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Cómo llegar a comprender el libro de Isaías
Temas suplementarios E
(E-l) La importancia de los escritos de Isaías
El nombre de Isaías significa "Jehová salva" o "el Señor es salvación". Su vida y enseñanzas proclaman el mensaje de Cristo y el camino de salvación que Cristo nos proporcionó. Juan escribió que "el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía" (Apocalipsis 19:10). Empleando esa declaración como criterio para evaluar, debemos clasificar a Isaías entre los más grandes de los profetas porque poderosa y elocuentemente testificó de Cristo y de su obra.
El Salvador mismo afirmó la importancia de los escritos de Isaías (3 Nefi 20:11). El Señor dijo: "Grandes son las palabras de Isaías. Pues él ciertamente habló en lo que respecta a todas las cosas concernientes a mi pueblo que es de la casa de Israel" (3 Nefi 23:1-2). Las palabras que Jacob habló a su pueblo también se pueden aplicar. Dijo Jacob: "Hay muchas cosas que Isaías ha hablado, las cuales se nos pueden aplicar, pues sois de la casa de Israel" (2 Nefi 6:5). Nosotros también somos de la casa de Israel.
Los escritos de Isaías son citados ampliamente en otros pasajes de las Escrituras. De hecho, Isaías es más citado que cualquier otro profeta. En nuestra versión de la Biblia tenemos sesenta y seis capítulos de Isaías, con un total de 1292 versículos. Los profetas del Libro de Mormón citaron 414 de esos versículos (el 32 por ciento del libro de Isaías). Citaron también, tal vez con otras palabras, otros 34 versículos (3 por ciento). Los profetas nefitas consideraban los escritos de Isaías tan valiosos que emplearon aproximadamente un 35 por ciento del libro de Isaías en el invalorable espacio de que disponían en las planchas. Los escritores del Nuevo Testamento tuvieron igual respeto hacia las enseñanzas de Isaías y sus profecías. En el Nuevo Testamento las palabras de Isaías son citadas por lo menos cincuenta y siete veces.
La revelación moderna también da importancia a las palabras de Isaías. Doctrina y Convenios hace aproximadamente cien referencias a los escritos de aquel profeta citando, parafraseando o interpretando sus enseñanzas. La íntima relación entre las palabras de Isaías y las de Doctrina y Convenios es evidente en la sección 113, que contiene interpretaciones inspiradas de los capítulos 11 y 52 de Isaías. La clave para comprender el capítulo 65 de Isaías se encuentra en Doctrina y Convenios sección 101; la sección 133 nos ayuda a comprender los capítulos 35, 51, 63 y 64 de Isaías. Al comparar D. y C. 133:3, 15, 27, 40-53, 67-70 con Isaías 52:10, 12; 64:14; 63:1-9; 50:2-3, 11, pueden encontrarse en nuestra revelación moderna numerosos ejemplos de las palabras y frases empleadas por Isaías.
El profeta Nefi dijo que Isaías habló muchas cosas que fueron difíciles de comprender para su pueblo (véase 2 Nefi 25:1). Lo mismo sucede hoy día. Aun entre los santos que tienen el don del Espíritu Santo hay muchos que poco entienden lo que Isaías enseñó. El élder Bruce R. McConkie escribió lo siguiente:
"Si, como muchos suponen, Isaías se encuentra entre los profetas más difíciles de comprender, sus palabras también se encuentran entre las más importantes que debemos conocer y meditar…
"…Sus palabras proféticas pueden y deben brillar en el corazón de cada miembro de la Iglesia. " ("Ten Keys to Understanding Isaiah", Ensign, octubre de 1973, pág. 80.)
Nefi estudió, expuso y amó los escritos de Isaías (véase 2 Nefi 11:8; 12-24; 25:1-5). Concerniente a nuestra necesidad de entender a Isaías como Nefi lo hizo, el élder McConkie dijo: "Podía ser que mi salvación (¡y la vuestra también!) de hecho dependan de nuestra habilidad de comprender los escritos de Isaías tan plena y verdaderamente como los entendió Nefi." ("Ten Keys to Understanding Isaiah", pág. 78.)
El élder McConkie explicó que si él deseaba ir donde había ido Isaías y Nefi, entonces debía creer, pensar, conocer, enseñar y vivir tal como lo hicieron ellos. Lo mismo se aplica a nosotros. Ciertamente los escritos de Isaías merecen nuestro estudio esmerado y también nuestra oración. Pueden ser comprendidos por quienes sinceramente desean comprenderlos.
(E-2) Claves para comprender Isaías
Para quienes sinceramente desean comprender los escritos de Isaías, hay varias claves que son muy útiles. Mediante el empleo de las mismas, podemos obtener gran comprensión de las enseñanzas de Isaías y crecer en el conocimiento de la verdad hasta que los escritos de este profeta lleguen a ser tan claros para nosotros como lo fueron para Nefi. A continuación comentamos estas claves.
(E-3) Debemos pagar el precio de estudio y esfuerzo
Los escritos de Isaías propiamente podrían considerarse un nivel avanzado de Escrituras, pues él raramente explicó su doctrina sino que solamente supuso que el lector ya tenía conocimiento del evangelio y del plan de salvación. El libro está escrito en estilo poético y literario que recurre a un amplio empleo de simbolismo para transmitir conceptos a quienes están es-piritualmente maduros.
Las palabras de Isaías son semejantes a las parábolas de Jesús en su manera de enseñar. Cuando los discípulos de Jesús le preguntaron por qué enseñaba en parábolas, dijo: "Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado… Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden… Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos, oyen pesadamente, y han cerrado sus ojos; para que no vean con los ojos y oigan con los oídos, y con el corazón entiendan… Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen. " (Mateo 13:11, 13, 15-16.)
Muchas de las personas en la época de Jesús eran espiritualmente inmaduras y no estaban preparadas para recibir los principios que El enseñó. Por medio de parábolas pudo enseñar a los que eran más maduros espiritualmente y al mismo tiempo esconder sus enseñanzas de aquellos que no estaban preparados para entenderlas. En esa forma evitó que muchos fueran condenados por tener el conocimiento de principios que no podían vivir (véase Alma 12:9-11; Jacob 4:14). Una comisión semejante fue dada a Isaías (véase Isaías 6:9-10). Por esta razón el profeta también escondió sus enseñanzas detrás de un lenguaje que preservó las enseñanzas para los que las pudieran entender con su corazón. Hablando espiritualmente, los escritos de Isaías son carne, no leche (véase 1 Corintios 3:1-3; Hebreos 5:13-14; Isaías 28:9). Se requiere madurez espiritual para entenderlos.
Cuando el Señor mandó a los nefitas estudiar las palabras de Isaías, les dijo cómo hacerlo. Dijo "Escudriñar… diligentemente" (3 Nefi 23:1; cursiva agregada). Para llegar a entender el libro de Isaías, no es suficiente leer los escritos, sino que debemos estudiarlos diligentemente y escudriñarlos con oración, meditando sus enseñanzas, analizándolas y relacionándolas con otros pasajes de las Escrituras. Las frases y versículos se deben estudiar con atención, teniendo en mente el amplio contexto del evangelio y las profecías de los últimos días.
(E-4) Debemos tener el "espíritu de profecía"
Nefi enseñó que las palabras de Isaías "son claras para todos aquellos que son llenos del espíritu de profecía" (2 Nefi 25:4). El "testimonio de Jesús [que viene mediante el poder del Espíritu Santo] es el espíritu de profecía" (Apocalipsis 19:10). El espíritu de profecía es mucho más que una creencia de que Jesucristo vive. Incluye el entendimiento de que Jesús es el Hijo de Dios en el sentido literal de la palabra. Es el conocimiento correcto de su propósito al tomar un cuerpo mortal y del significado y naturaleza de su misión. Incluye también el entendimiento del plan del evangelio para sus hijos, particularmente para aquellos que espiritualmente llegan a ser sus hijos e hijas mediante el convenio del bautismo. Todo esto se produce a través del poder del Espíritu Santo. El profeta Isaías escribió bajo la influencia del espíritu de profecía y sus escritos se deben interpretar bajo la influencia de ese mismo espíritu. Quienes deseen entender a Isaías deben aprender de Cristo y buscar la compañía del Espíritu Santo.
Pedro aclaró bien que ya que los profetas presentan su mensaje a través de la inspiración del Espíritu Santo, el entendimiento correcto de su mensaje debe venir de la misma fuente (véase 2 Pedro 1:20-21; D. y C. 50:17-22). El Libro de Mormón nos enseña el camino para obtener el espíritu de profecía. La gente recta que sirve al Señor y busca hacer su voluntad puede obtener el espíritu de profecía escudriñando las Escrituras diligentemente y entregándose a "mucha oración y ayuno" (Alma 17:3). El Señor dará conocimiento a quienes se preparen y sinceramente lo busquen.
José Smith el Profeta dijo una vez: "Dios no ha revelado nada a José que no hará saber a los Doce, y aun el menor de los santos podrá saber todas las cosas tan pronto como pueda soportarlas" (Enseñanzas del profeta José Smith, pág. 177). Naturalmente, esta verdad también se aplica a la comprensión de los escritos de Isaías.
(E-5) Debemos entender la manera en la que profetizaban los judíos
Nefi explicó que una razón por la que su pueblo no podía entender los escritos de Isaías era que no sabían "concerniente a la manera de profetizar entre los judíos" (2 Nefi 25:1). Esta manera de profetizar incluía varios elementos.
La ley de Moisés. La casa de Israel en el Antiguo Testamento vivía bajo la ley de Moisés, la cual se encuentra en los cinco primeros libros del Antiguo Testamento. Uno de los principales objetivos de Isaías al escribir era el de llevar al pueblo a una conciencia de los pactos de la ley y a la sujeción a los mismos. A su vez la ley fue destinada para enseñarles acerca de Cristo, para ayudarlos a recordarlo siempre, para llevarlos a El (véase Mosíah 3:15; 13:31; 16:14; Alma 25:15-16; 34:14). La ley de Moisés fue la raíz de la cual brotaba el profetizar de los judíos. Para entender su manera de profetizar, debemos entender su ley.
Isaías comenzó su libro con una cita del cántico de Moisés, que se encuentra en la ley (comparar Isaías 1:3 con Deuteronomio 32:1). Los hebreos reconocían en seguida este cántico sin titubeos, pues estaban familiarizados con él. Una palabra o frase de la ley, que la mayoría de ellos conocían a fondo, traía a su memoria mucho más de lo que estaba escrito en la página. Isaías pudo comunicarse muy eficazmente con quienes conocían la ley porque no necesitaba explicar en detalle lo que quería decir con cada palabra o frase. Este principio no debe parecer extraño a los Santos de los Ultimos Días, pues ellos también siguen ese procedimiento. ¿Qué miembro activo de la Iglesia no podría completar la declaración hecha por el presidente Kimball que comienza con "Alargad…" y explicar su significado? o ¿quién no podría hacer lo mismo con la declaración hecha por el presidente McKay: "Ningún éxito puede compensar…" Cuando el lector y el escritor están manejando información familiar para ambos, mucho se puede suponer sin mayor explicación. Tal fue el caso de Isaías y sus lectores hebreos.
Lenguaje figurado e imágenes literarias. Isaías empleó imágenes y figuras literarias que el pueblo hebreo, de mentalidad oriental, comprendía bien. Para quienes son occidentales a menudo resulta difícil entender la forma de escribir de aquéllos. Isaías no tenía la intención de que cada palabra escrita por él fuese interpretada en su sentido más literal. Hizo uso constante de metáforas, símiles, analogías, parábolas y símbolos. Los siguientes son algunos ejemplos:
En Isaías 1:1 el profeta dijo que se refería a Judá y Jerusalén, y, sin embargo, en Isaías 1:10 dijo: "Sodoma oíd la palabra de Jehová; escuchad la ley de nuestro Dios, pueblo de Gomorra". No podía estar hablando a Sodoma y Gomorra, porque éstas fueron destruidas en la época de Abraham a causa de la iniquidad de los habitantes de ambas ciudades (véase Génesis 19:24-25). Isaías empleó los nombres Sodoma y Gomorra para decirle a Judá más enfáticamente que ellos (los habitantes de Judá) eran muy malvados y estaban a punto de ser destruidos, lo mismo como aquellas ciudades.
El pasaje de Isaías 28:23-29 ilustra la necesidad de entender los escritos de este profeta dentro del contexto de su fondo cultural y estilo de escribir. Para quien esté familiarizado con el estilo de vida agrícola del pueblo en la época de Isaías, su descripción de la preparación del suelo para plantar, la siembra de la semilla y la trilla de la cosecha nos presenta un cuadro bastante gráfico. Alguien que no esté familiarizado con aquellas prácticas hallará difícil entender la comparación que empleó en el versículo 29, donde relaciona la siembra y la cosecha con el trato del Señor con su pueblo y la trilla del mundo en la que separará a los justos de los malvados. Keil y Delitzsch explicaron el pasaje en esta forma: "La expresión es de tal grandiosidad que inmediatamente percibimos que el profeta está pensando en la sabiduría de Dios en una esfera superior. El curso sabio, divinamente adoptado por el agricultor en su trabajo con el campo y el fruto, es un símbolo del curso sabio adoptado por el divino Maestro mismo en sus relaciones con su nación. Israel es el campo de Jehová. El castigo impartido por Jehová es el arado y el rastrillo con los que a la fuerza rompe, da vuelta y arregla sus campos. Pero este proceso no dura para siempre. Después de preparar, nivelar y volver fértil de nuevo el campo, el penoso procedimiento de arar es seguido por la siembra benéfica en una plenitud de gracia ordenada sabiamente y en muchas formas. Nuevamente, Israel es la criatura de Jehová en la era (véase Isaías 21:10). El la trilla, pero no sólo la trilla, también golpea; y cuando trilla no lo hace sin parar; en otras palabras, y como Cáspa-ri ha explicado bien: 'No castiga a todos los miembros de la nación con la misma severidad; y aquellos a quienes castiga con mayor severidad que a otros no castiga incesantemente, sino que tan pronto como alcanza el fin que persigue, y ha separado el hollejo y las cáscaras del pecado de los que ha castigado, el castigo cesa, y solamente los peores de la nación, los que no son más que cáscara, y la cáscara misma de la nación, son barridos por los castigos' (comparar con Isaías 1:25; 29:20-21). Esta es la lección solemne y el consuelo afectivo escondido detrás del velo de la parábola. " (Commentary on the Old Testament, 7:2:16.)
En el capítulo 48 Isaías empleó la metáfora "barra de hierro tu cerviz" (vers. 4) para demostrar la terquedad del pueblo. En el versículo 10 hizo alusión al "horno de aflicción" en el cual purificaría y refinaría a su pueblo. El versículo 18 empleó la comparación: "tu paz como un río", para dar la idea de la paz mental que viene a los justos. El versículo 19, en comparación, dice: "tu descendencia… como los granos de arena", para indicar la multitud de descendientes (tan numerosa como los granos de arena) que podrían ser suyos si Israel escuchaba al Señor. Tal empleo de imágenes literarias añade fuerza, belleza y vida al mensaje del escritor.
En Isaías 44:13-20 el profeta poéticamente describió la idolatría de Israel. Al describir cómo parte de la madera de un árbol se utilizaba transformándola en ídolos para adorar, mientras que otra madera del mismo árbol se usaba para fines domésticos, Isaías creo una imagen mental que poderosamente ilustró la locura de la adoración de ídolos. Esta forma de hablar fue mucho más convincente que si les hubiera dicho sencillamente que no adoraran ídolos.
Dualismo y términos esotéricos. Como a menudo sucede en las declaraciones proféticas, algunos de los escritos de Isaías tienen doble significado; es decir, que se pueden aplicar a más de una situación o pueden cumplirse más de una vez. A veces también combina frases de doble significado con términos que iban dirigidos a ciertos grupos y que solamente ellos podían comprender. Tal lenguaje esotérico trae a la mente conceptos religiosos que solamente los que tienen el conocimiento religioso adecuado pueden entender fácilmente sin mayor explicación. Por ejemplo, Isaías 2:2 se refiere al "monte de la casa de Jehová" siendo "confirmado sobre los collados". El presidente Harold B. Lee dijo que la frase "monte de la casa de Jehová" se refería tanto a "un lugar así como también a la definición de un pueblo justo" ("The Way to Eternal Life", Ensign, noviembre de 1971, pág. 15). El establecimiento del "monte de la casa de Jehová sobre los collados" se cumplió cuando llegaron los pioneros para el establecimiento de la Iglesia y del templo en la cumbre de los montes en Utah (véase Lee, "The Way to Eternal Life", pág. 15), y se cumple por medio del retorno de Judá a Jerusalén, donde la casa del Señor será edificada (véase D. y C. 133:13). Se aplica generalmente a aquellos lugares donde el poder y autoridad de Dios residen y donde El se comunica con su pueblo. El hecho de que "correrán a él todas las naciones" (Isaías 2:2) se puede referir tanto al recogimiento de los santos en el Valle de Lago Salado en Utah como también a la congregación general de los santos en Sión. El vocablo Sión (vers. 3) también tiene varias aplicaciones. Se refiere a la Nueva Jerusalén en América, a la Jerusalén de Judá, y también al pueblo del Señor o sus lugares de recogimiento en todas partes del mundo. Empleando tales términos, Isaías transmite un sentido espiritual profundo a los que entienden el significado especial de su lenguaje.
En los capítulos trece y catorce, Isaías escribió acerca del recogimiento de Israel y su triunfo final sobre Babilonia. Esta figura es un ejemplo excelente de dualismo. Se emplea el vocablo Babilonia para referirse a la nación de Babilonia tal como existía en tiempos de Isaías y también para referirse a la maldad del mundo y a los dominios de Satanás en la tierra, los que aquella nación representaba. En sus escritos acerca de Babilonia en estos capítulos, Isaías empleó conceptos que se aplicaban a la caída futura de Babilonia (como nación y como símbolo de lo mundano), al triunfo de Israel y al derrocamiento premortal de Lucifer y de sus huestes (véase Isaías 14:4-23). Sus palabras no solamente son dualistas sino también esotéricas, pues solamente quienes entienden el plan del Señor de salvación pueden captar el pleno mensaje presentado por Isaías. Muchos de los capítulos de Isaías tienen doble significado porque además de cumplirse en tiempos de Isaías, son también un símbolo de acontecimientos que ocurrirían en los últimos días.
Aparentemente Nefi tenía presente esta riqueza de lenguaje y significado cuando habló de la manera de profetizar entre los judíos. Hay una frecuente referencia a la ley de Moisés, un amplio uso de lenguaje figurado y lleno de imágenes, y frases que son tanto de significado doble como esotéricas. Aunque los lectores modernos no pueden plenamente entender la cultura y época del antiguo Israel, el entender las técnicas y recursos que Isaías empleó para expresar una plenitud de significado puede dar al lector mayor margen de entendimiento de los escritos de Isaías.
(E-6) Debemos familiarizarnos con la geografía de la Tierra Santa y las regiones vecinas
Isaías frecuentemente se refirió a ciudades y pueblos de la Tierra Santa así como a las de naciones vecinas. Para quien conoce la geografía de las zonas de las que habló Isaías, sus escritos son mucho más claros y tienen mayor impacto. Un buen ejemplo de esta clase de referencia se encuentra en Isaías 10:24-34. Isaías habló del empleo del poder protector del Señor en bien de Israel frente a los ejércitos enemigos de la poderosa nación de Asiría. En los versículos 28-32 mencionó a varios pueblos que estaban cerca de Jerusalén y dijo que aunque los asirios pasarían por ellos destruyéndolos uno a uno hasta llegar a Nob, el Señor preservaría a los habitantes de Jerusalén. El saber que los pueblos mencionados están a lo largo de un camino de quince kilómetros de Jerusalén, con el pequeño poblado de Nob apenas afuera de las murallas de Jerusalén en dirección del portal oriental del templo, agrega a este pasaje gran significado.
Isaías también empleó la geografía en sentido figurado, técnica que, si se comprende, añade gran profundidad a su mensaje. Como se mencionó anteriormente, Babilonia era un símbolo de maldad y corrupción. Isaías también mencionó Egipto, Asiría y otras naciones impías como símbolos de iniquidad. Las inicuas ciudades de Sodoma y Gomorra igualmente representaron la maldad. Se emplearon los nombres de pueblos idólatras tales como los cana-neos, filisteos y amorreos, que rodeaban a Israel, para representar la práctica de la idolatría en Israel durante épocas de apostasía. Idumea representaba al mundo o todo lo mundanal (véase D. y C. 1:36). El Líbano y Basán, con sus montañas norteñas y sus majestuosos cedros, representaban el orgullo y la arrogancia. Efraín, la tribu principal del reino del norte, y su capital en Samaria son mencionadas comúnmente para representar a todo el reino del norte. En muchos casos donde Isaías empleaba figuras geográficas, su significado es dualista, ya que se refería tanto al lugar mismo como al concepto que simbolizaba.
(E-7) Debemos aprender acerca de los juicios de Dios y del cumplimiento de sus profecías
El Señor ha sido constante en la relación con sus hijos en todas las épocas de la tierra. "El no cambia, ni hay variabilidad en El; sino… es el mismo de eternidad en eternidad, siendo el mismo ayer, hoy y para siempre… su curso es un giro eterno, sin variación alguna"(Lectures on Faith, 3:15). Esta constancia es de mayor importancia para sus hijos en los esfuerzos que realizan por obrar la salvación propia. También es muy útil intentar comprender y seguir el consejo que da mediante sus profetas. Para entender los escritos de Isaías, debemos comprender las enseñanzas del Señor y conocer sus obras, dadas a través de otros profetas. Las bendiciones y maldiciones llegaron al pueblo de la época de Isaías de acuerdo con los mismos principios establecidos en cualquier época del mundo. Cuando nos enteramos de la clase de conducta que hace que el hombre se aparte de Dios y de los hechos que hacen que la ira de Dios se vuelque sobre él, podemos comprender mejor las advertencias y pronunciamientos de Isaías. Lo que Isaías condena también lo condena el Señor. El mensaje del Señor en todas las dispensaciones es que existen leyes sobre las que se basan todas las consecuencias. Si conocemos las leyes del Señor, tendremos una referencia desde la cual interpretar los escritos de Isaías o de cualquier otro profeta.
El Señor ha revelado a muchos profetas el gran panorama de la historia de la tierra de principio a fin. Si aprendemos de qué han escrito, es posible ver dónde encajan los escritos de Isaías en el plan del Señor. Por ejemplo, puede obtenerse un mayor entendimiento de esos escritos teniendo presente, al leerlos, la alegoría de Zenós en cuanto al olivo (véase Jacob 5). En la alegoría se da un bosquejo de la historia y destino de la casa de Israel. Con el conocimiento de los esparcimientos, desarrollo, recogimiento y destino final de Israel, tal como lo enseña Zenós y como lo menciona Jacob, los escritos de Isaías se pueden estudiar desde la perspectiva adecuada. Frecuentemente las profecías de un profeta ayudan a que entendamos las profecías y escritos de otros. Nefi profetizó así: "En los días en que se cumplan las profecías de Isaías, en la época que se realicen, los hombres sabrán de seguro… porque… serán de gran valor para ellos en los postreros días, porque entonces las entenderán" (2 Nefi 25:7-8). Podemos buscar el cumplimiento de muchas de las palabras de Isaías en los acontecimientos que están transcurriendo en esta dispensación. Nefi decía que quienes vieran el cumplimiento de las profecías de Isaías podrían entenderlas (véase por ejemplo, Isaías 29).
(E-8) Debemos comprender el escenario histórico de los escritos de Isaías
Para comprender a este escritor tenemos que entender también el ambiente histórico del pueblo entre el cual ejerció su ministerio. Es de mucho valor obtener un conocimiento general del éxodo de Israel desde Egipto y su permanencia en el desierto, su pacto con Dios, su conquista de Canaán, los gobiernos de los jueces y el nacimiento del reino unido de Israel, la época de oro del gran rey David y la división de Israel en dos reinos. Debemos aprender en cuanto a las apostasías de Israel y la lucha que tuvo contra la influencia de las naciones que lo rodeaban, la cual a menudo hacía que se apartara de Dios. Isaías empleó numerosos conceptos y figuras literarias que fueron tomados directamente de esa historia. A menudo es necesario estar familiarizado con la historia de Israel para ver qué es lo que Isaías estaba tratando de expresar. Es imperativo considerar los escritos de Isaías en su propio contexto, pues a menudo habló de las condiciones de su época y del efecto que tendrían sobre el pueblo del Señor (véase Temas suplementarios, sección F).
(E-9) Debemos emplear el Libro de Mormón como referencia
"El Libro de Mormón es la fuente más grande de información acerca del libro de Isaías" (McConkie, "Ten Keys to Understanding Isaías", pág. 81). Los profetas del Libro de Mormón apreciaban mucho los escritos de Isaías y a menudo citaban de los mismos. En el Libro de Mormón encontramos grandes secciones que contienen comentarios inspirados y explicaciones de esos escritos. Los profetas de este libro obtuvieron esta información de las planchas de bronce, que fueron escritas antes del año 600 a. C. Los escritos de Isaías que están registrados en el Libro de Mormón son, por lo tanto, los más antiguos y más exactos de que disponemos y proporcionan comentarios de los profetas que, en algunos casos, tuvieron el mismo escenario histórico y cultural que Isaías. El Señor mismo confirmó la veracidad del Libro de Mormón y, así, la veracidad de los escritos de Isaías que contiene. (Véase D. y C. 17:6.)
(E-10) Debemos estudiar las Escrituras y aprenderlas a conciencia
En el Libro de Mormón se citan y aclaran muchos pasajes de Isaías, y los escritores del Nuevo Testamento también dieron muchas interpretaciones de Isaías. En Doctrina y Convenios se explican algunos pasajes específicos de Isaías (véase D. y C. 113), y muchos otros son citados en un contexto que hace más comprensible su significado.
Cuanto más sabemos de las Escrituras, tanto mejor podemos entender a Isaías. Todos los elementos del plan del evangelio están interrelacionados. Esta constancia del evangelio permite que los escritores de temas del evangelio de todos los tiempos hablen en términos comunes y de las mismas ideas. Es posible emplear Escrituras modernas para entender enseñanzas de las Escrituras más antiguas.
A medida que aprendemos más acerca de las Escrituras, las piezas del rompecabezas comienzan a formar un todo grandioso y bello.
(E-ll) No se aplica
(E-12) Podemos comprender los escritos de Isaías "precepto tras precepto"
El Señor siempre proporciona la vía para que sus hijos puedan cumplir sus mandamientos (véase 1 Nefi 3:7). Cuando dio instrucciones de que estudiáramos las palabras de Isaías, plenamente quiso que quienes siguieran sus instrucciones pudieran entender el mensaje de aquel profeta y sintieran su influencia positiva. Para quienes estén dispuestos a pagar el precio, Isaías puede ser un libro abierto. Su mayor mensaje es para los santos de la actualidad, que viven en una era en la que podemos ver el cumplimiento de las profecías de Isaías. Para todo el que busque, Isaías proporcionará el conocimiento que será de gran valor en sus esfuerzos de perfeccionar su vida y contribuir al establecimiento del reino del Señor. La comprensión llegará, aunque no toda a la vez. Vendrá "precepto por precepto" (véase 2 Nefi 28:30), de acuerdo con los esfuerzos de los que buscan la verdad.