Abril 2001 Sesión del sábado por la mañana Sesión del sábado por la mañana Gordon B. HinckleyLa obra sigue adelante Richard G. ScottPrimero lo más importante Marlin K. Jensen“Humillarte ante tu Dios” Sydney S. ReynoldsUn Dios de milagros Jeffrey R. Holland“Me seréis testigos” Thomas S. MonsonCompasión Sesión del sábado por la tarde Sesión del sábado por la tarde Thomas S. MonsonEl sostenimiento de oficiales de la Iglesia Wesley L. JonesInforme del Departamento de Auditorías de la Iglesia para el año 2000 F. Michael WatsonInforme estadístico, 2000 Boyd K. Packer“El toque de la mano del Maestro” Robert D. HalesMatrimonios misioneros: Una época para servir Darwin B. ChristensonDavid, un futuro misionero Russell M. NelsonLa preparación personal para recibir las bendiciones del templo L. Tom PerryLa edificación de una comunidad de santos Henry B. Eyring“Velad conmigo” Sesión del sacerdocio Sesión del sacerdocio David E. SorensenCon las serpientes de cascabel no se juega John H. GrobergEl poder del sacerdocio James E. Faust“Honraré a los que me honran” Thomas S. MonsonAl rescate Gordon B. HinckleyEl Fondo Perpetuo para la Educación James E. FaustNacer de nuevo Sesión del domingo por la mañana Sesión del domingo por la mañana Neal A. Maxwell“Con esperanza… arar” Keith B. McMullinUna invitación con promesa Carol B. ThomasEl sacrificio: una inversión eterna M. Russell Ballard“Recibiréis su palabra” Gordon B. HinckleyEl milagro de la fe David B. HaightLa gratitud y el servicio Sesión del domingo por la tarde Sesión del domingo por la tarde Joseph B. WirthlinLa ley del ayuno John K. CarmackUnidos en amor y testimonio L. Lionel KendrickCómo mejorar nuestra experiencia en el templo Bruce D. PorterLa edificación del reino Dallin H. OaksEnfoque y prioridades Gordon B. HinckleyHasta la próxima vez Sharon G. LarsenSu guía celestial Reunión General de las Mujeres Jóvenes Reunión General de las Mujeres Jóvenes Carol B. ThomasObtengamos el talento de la espiritualidad Margaret D. NadauldUn Consolador, un Guía, un Testificador Gordon B. Hinckley¿Cómo puedo convertirme en la mujer en quien sueño?