líneas Miqueas resumió la esencia de las enseñanzas de los profetas. Fueron expresadas en el mismo espíritu de las palabras de Cristo cuando dijo:
" 'Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante a éste, Amarás a tu prójimo como a ti mismo'. " (Sperry, Message of the Twelve Prophets, págs. 125-26.)
(11-14) Miqueas 6:9-16. ¿En qué consistía la maldad de Israel ante el Señor?
Una vez más el Señor dirigió su atención a los pecados mismos de Israel. Los hombres acaudalados de Israel ocasionaban mucha violencia y hablaban mentiras (Miqueas 6:12), y peor aún, "los mandamientos de Omri se han guardado, y toda obra de la casa de Acab" (vers. 16). Adam Clarke escribió:
"Omri, rey de Israel, padre de Acab, fue uno de los peores reyes que hubo en Israel; y Acab siguió los pasos de su padre. Los estatutos de esos reyes eran de la idolatría más grande. Jezabel, esposa del último mencionado, e hija de Itobaal, rey de Tiro, no tuvo parangón en la tierra. De ella parece que Shakespeare sacó inspiración para crear el personaje de Lady Macbeth; una mujer mezcla de tigra y arpía, sin agregarle nada. Omri, Acab y Jezabel fueron los modelos seguidos por los israelitas en los días de este profeta…
"Hay pocos capítulos en los escritos de los profetas, o en la Biblia, superiores a éste en cuanto a valor e importancia genuinos. La estructura es elegante e impresionante y es, en todo sentido, digna del Espíritu de Dios. " (The Holy Bible… with a Commentary and Critical Notes, 4:725.)
(11-15) Miqueas 7:1-6. ¿Cuál es el significado de las figuras literarias que Miqueas utiliza?
El profeta Miqueas empleó tres figuras para delinear el terrible estado de la maldad en Israel: (1) la figura de la viña que quedó sin frutos (Miqueas 7:1); (2) una red con la que se trata de atrapar a un antagonista para matarlo (véase vers. 2); y (3) la comparación del hombre malvado con un espino o un zarzal (véase vers. 4).
"Aquí el profeta señala la pequeña cantidad de hombres rectos que se podía encontrar en la tierra. El parecía ser la única persona que seguía a Dios; y se consideraba como una uva solitaria que escapó de la vendimia… Deseaba ver las primicias, el primer fruto maduro —una notable piedad; pero sólo encontró falsa santidad…
"Cada cual arma red a su hermano. Esta parece ser una alusión a la antigua forma de lucha entre el retiarius y el secutor. El primero tenía una red e intentaba arrojarla sobre la cabeza de su antagonista para atraparlo y así poder matarlo con una espada corta. El otro paraba y esquivaba la red; y cuando el retiarius no conseguía lo que quería, se veía obligado a correr por el campo para ganar tiempo a fin de arreglar la red y poder arrojarla de nuevo. Mientras corría, el otro seguía tratando de matarlo antes de que pudiera estar en posición con su red. Por eso el segundo era llamado secutor, o sea perseguidor, y el primero, retiarius, u hombre de la red…
"…El mejor de ellos es como un espino. Son inútiles en sí mismos y no pueden ser tocados sin herir a quien los toca. Aquí alude al zarzal que aún se ve mucho en Palestina. " (Clarke, Commentary, 4:726.)
El Salvador parece haber tenido a Miqueas 7:6 en sus pensamientos cuando dijo lo que aparece en Mateo 10:35-36.
(11-16) Miqueas 7:7-20. ¿Qué fue lo que Miqueas vio y a qué se referían sus profecías?
En estos versículos Miqueas profetizó acerca de la restauración final de Israel como pueblo y del día en que Israel aprenderá a mirar "a Jehová… el Dios de su salvación" (Miqueas 7:7). Aunque sus enemigos han prevalecido contra ella por causa de su maldad, el Señor la "sacará a luz" (vers. 8-9).
Sus enemigos también la verán y se sentirán avergonzados (vers. 10). Los muros de sus ciudades serán reconstruidos y su pueblo será reunido de entre toda la tierra (véase vers. 11-12). Nuevamente habitarán en su propia tierra como en las épocas antiguas y temerán a Dios (vers. 17), pues El estará entonces con su pueblo como estaba en épocas anteriores (véase vers. 13-17).
Sperry consideró el pasaje de Miqueas 7:14-20 como una oración:
"Después de prometer la restauración de Israel, Miqueas ora por el cumplimiento de esa promesa. La oración se destaca por la elevación poética de su estilo y lo apropiado de su petición. Como muchas otras oraciones del Antiguo Testamento, es profética en su espíritu…
"Miqueas termina con una doxología. Se regocija en la perspectiva del futuro glorioso de Israel y prorrumpe en un arranque de alabanza y admiración sublimes por los atributos divinos de bondad, amor, fidelidad y compasión que Dios manifestará cuando libere a la nación. " (Messages of the Twelve Prophets, págs. 126-27.)
RESUMEN ANALITICO
(11-17) Cómo superar la ceguera espiritual
Así como Miqueas, un profeta moderno habló en cuanto a los problemas que nuestra propia sociedad afronta.
"Mientras las cortinas de hierro descienden y se tornan más gruesas, nosotros comemos, bebemos y nos divertimos. Mientras ejércitos se reúnen, marchan y maniobran, y los oficiales enseñan a sus hombres a matar, nosotros continuamos bebiendo y andando en farras con la manía de siempre. Mientras se hacen detonar bombas para probarlas, y las partículas radioactivas descienden sobre el mundo enfermo ya, nosotros continuamos en la idolatría y el adulterio.
"Mientras se amenazan sitios estratégicos y se hacen concesiones, nosotros vivimos perdida y desenfrenadamente, y nos casamos, siguiendo un ciclo igual que las estaciones. Mientras los jefes de estado riñen, y los editores escriben, y las autoridades analizan y pronostican, nosotros quebrantamos todas las leyes del catálogo de Dios. Mientras los enemigos se infiltran en nuestra nación para subvertirnos, intimidarnos y relajarnos, nosotros continuamos con nuestro concepto destructivo de que 'no puede suceder aquí'.
"¡Si solamente creyésemos a los profetas! Pues ellos han advertido que si los habitantes de este país alguna vez son reducidos al cautiverio y esclavizados, 'será por causa de la iniquidad; porque si abunda la iniquidad, maldita será la tierra… ' (2 Nefi 1:7).
"¡Oh, si los hombres escucharan! ¿Por qué debe haber ceguedad espiritual en la época de la más esclarecida visión científica y tecnológica? ¿Por qué es que los hombres deben depender de fortificaciones y armamentos físicos cuando el Dios del cielo anhela bendecirnos? Un golpe de su mano omnipotente incapacitaría a todas las naciones que se opusieran, y salvaría a un mundo aun cuando estuviese ya agonizando. Sin embargo, los hombres se apartan de Dios y ponen su confianza en las armas de guerra, en el 'brazo de la carne'…
"¿Nos volveremos a Dios por completo alguna vez?" (Spencer W. Kimball, El milagro del perdón, págs. 326-27.)
Dedique algunos momentos a considerar su vida. Todos tenemos un poco de ceguera espiritual que debemos intentar desterrar. ¿En qué otras formas no se ha vuelto completamente hacia Dios? ¿Qué es lo que más impide su crecimiento espiritual?
Ese es un punto de partida. Lea la promesa que se encuentra en Eter 12:27. Puede tomar su debilidad y convertirla en fortaleza. Eso es esencialmente lo que Miqueas nos dice. Lea nuevamente Miqueas 6:8.