19
El retorno de Judá a la iniquidad
2 Reyes 21–25
(19-1) Introducción
A estas alturas el retorno de Judá a la iniquidad es un tema conocido. Lo hemos oído una y otra vez por boca de los profetas: "¡Arrepentíos, o pereced! Volveos a Dios o enfrentad solos a vuestros enemigos". El pueblo de Israel oyó esta amonestación y no hizo caso, por lo que fue destruido. Pero más trágica es la historia de Judá. Esta nación escuchó la advertencia dada por los siervos del Señor y fue liberada de Asiria en una forma sorprendente. Pero sus habitantes eran como el hombre que, después que alguien lo ha salvado de morir atropellado por un tren, se pone delante de un camión en marcha. Muy pronto Judá olvidó la lección aprendida. La adoración de ídolos comenzó nuevamente, y Babilonia llegó a ser instrumento de castigo en manos del Señor. Como Mormón lo hizo notar, la aflicción parece ser la única forma en la que aprenden los hijos del Señor (véase Helamán 12:1-5); de manera que Judá aprendió en la amarga escuela de la experiencia.
COMENTARIOS SOBRE 2 REYES 21-25
(19-2) 2 Reyes 21. ¿Cómo era la vida en la época del rey Manasés?
"Manasés había ascendido al trono de Jerusalén a la edad de doce años. Reinó aproximadamente cincuenta años y llegó a ser el rey más odiado y maldecido en la historia de Judá.
"Asiria estaba entonces en la cúspide de su poder. La Mesopotamia y las naciones del occidente eran súbditos suyos. En el año 671 a. C. conquistó también el delta de Egipto, y Esaradón murió en el 669 durante otra campaña militar contra la tierra del Nilo.
"En Judá, Asiria reinó no solamente en política sino también culturaimente. Sus ritos, dioses y costumbres fueron introducidos en Judá por Manasés. Esta era la época de oro de la astrología y la adivinación en Asiria, y durante el reinado de Esaradón, sacerdotes y astrólogos llenaban la corte con sus agüeros y predicciones… Las divinidades arameo-asirias eran igualmente superiores a las de otras regiones, pues todos los reinos eran vasallos del dios Asur. Los dioses astrales de Asiria —Istar, Samás, Adad— se adoraban en los techos de las casas de toda la región.
"Los textos religiosos asirios describen minuciosamente los rituales. 'Limpiad de Istar, regad con agua pura, armad un altar de incienso, esparcid harina, agregad miel y mantequilla, y derramad vino.' pura, colocad cuatro ladrillos, apilad ramas de álamo, encendedlas, esparcid enebro, derramad cerveza, postraos, y no miréis atrás.' una… torta pura cocida en cenizas…
"Los profetas, condenando la influencia que infestó la tierra durante los días de Acaz y Manasés, escribieron acerca de los que adoraban al ejército de los cielos sobre los techos de las casas y describieron cómo los hijos juntaban leña y los padres encendían el fuego y las mujeres amasaban la harina para hacer hojuelas para la reina de los cielos (véase Sofonías 1:5). El escritor sureño del Segundo Libro de los Reyes nos cuenta de los que ofrecían incienso a Baal, al sol, a la luna, a los signos del zodíaco y a todo el ejército de los cielos (véase 2 Reyes 23:5).
"…La tierra entera de Judá se vio infestada por las influencias religiosas asirias, las que dejaron detrás de sí divinidades en árboles frondosos, sobre elevados montes, en arboledas y sobre los techos de las casas. El historiador nos dice que 'volvió a edificar los lugares altos que Ezequías, su padre, había derribado, y levantó altares a Baal… y adoró a todo el ejército de los cielos, y rindió culto a aquellas cosas. Asimismo edificó altares en la casa de Jehová… Y pasó a su hijo por fuego, y se dio a observar los tiempos, y fue agorero…'
"A menos de dos kilómetros de distancia desde donde se escriben estas palabras, se encuentra el valle de Hinom, fuera de los muros de la antigua ciudad de Jerusalén. Allí, con el redoblar de los tambores, con humo y llamas elevándose hacia los cielos, se ofrecían niños al dios Moloc, otro nombre que se daba al rey del cielo. El vocablo aparentemente griego, Gehenna (infierno), proviene de ese lugar: ge -valle, en hebreo- de Hinom…
"Dentro del Templo de Salomón el culto de la fertilidad… floreció como elemento integral del culto del estado practicado por el pueblo de YHWH. [Estas iniciales son el nombre sagrado que muchos judíos todavía no pronuncian. La mayoría de los escritores cristianos lo traduce como Jehová.] En el resto del país el pueblo también adoraba a YHWH junto con otras deidades paganas. Es probable que ésta sea la causa de que con el tiempo YHWH haya llegado a ser el principal de los dioses, como El en las tabletas de arcilla encontradas en Ugarit. Los pecados de Manasés nunca fueron olvidados." (Chaim Potok, Wanderings: Chaim Potok's History of the Jews, págs. 134-36.)
(19-3) 2 Reyes 21:2-9. ¿En qué forma Manasés sobrepasó la idolatría de sus antecesores?
Manasés tenía sólo doce años de edad cuando comenzó a reinar. Carente de experiencia, fácilmente fue presa de la influencia de los adoradores de Baal y de Asera, o Astarot. A la adoración de estas divinidades Manasés agregó una tercera, que era la devoción a los cuerpos y constelaciones celestes. Hoy día se ven rastros de esta forma de adoración en la astrología.
"Esto difería de la adoración de las estrellas practicada por los sirio-fenicios en la que el sol y la luna eran adorados bajo los nombres de Baal y Astarté como poseedores de los poderes masculinos y femeninos de la naturaleza. La de Manasés era una adoración neta de las estrellas, basada en la idea de la perennidad de éstas en contraposición a lo perecedero de todo lo terrenal; considerando esto adoraban a las estrellas pensando que eran no solamente originadoras de toda aparición y desaparición en la naturaleza, sino también directoras y reguladoras de todas las cosas terrenales." (C. F. Keil y F. Delitzsch, Commentary on the Old Testament, 3:1:469.)
En Judá adoraban a las estrellas no mediante devociones a imágenes, sino sencillamente contemplándolas al aire libre o desde los techos de las casas, en donde se erigían pequeños altares y se quemaba incienso como parte del ritual.
(19-4) 2 Reyes 21:13-15. La plomada
"El cordel [cinta o cuerda de medir] de Samaria" (vers. 13) y "la plomada de la casa de Acab" (vers. 13) se refieren a la destrucción de la casa real de Israel. El Señor está diciendo otra vez que lo que pasó a las diez tribus de Israel fácilmente podría sucederle a Judá -y así sucedería, a menos que la conducta del pueblo cambiara.
(19-5) 2 Reyes 21:16. Manasés derramó sangre inocente o asesinó a los profetas
Flavio Josefo explicó quiénes eran aquellos inocentes: "Pero cuando su hijo [el de Ezequías], Manasés, cuya madre era Hepsiba, de Jerusalén, subió al trono, se apartó de la conducta de su padre, caminó por una senda muy opuesta y se mostró sumamente malvado en todos los aspectos; no omitió forma de impiedad, sino que imitó aquellas transgresiones contra Dios por las cuales los israelitas habían sido destruidos, pues fue tan duro como para profanar el templo de Dios, y la ciudad, y toda la nación. Empezó su reinado con desprecio hacia Dios, matando barbaramente a todos los justos que había entre los hebreos; ni siquiera perdonó a los profetas, pues cada día hizo matar a algunos, hasta que Jerusalén quedó regada de sangre." (Véase Flavio Josefo, Antigüedades judaicas, libro 10, cap. 3)
(19-6) 2 Reyes 22:1-2. El rey Josías
Josías fue uno de los mejores reyes de Judá desde la época de David. Aunque tenía solamente ocho años de edad cuando comenzó su reinado, Josías continuó viviendo en rectitud. El versículo 2, por lo tanto, es un justo homenaje a él.
(19-7) 2 Reyes 22:8-11. ¿En qué consistía el libro de la ley?
Hay quienes han sugerido que éste era el libro de Deuteronomio; otros se inclinan a creer que era todo el Pentateuco (de Génesis a Deuteronomio), escrito por el profeta Moisés (véase D. Guthrie y J. A. Motyer, eds. The New Bible Commentary: Revisado, pág. 365). El relato del gran gozo producido por encontrar la ley nos hace pensar que las Escrituras se habían perdido hacía ya tiempo. Eso explicaría en parte por qué el mal y la corrupción habían llegado a extenderse tanto en Israel.
(19-8) 2 Reyes 22:11. ¿Por qué el rey Josías rasgó sus vestiduras cuando le leyeron la ley?
Rasgar las vestiduras era símbolo de profundo pesar y tragedia. Cuando el rey Josías oyó la ley, instantáneamente pudo darse cuenta de hasta qué punto Israel se había apartado de la ley de Dios. Por lo tanto, Josías rompió sus vestiduras para indicar su profundo pesar y desesperación ante el estado espiritual de la nación.
(19-9) 2 Reyes 22:14-20. ¿Cuál es el significado de Hulda y su profecía?
"Nada más se conoce de la profetisa Hulda aparte de lo que aquí se menciona. Todo lo que podemos deducir del hecho de que el rey mandara por ella es que era altamente distinguida en razón de sus dones proféticos y que ninguno de los profetas de renombre, tales como Jeremías y Sofonías, en aquel momento estaba en Jerusalén. Su esposo era Salum, guarda de las vestiduras, es decir, superintendente de los vestidos de los sacerdotes que se guardaban en el templo… o del vestuario del rey." (Keil y Delitzsch, Commentary, 3:1:480.)
(19-10) 2 Reyes 23:6-7. Josías destruyó los ídolos
Inspirado por las palabras del libro de la ley, Josías ordenó que fueran destruidos los ídolos y los santuarios (arboledas) para la adoración pagana que había entre los israelitas. La imagen mencionada en el versículo 6 era la de Asera, diosa de la naturaleza o diosa de la luna. Las "tiendas" mencionadas en el versículo 7 eran cortinas que se usaban para formar los lugares apartados donde se practicaban los rituales impuros.
(19-11) 2 Reyes 23:10. ¿Qué era Tofet?
Adam Clarke escribió que Tofet estaba en "el valle del hijo de Hinom, o Gehenna… donde parece que se efectuaban los ritos de Moloc y a donde era llevada toda la suciedad de la ciudad. Allí se mantenían fuegos perpetuos para consumirla. De ahí que haya sido considerado un símbolo del infierno; y es en este sentido que se menciona en el Nuevo Testamento. [Véase, por ejemplo, Mateo 5:22, donde "infierno de fuego" aparece como traducción de Gehenna.]" (The Holy Bible… with a Commentary and Critical Notes, 2:563.)
(19-12) 2 Reyes 23:12-16. La quema de ídolos
Josías esparció las cenizas y el polvo de los ídolos y los huesos de los difuntos sobre los lugares de adoración idólatra para mancillarlos y hacerlos abominables a los adoradores a fin de que no quisieran usarlos más.
(19-13) 2 Reyes 23:26. Josías no pudo deshacer lo que había hecho Manasés
"Manasés es mencionado aquí [y en 2 Reyes 24:3 y Jeremías 15:4] como el individuo que, por causa de su idolatría y su injusticia, con las que provocó la ira de Dios, había acarreado sobre Judá y Jerusalén el inevitable castigo del rechazo. Cierto es que Josías había exterminado la idolatría exterior y burda en toda la nación mediante su sincera conversión al Señor, y mediante sus esfuerzos por restaurar la adoración correcta de Jehová había persuadido al pueblo a entrar en un pacto con su Dios una vez más, pero no pudo lograr una conversión total del pueblo del Señor. Clericus ha hecho notar con certeza que 'aunque el rey era sumamente religioso y el pueblo lo obedecía por temor, la mente de la gente no cambió. Esto es bastante evidente en los reproches formulados por Jeremías, Sofonías y otros profetas que ministraron en aquella época y poco después'. Con relación a este punto comparemos especialmente los diez primeros capítulos de Jeremías, que contienen un resumen de sus obras durante el reinado de Josías y testifican de la profunda apostasía interior del pueblo del Señor, no solamente antes y durante la reforma efectuada por Josías, sino también después." (Keil y Delitzsch, Commentary, 3:1:492.)
(19-14) 2 Reyes 23:29. Muerte de Josías en Meguido
En una escaramuza por el poder, que vino como resultado de la conquista de Asiria por los babilonios, Egipto buscó avanzar hacia el norte para ayudar a Asiria, siendo que preferían a esta débil nación antes que a la poderosa Babilonia. Por razones no mencionadas, Josías intentó detener el pasaje del faraón Neco a través de la tierra prometida. Se ha sugerido lo siguiente: "Los motivos de Josías solamente pueden ser tema de conjeturas, pero es probable que con la caída del poder de Asiria, él esperaba extender su autoridad sobre lo que una vez había sido el reino del norte, y temiera que sus planes se vieran malogrados por el avance egipcio… Josías se parapetó allí (en Meguido) para disputar el pasaje a través del Carmelo… Para informarse en cuanto al pesar causado por la muerte de Josías, véase [2 Crónicas 35:25]." (J. Dummelow, ed., A Commentary on the Holy Bible, pág. 246.)
(19-15) 2 Reyes 24:1-4. ¿Quiénes eran las principales personas involucradas en la captura y caída de Judá?
Nabucodonosor era hijo de Nabopolasar, rey de Babilonia. Joacim era rey de Judá. Cuando Nabucodonosor puso el primer sitio a Jerusalén, Joacim estaba pagando tributo a Neco, faraón de Egipto, a cambio de protección contra los babilonios. El arreglo no dio resultado. Aproximadamente en el año 608 a. C. Nabucodonosor "fue enviado por su padre contra los mandatarios de varias provincias que se habían sublevado, y tomó Carquemis y todo lo que pertenecía a los egipcios, desde el Eufrates hasta el Nilo" (Clarke, Commentary, 2:566). Tres años después, aproximadamente en el año 605 a. C., Joacim se rebeló y "un ejército integrado por caldeas, sirios, moabitas y amonitas fue enviado contra él, los que saquearon el país y tomaron tres mil veintitrés prisioneros, los que llevaron a Babilonia". (Clarke, Commentary, 2:566; véase también Jeremías 52:28.) Entre los prisioneros probablemente estuvieran Daniel y Ezequiel, los cuales escribieron los libros del Antiguo Testamento que llevaban sus nombres. En ese mismo año Nabucodonosor asumió el trono de Babilonia después de la muerte de su padre. (Para un estudio más completo de Babilonia y su conquista del territorio de Judá, véase Temas suplementarios, sección G.)
(19-16) 2 Reyes 24:5-7. ¿Cómo murió Joacim?
La frase "durmió Joacim con sus padres" (vers. 6) es una forma de decir que murió. En algunos casos puede tomarse como indicación de una muerte pacífica, pero 2 Crónicas 36:6 dice que Joacim fue "atado con cadenas" para ser llevado a Babilonia, y Jeremías 22:19 dice que el rey "en sepultura de asno será sepultado [no tendría entierro alguno], arrastrándole y echándole fuera de las puertas de Jerusalén". Parece ser que mientras era llevado cautivo a Babilonia, Joacim se rebeló contra las fuerzas de Nabucodonosor por segunda vez, haciendo que los que lo llevaban lo mataran y arrojaran su cuerpo a un lado del camino a fin de proseguir la marcha.
(19-17) 2 Reyes 24:8-11. ¿Qué se sabe del sucesor de Joacim, llamado Joaquín?
Joaquín era hijo y heredero de Joacim. Como su padre en muchos aspectos, "hizo lo malo ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho su padre" (vers. 9). Keil y Delitzsch comentaron en cuanto a la magnitud de sus malas obras: "Ezequiel (19:5-7) lo describe no solamente como un joven león que aprendió a cazar y devorar a los hombres, como Joacaz, sino que también afirma que conoció a las viudas (de los hombres muertos), es decir, que las violó y destruyó las ciudades donde vivían. No limitó sus hechos de violencia a los individuos, sino que los extendió a todo lo que quedaba de los asesinados, o sea, a sus familias y propiedades". (Commentary, 3:1:506.)
(19-18) 2 Reyes 24:12-16. ¿Cuántas veces fue profanado el templo de Jerusalén durante el reinado de Nabucodonosor?
El versículo 13 indica que Nabucodonosor "sacó de allí [del templo] todos los tesoros". La evidencia indica, no obstante, que el Templo de Salomón fue saqueado tres veces durante el reinado de Nabucodonosor. La primera vez fue cuando atacaron a Jerusalén y llevaron a Joacim a Babilonia. Los vasos que sacaron en esta ocasión fueron los que Belsasar profanó, tal como leemos en Daniel 5:2, y los que Ciro, el rey medo-persa, permitió que los judíos llevasen de vuelta a Jerusalén cuando les dio la libertad (véase Esdras 1:7-11). Cuando Nabucodonosor atacó a Jerusalén por segunda vez, tal como aparece indicado en Isaías, también se dio al pillaje. La tercera vez fue cuando Nabucodonosor saqueó el templo durante el reinado de Sedequías, el último rey de Judá (véase 2 Reyes 25:13-17).
(19-19) 2 Reyes 24:17-20. ¿Quién era Matanías y qué pasó en el primer año de su reinado?
Matanías, más conocido como Sedequías, era hermano de Joacim y, por lo tanto, tío de Joaquín, quien había sido depuesto por los conquistadores babilonios.
Durante los últimos años de la existencia de Judá, muchos profetas fueron enviados para advertir al pueblo. Lehi, el primer profeta mencionado en el Libro de Mormón, fue uno de estos profetas enviados por el Señor para advertir a los judíos que debían arrepentirse o enfrentar la destrucción de Jerusalén (véase 1 Nefi 1:4). Puesto que ni Sedequías ni su pueblo prestaron atención a las palabras de los mensajeros de Dios (véase 1 Nefi 1:20; 2 Crónicas 36:16; Jeremías 26:8-11), la destrucción de Jerusalén quedó asegurada (véase 2 Nefi 1:4; 6:8).
(19-20) Reyes 25:1-7. Sedequías supo que los profetas hablan la verdad
Josefo relata una historia interesante en cuanto a Sedequías y la necesidad que tenemos de escuchar a los profetas: "Ahora en cuanto a Sedequías mismo, cuando oyó hablar al profeta [Jeremías], le creyó y estuvo de acuerdo en todo sabiendo que era la verdad, y que era para su provecho; pero luego sus amigos lo pervirtieron y lo persuadieron a apartarse de lo que el profeta aconsejaba y lo obligaron a hacer lo que ellos querían. Ezequiel también predijo en Babilonia las calamidades que vendrían sobre el pueblo. Pero Sedequías no creyó las profecías de los dos profetas por la siguiente razón: Sucedió que los dos profetas coincidieron en que la ciudad sería tomada y Sedequías mismo sería llevado cautivo; excepto que Ezequiel no estuvo de acuerdo [con Jeremías] en algo, y dijo que Sedequías no vería a Babilonia [véase Ezequiel 12:13], en tanto que Jeremías le dijo que el rey de Babilonia lo llevaría allí en cadenas [véase Jeremías 33]. Por motivo de que ambos no dijeron la misma cosa en cuanto a esta circunstancia, Sedequías no creyó tampoco en lo que sí coincidían, y los condenó diciendo que no hablaban la verdad, aunque todas las cosas que le dijeron iban a suceder de acuerdo con las profecías de ellos, como mostraremos en la debida oportunidad". (Véase Flavio Josefo, Antigüedades judaicas, libro 10, cap. 7)
Pero, tal como se registra en 2 Reyes 25:7, los dos profetas fueron reivindicados más tarde. Además de castigar a Sedequías por su infidelidad y traición, Nabuco dono sor "mandó matar a sus hijos y a sus amigos, y lo hizo presenciar la ejecución junto con los demás capitanes; después de lo cual cegó a Sedequías, lo ató y lo llevó a Babilonia. Fue así como se cumplieron las dos profecías, tal como Jeremías y Ezequiel le habían dicho de que sería capturado y llevado ante el rey de Babilonia, y que le hablaría cara a cara, y vería sus ojos con los propios; eso hasta allí profetizó Jeremías. Entonces fue cegado, y llevado a Babilonia, pero no la vio, según la predicción de Ezequiel." (Véase Flavio Josefo, Antigüedades judaicas, libro 10, cap. 8,.)
(19-21) 2 Reyes 25:7. "Degollaron a los hijos de Sedequías"
Contrario al informe dado por la Biblia, por lo menos uno de los hijos de Sedequías sobrevivió. Mormón dijo que Mulek, uno de los hijos de Sedequías, sobrevivió, emigró a lo que ahora conocemos como América, y junto con su pueblo se estableció en su tierra, al norte de donde se establecieron Lehi y su posteridad (véase Helamán 6:10; 8:21). Este grupo fue descubierto por Mosíah y su pequeño grupo de nefitas (véase Omni 1:12-19). Los Santos de los Ultimos Días generalmente se refieren a ellos como mulequitas, aunque no son llamados así en el Libro de Mormón. Algunos han considerado que el pasaje de Ezequiel 12:14 es un indicio profético de que Mulek escaparía de la muerte.
(19-22) 2 Reyes 25:18-26. ¿Fueron muertos todos los judíos de Palestina o llevados en cautiverio?
Estos versículos nos informan que Nabucodonosor hizo ejecutar a los caudillos de la revuelta contra él. Entonces todas las personas sanas fueron llevadas a territorio de Babilonia (véase verso 21), pero a "los pobres de la tierra" (vers. 12; comparar con 2 Reyes 24:14) se les permitió quedarse para trabajar labrando las viñas y los campos y cuidando los rebaños. Nabucodonosor nombró a Gedalías, un judío, como gobernador de Palestina; después de lo cual un celoso judío de la familia real, llamado Ismael, lo mató por su amistad con los extranjeros. Josefa, el gran historiador judío, dijo que Ismael impulsó a los judíos que estaban en Palestina a acompañarlo hasta la tierra de los amorreos. Antes de su llegada, sin embargo, otro patriota judío, Johanán, enojado con Ismael por haber matado a Gedalías, rescató a sus compatriotas del dominio de Ismael y los llevó a Egipto para establecerse allí. Esta acción fue contraria al consejo de Jeremías, que todavía residía en Palestina y quien aconsejó a Johanán y a los otros judíos a hacer lo mismo. Estos rehusaron, e hicieron que Jeremías y su escriba, Baruc, les acompañaran a Egipto. (Véase Flavio Josefo, Antigüedades judaicas, libro 10.)
(19-23) 2 Reyes 25:27–30
Después de estar encarcelado mucho tiempo en Babilonia, Joaquín, que había sido rey de Judá, fue liberado de la prisión por Evil-merodac, hijo de Nabucodonosor. Desde ese tiempo hasta su muerte, fue tratado con bondad por sus captores babilónicos.
RESUMEN ANALITICO
(19-24) El destino de Judá: una tragedia espiritual así como nacional
El período entre la muerte de Josías y la deportación final de los judíos a Babilonia podría llamarse el período de muerte del reino de Judá. El cáncer de la idolatría se había aferrado demasiado al corazón de la gente como para que la cura emprendida por Josías tuviera buenos resultados. Después de Josías, Judá comenzó a deteriorarse con mayor rapidez que nunca. Sin embargo, fueron enviados médicos espirituales a proclamar la cura: "Y Jehová Dios de sus padres envió constantemente palabra a ellos por medio de sus mensajeros, porque él tenía misericordia de su pueblo y de su habitación" (2 Crónicas 36:15). En verdad, cuanto más se acercaba el fin, más voces eran las que se dejaban escuchar. El Libro de Mormón dice que en la época de Sedequías, once años después de la muerte de Josías, "llegaron muchos profetas ese mismo año, profetizando al pueblo que se arrepintiera" (1 Nefi 1:4). Jeremías parece haber sido el principal de estos profetas, pues ejerció su ministerio durante todo ese período, pero otros le ayudaron. Sofonías fue su predecesor inmediato y contemporáneo suyo. Luego vinieron Abdías, Nahum, Habacuc y Lehi, y todos unieron sus voces a la suya.
El Libro de Mormón vívidamente describe los sentimientos de los líderes del pueblo contra los profetas. La manera como trataron a Lehi parece haber sido típica. "Los judíos se burlaron de él por las cosas que testificó de ellos… se irritaron contra él, sí, tal como contra los profetas de la antigüedad, a quienes habían echado fuera, y apedreado, y matado; y procuraron también quitarle la vida." (1 Nefi 1:19-20.) Tal era la condición espiritual de Judá poco antes de su caída.
¿Cómo se compara esa condición espiritual con la nuestra hoy día? Aunque los profetas fueron tratados con violencia y llevados al martirio en la primera parte de esta dispensación, en los tiempos modernos el mundo en su mayor parte no escucha a los profetas del Señor. La apatía trae menos condenación directa sobre un individuo que la violencia y el asesinato, y, sin embargo, los resultados de no prestar atención a los profetas modernos serán los mismos que en el caso de Judá. El mundo va aprisa hacia un desastre espiritual tan grande como otros que ya ha conocido (véase Joel 2:2). Una vez más los profetas levantan sus voces, advirtiéndonos en cuanto a los inminentes desastres y señalándonos el camino para la salvación mundial e individual. Y como Judá, la gente del mundo sigue por su camino sin escuchar.
Afortunadamente, en esta dispensación el Israel espiritual comenzará a responder y recibirá las bendiciones prometidas. Examine los siguientes pasajes de las Escrituras y compare nuestra época con la de Judá.
D. y C. 1:35. ¿Enfrenta nuestra generación alguna amenaza?
1 Nefi 22:16; D. y C. 133:48-51. ¿Se encenderá de nuevo la ira del Señor en los últimos días? ¿Por qué?
1 Nefi 22:17-19, 22; 2 Nefi 30:10; D. y C. 1:36; 133:52; Moisés 7:61-62. ¿Hay alguna esperanza para el mundo? ¿Cuál?
D. y C. 1:14,38; 56:14; 84:36; 90:5; 108:1; 121:16-21. ¿Qué es lo que determinará si superaremos felizmente las pruebas de estos tiempos?