22
Una pregunta hecha al Señor
Habacuc
(22-1) Introducción
"Este libro difiere notablemente de otros libros proféticos. En tanto que la mayoría de los otros contienen las palabras del Señor dirigidas al pueblo, en el libro de Habacuc, el profeta, como representante del pueblo, se dirige al Señor y exige su intervención. Comienza quejándose en cuanto a la aparente indiferencia del Señor ante la violencia, la contención y la extendida corrupción en Judá. El profeta no comprende esta indiferencia, conociendo el carácter recto y santo de Dios. El Señor, en respuesta a esta queja, declara que está a punto de levantar a los caldeos para ejecutar su juicio sobre el pueblo. El profeta se sorprende aún más al escuchar la respuesta del Señor, ya que no comprende la razón por la que el Señor usará los fieros y crueles caldeo s para que ejecuten un juicio sobre un pueblo que es más recto que ellos. Sin embargo, el Señor señala que los caldeo s tendrán triunfo sólo por un tiempo, porque finalmente serán destruidos, mientras que los justos vivirán mediante la fe. Las naciones oprimidas pueden comenzar en seguida a regocijarse por la caída de los caldeos; de ahí el cántico… contra ellos, el cual toma la forma de cinco ayes sobre los corruptos rasgos de carácter de los enemigos y sus muchas crueldades. El libro finaliza en un bello himno de alabanzas, llamado, en el título del capítulo tres, 'Oración de Habacuc' " (Sidney B. Sperry, The Voice of Israel's Prophets, págs. 365-66.)
COMENTARIOS SOBRE HABACUC
(22-2) Habacuc 1:1. ¿Quién era Habacuc y cuándo ejerció su ministerio?
Habacuc probablemente inició su ministerio después que surgieron los caldeos en la historia del mundo. Muchos eruditos creen que escribió después de la batalla de Carquemis en la que Nabucodonosor venció a los egipcios en el año 605 a. C., antes de la primera deportación de los judíos en el año 597 a. C. Por sus escritos se cree que vivió en Jesuralén. (Véase James Hastings, ed., A Dictionary of the Bible, s. v."Habakkuk".) Si ése es el caso, entonces fue contemporáneo de Lehi y de Jeremías, y profetizó al mismo pueblo.
Nada se sabe del profeta aparte de lo que se puede inferir mediante sus escritos. La información tradicional con relación a él que se ha preservado a través del tiempo parece ser legendaria y no puede emplearse como prueba irrefutable. Se sabe que fue un gran profeta y que dejó "uno de los escritos más nobles y penetrantes en el mundo de la religión" (J. R. Dummelow, A Commentary on the Holy Bible, pág. 587).
(22-3) Habacuc 1:2-4. "¿Hasta cuándo, oh Jehová, clamaré, y no oirás?"
Habacuc, como otros profetas en todos los tiempos, se preguntó por qué el Señor no contestaba sus oraciones. Sin duda todos los que creen en Dios se han sentido olvidados alguna vez. José Smith y aun Jesucristo tuvieron la experiencia de esta soledad por lo menos una vez en su vida (véase D. y C. 121:1-6; Mateo 27:46). Ellis T. Rasmussen describió el dilema de Habacuc en esta forma:
"Los pesares de Habacuc aparentemente surgieron en los días de la decadencia de Judá, después de la conquista asiria sobre Israel y antes de la época en la que Babilonia vino a llevar a la tribu que quedaba, Judá, al cautiverio. Las reformas religiosas de Ezequías en su siglo y las de Josías cien años después (aproximadamente en 620 a. C.) habían colocado a los justos y rectos a la cabeza de Judá por algún tiempo. Pero como siempre, la corrupción en la política, lo moral y la religión rápidamente volvió a surgir cuando murieron los defensores de la rectitud.
"Ciertas concesiones religiosas, conseguidas por los liberales y libertinos que siempre buscaban de aligerar las restricciones y responsabilidades que estaban dentro del convenio de Israel, trajeron la persecución y el escarnio sobre los devotos y los 'fieles'. Bajo estas condiciones Jeremías sufría, y es probable que éste fuera también el escenario del ministerio de Habacuc.
"Por eso él clama contra la iniquidad, la injusticia, el soborno, la violencia y la contención que había por todas partes, pues los procesos de la justicia y la ejecución de la ley parecen interminablemente demorados cuando los justos se ven rodeados por los inicuos." ("Habakkuk, a Prophet with a Problem", Instructor, septiembre de 1962, inserto entre págs. 306-7.)
(22-4) Habacuc 1:5-17. "Yo levanto a los caldeos"
El lamento de Habacuc es uno que han elevado muchos hombres justos: ¿Por qué el Señor permite que hombres y naciones malvados hagan maldades y por qué se les permite, en algunos casos, castigar al pueblo de Dios? Habacuc no mencionó a los babilonios (caldeos) en su pregunta (véase vers. 1-4), pero es obvio, por la respuesta del Señor, que es en ellos en quienes estaba pensando el profeta.
El Señor respondió que intentaba emplear a los caldeos para sus justos propósitos en tal forma que fuera difícil que Habacuc lo creyese (véase vers. 5-6). La respuesta del Señor solamente aumentó la confusión del profeta: ¿Cómo podía Dios aprobar las crueldades de una nación más inicua que Judá? ¿Es que los caldeos nunca iban a recibir lo que les correspondía por sus sendas malvadas? La fe de Habacuc se estaba poniendo a prueba.
(22-5) Habacuc 2. ¿Qué se quiso indicar con "el justo por su fe vivirá"?
El Señor respondió a la pregunta de Habacuc en la forma siguiente: "El justo por su fe vivirá" (vers. 4). Sperry escribió que este versículo, "aunque algo ambiguo, es uno de los grandes pasajes del Antiguo Testamento. Esencialmente significa esto: Hay una diferencia espiritual y moral entre los caldeas y el pueblo de Judá. Los caldeas, orgullosos y arrogantes por motivo de su propia riqueza y poder, y engañadores en sus tratos con otras naciones, no poseen los elementos morales y espirituales que son los únicos que pueden asegurar una estabilidad permanente. El pueblo del Señor, por otra parte, debería poseer integridad moral, fidelidad y visión espiritual, lo que aseguraría para ellos un futuro. 'El futuro pertenece a los justos.' Cuando el profeta dice que 'el justo por su fe vivirá (más exactamente por su fidelidad)', implica permanencia." (Voice of Israel's Prophets, págs. 371-72.)
(22-6) Habacuc 3:1-2. ¿Qué son "Sigionot" y "Selah"?
Un sigionot tal vez fuera un instrumento de cuerdas, o una expresión musical usada para acompañar a los cantores. Posiblemente esta oración de Habacuc iba acompañada de música y era para ser cantada o recitada en el templo. Un selah era una señal para el cantor o el que repetía las estrofas. El uso de este vocablo en los Salmos es otra evidencia de que la oración de Habacuc pudo haber tenido acompañamiento musical.
(22-7) Habacuc 3:4-20. Confianza en Dios
Todo el capítulo es un ejemplo de excelente poesía hebrea, aunque pierde belleza en la traducción a nuestra lengua. Habacuc hizo varias referencias a acontecimientos de la época de Moisés y de Josué. Cualquier persona familiarizada con esos acontecimientos bíblicos los reconocerá inmediatamente. El propósito de la oración de Habacuc fue pedir que Jehová regresara y sostuviera a Israel como en los días antiguos. Esto seguramente lo hará en los últimos días. De ahí que la confianza de Habacuc se fijó plenamente en Dios. Rasmussen dijo del cántico de Habacuc:
"Después de (su) experiencia, Habacuc se sintió inspirado a dar expresión a un salmo de alabanza a Dios y de confianza en El. Maravillado por los poderes y por la gloria de Dios, poéticamente describe el poder de Dios sobre todas las facetas y funciones de la naturaleza, y habla de ese poder para vencer a todos sus enemigos. Entonces, con el mismo espíritu con que expresó Job cuando dijo 'aunque él me matare, en él esperaré', Habacuc anota en seis líneas poéticas los desastres que podrían venir sobre él, pero firmemente declara en las últimas líneas:
Con todo, yo me alegraré en Jehová,
Y me gozaré en el Dios de mi salvación.
Jehová el Señor es mi fortaleza,
El cual hace mis pies como de ciervas,
Y en mis alturas me hace andar.
"Es por esta confianza en Dios, a pesar de las vicisitudes de la vida, que el mensaje de Habacuc es también hoy día un sano estimulante." ("Habakkuk, a Prophet with a Problem", inserto entre págs. 306-7 de la revista Instructor, septiembre de 1962.)
RESUMEN ANALITICO
(22-8) ¿Por qué Dios permite que los malvados castiguen a su pueblo?
Empleando el libro de Habacuc como su primera referencia, escriba una respuesta a las preguntas: "¿Por qué Dios permite que los malvados castiguen a su pueblo? Es cierto que el pueblo de Israel hizo algunas cosas malvadas. Pero, ¿acaso eran cosas peores que las que hacían los asirios o los babilonios? Los nefitas no fueron perfectos tampoco, pero, ¿no vivían en un nivel más elevado que los lamanitas? ¿Eran los judíos de la época de Jesús menos obedientes que los romanos que los destruyeron?"
Al formular sus respuestas, tal vez quiera considerar los pasajes que se encuentran en Doctrina y Convenios 82:3-4 y 103:5-10.